Reducen superficie de siembra para el ciclo OI 2021-2022
Recientemente el Consejo Estatal de Desarrollo Rural Sustentable (CEDSR) se reunió de manera virtual, para presentar la propuesta de siembra para el ciclo otoño-invierno (OI) 2021-2022, ello tomando en cuenta la disponibilidad del agua, los mercados nacionales e internacionales, y los inventarios actuales.
Para este nuevo ciclo que oficialmente comenzó el primero de octubre, el consejo recomendó una siembra de 711 mil 489 hectáreas, es decir una reducción de 45 mil 500 hectáreas o un 6% menos que la planeación anterior, ello considerando la capacidad en los sistemas de presas del estado.
Este año la superficie a sembrar, al igual que el 2020-2021, se vio restringida por los niveles de agua en las presas, que hasta el 25 de septiembre Conagua registraba un 50% de almacenamiento en el subsistema Sinaloa, 11% menos por debajo del promedio histórico de los últimos 25 años.
Como todos los años el principal cultivo será el maíz blanco, pero en esta ocasión también será el más castigado en términos nominales, ya que se le asignó una superficie de 420 mil hectáreas, lo que significa que se dejaran de sembrar 37 mil hectáreas en relación al 2020, lo que equivale a una caída del 8%. Con ello se espera obtener una producción de 4.8 millones de toneladas, considerando un rendimiento promedio de 11.4 toneladas por hectárea.
Parte de este recorte se reasigna al maíz amarillo, el cual proponen que se siembren 10 mil hectáreas, casi 4 veces más que las 2 mil 693 hectáreas sembradas el año pasado, pero hasta la fecha no se ha presentado algún apoyo o u iniciativa de cómo incentivar a los agricultores a cambiar de cultivo.
Sin embargo, esto es necesario, porque pudiera quitar presión al mercado regional, puesto que a nivel nacional somos superavitarios en maíz blanco, al grado de que tiene que ser enviado al consumo pecuario, mientras que en el amarillo somos deficitarios, y se tiene que importar de otros países, principalmente de Estados Unidos.
Otro de los cambios importantes, es el del sorgo al cual se le destinaron 50 mil hectáreas, cuando para 20-21 se le otorgaban apenas 13 mil 765 hectáreas, esto se debe a que es un cultivo con un requerimiento menor de agua, y porque el año pasado se firmó un protocolo sanitario que permite su exportación a China, sin embargo al menos en Sinaloa, no se ha sabido de alguna empresa que lo haya exportado aún.
Al frijol se le asignaron 60 mil hectáreas, 9 mil 644 menos en comparación al año pasado. Otras reducciones fueron el del garbanzo que pasó de 36 mil 150 hectáreas a 34 mil, lo que equivale un 6% menos, al igual que el trigo al que le proponen una superficie de 40 mil hectáreas, es decir 2 mil 765 hectáreas menos que en 20-21.
Las hortalizas presentan un ligero aumento a 50 mil hectáreas de 49 mil 184 y los cultivos perenes se mantienen similar en 31 mil 805 hectáreas. Cabe recalcar que se menciona que no se permitirán dobles cultivos, como en muchas ocasiones se ha dado.
Si bien, como se ha venido señalando este es un buen ejercicio con buenas intenciones, sin embargo, siguen siendo simples recomendaciones, y no se cuenta con herramientas o incentivos que permitan se lleve a cabo al pie de la letra.
Hoy más que nunca es responsabilidad de los agricultores el ser responsables y cuidar el tema del agua, y evitar que al final de las temporada se llegue a los límites de las presas, y que se tenga que depender por completo de la temporada de lluvias, como este año, y que no haya margen para cambios climatológicos como sequías, que pudiera representar un golpe fuerte al campo sinaloense.
Redacción: Miguel Ángel Delgado, Analista Económico de la AARC