REALIDADES / La ayahuasca, ¿bebida medicinal o lúdica?

Ernesto Diezmartínez Guzmán
07 agosto 2020

"La ayahuasca hiperactiva todas las regiones del cerebro donde procesamos y almacenamos la memoria emocional, a menudo descubriendo sedimentos o recuerdos. Esta hiper activación permite que la parte consciente de nuestro cerebro cancele o supere temporalmente estos patrones arraigados, lo que nos permite hacer nuevas conexiones"

Liana Gabriela Terminel Gutiérrez

La ayahuasca es una bebida de origen indígena que tiene sus raíces en América del Sur, el resultado de mezclar dos plantas que se encuentran en la zona del Amazonas. Su difusión explosiva desde hace unos 30 años se debe esencialmente a su apropiación por occidentales y su consumismo comercial.

La ayahuasca tiene características especiales, debido a los alucinógenos o sicodélicos que le dan su singularidad, por lo que antes se evitaba su consumo comercial y se limitaba solamente a su uso religioso/chamánico.

Científicos de la University of British Columbia (UBC), Canadá, dentro de la investigación “Ayahuasca-Assisted Therapy for Addiction” (2013) han indicado que, aunque no hay efectos claros del consumo medicinal de los componentes de la ayahuasca, puede tener como principales usos el control de adicciones y el alivio del estrés postraumático. A continuación, presentaré un análisis de la ayahuasca, sus componentes, el efecto biológico que tiene, cómo estimula al organismo y cómo las personas llegan a usarla como medicina.

¿Qué es la ayahuasca?

Hay quienes consideran a la ayahuasca como una droga, mientras que quienes la consumen creen que es una bebida medicinal.

En sentido estricto, el té de ayahuasca es el resultado de mezclar dos plantas que se encuentran en el área amazónica: la enredadera de ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y un arbusto llamado chacruna (Psychotria viridis), que contiene la dimetiltriptamina alucinógena (DMT). También contiene esta sustancia la chagropanga (Diplopterys cabrerana), con la que también se puede preparar esta bebida.

La mezcla de ambas plantas puede inducir estados alterados de conciencia a la persona que ha tomado la bebida, y sus efectos pueden durar entre cuatro y ocho horas. Las personas generalmente presentan alucinaciones de todo tipo y es por esto que en la selva amazónica se las tragan acompañadas de un guía espiritual o chamán y después de realizar un ritual especial.

La DMT, una sustancia sicodélica o alucinógena que se encuentra en el té que se prepara, está en la naturaleza (de hecho, además de las plantas, también está en algunos mamíferos) y es un neuro-receptor relacionado con la fase REM del sueño. Varios científicos han encontrado que la ayahuasca sobreactiva la neo corteza, el área del cerebro que nos hace humanos.

Este tipo de sustancia sicoactiva actúa sobre la conciencia y activa regiones como la amígdala, que actúa como un archivo de nuestra memoria temprana, especialmente la más traumática o significativa. Además, la ayahuasca también activa la ínsula, que se cree que es el puente entre nuestros impulsos emocionales y nuestras habilidades para tomar decisiones.

Cuando un estímulo ingresa al cerebro, trata de entenderlo basándose en experiencias previas. En la vida temprana, los eventos poderosos o traumáticos crean una huella en el cerebro, como un patrón. Es como un atajo que se activa cada vez que nos enfrentamos a una situación similar. Los eventos repetidos causan que estos patrones neuronales sean reforzados por proteínas circundantes con conexiones hasta que se cicatricen.

La ayahuasca hiperactiva todas las regiones del cerebro donde procesamos y almacenamos la memoria emocional, a menudo descubriendo sedimentos o recuerdos. Esta hiper activación permite que la parte consciente de nuestro cerebro cancele o supere temporalmente estos patrones arraigados, lo que nos permite hacer nuevas conexiones.

En 2015, científicos de la Universidad de Sao Paulo en Brasil publicaron “Brazilian Review of Psychiatry” un pequeño estudio sobre el uso de la ayahuasca para problemas mentales como la depresión y el estrés postraumático. Y en 2016, investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro y el Instituto D'Or de Investigación y Educación (Idor) publicaron un estudio que mostró cómo algunos compuestos de Ayahuasca estimulaban la proliferación de neuronas (neurogénesis) y podían usarse para tratar la depresión y enfermedades cerebrales como el Alzheimer.

Uno de los investigadores afirmó: “Es posible que la ayahuasca y otras drogas psicodélicas serotoninérgicos, como la psilocibina, pueden ser útiles como antidepresivos para subgrupos particulares de pacientes en el futuro”, sin embargo, resultados de ensayos aleatorios, controlados y bien diseñados para determinar la efectividad clínica permanente en la Universidad de Río Grande do Norte, en Natal, Brasil, revelaron que la efectividad del control de depresión y estrés era temporal, ya que el 75% de los pacientes a la semana, volvieron a presentar los mismos síntomas.

 

El uso tradicional... y no tanto

A nivel social, en América del Sur, la ayahuasca es una parte integral de algunas sociedades tribales. En 2008, el gobierno peruano reconoció esta bebida como “uno de los pilares básicos de la identidad de los pueblos amazónicos”. Las tribus de América del Sur, como Santo Daime y União de Vegetal, que actualmente se han expandido por Estados Unidos y Europa, consideran a la ayahuasca como la “planta maestra” o “sabia”, “la puerta al mundo espiritual y sus secretos”.

Las investigaciones que se realizan en la actualidad sobre el uso de ayahuasca se han centrado básicamente en analizar sus beneficios para la salud, ya que es bien sabido que los grupos indígenas tenían un amplio conocimiento empírico de la medicina herbal, pero hoy en día, con todos los avances científicos, es posible determinar los riesgos y beneficios de sustancias como la ayahuasca, así como otras sustancias como la mariguana, que han podido ayudar a los pacientes de Parkinson a llevar una vida mejor.

Oficialmente, las Naciones Unidas han definido claramente la ayahuasca y sus componentes como psicotrópicos de alto riesgo que deben ser regulados por el Estado. Por lo tanto, es importante mejorar localmente los procesos y rituales que se llevan a cabo con la ayahuasca porque se ha desarrollado un nivel significativo de turismo en torno a estos rituales, por lo que miles de vidas están en riesgo.

Actualmente el consumo de la ayahuasca se ha empezado a comercializar, debido a que solo está considerado de alto riesgo por la ONU, sin embargo, no existen normas que regulen su consumo. Por ejemplo, está el caso de una mujer francesa de 43 años que fue hallada sin vida el 8 de agosto de 2011 en un centro turístico-terapéutico después de haber participado en una ceremonia de inspiración chamánica, cuyos adeptos aseguran es favorable a la introspección. El centro “terapéutico” ubicado en Pongo de Caynarachi, cerca de Tarapoto en San Martín, proponía estadías que incluían el consumo de plantas, entre ellas la ayahuasca.

Las contraindicaciones son otro tema constante de estudio por parte de los investigadores del tema, quienes han hecho referencia a que en los rituales del consumo de ayahuasca se han detectado reacciones adversas muy severas como diarrea, vómitos, mareos e intoxicaciones. A largo plazo existen muchas más graves: trastornos psicóticos con ideación suicida, episodios maniáticos, conductas agresivas, detonación más intensa de depresión, y en algunos casos hasta la esquizofrenia. Y, por supuesto, la muerte.

 

Conclusiones

En conclusión, la ayahuasca es un producto de origen ancestral que posee importantes alcaloides que afectan severamente la biología del cuerpo humano. El alucinógeno principal es el DMT que causa sensaciones extrañas que empeoran cuando entran en contacto con las otras plantas que se encuentran en el té.

Cabe señalar que el uso de la ayahuasca va más allá de lo lúdico, ya que, como se mencionó antes, emerge como un ritual serio para diferentes tribus indígenas de Colombia, Perú y Brasil. Tal es la importancia de la ayahuasca y el respeto que se tiene por esta sustancia que incluso ya algunas iglesias de países del sur la adoptan en sus rituales.

Muchos turistas se aventuran a encontrar rituales ancestrales con la ayahuasca, algunos porque realmente aprecian la historia de la bebida, de los chamanes y de su forma de vivir y realizar sus ceremonias. Muchos otros simplemente viajan en busca de nuevas sustancias para drogarse sin ningún tipo de aprecio por la cultura que visitan. Esto también ha sido aprovechado por algunos vivales y estafadores, que realizan rituales falsos en los que terminan drogando a los turistas con sustancias que ni siquiera son naturales o que no son los ingredientes de la ayahuasca.

Era necesario, por un lado, generar políticas públicas en beneficio de la población para no aplastar a las comunidades indígenas, pero tampoco permitir que la ayahuasca y su consumo avancen indiscriminadamente, ya que las organizaciones internacionales, incluida la ONU, han reconocido los peligros de su contenido psicotrópico. Esa bebida no es un juego y está en duda que sea una medicina. Como en muchos tantos productos naturales, su consumo tiene que estar marcado por la responsabilidad.

 

Responsable

Ernesto Diez Martínez Guzmán

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