Pedro utiliza su boca para crear obras de arte que acompañan sus días
Actualmente, Pedro vive en una residencia de adultos mayores en Culiacán a causa de una enfermedad que cobró las movilidad de sus extremidades hace 15 años
CULIACÁN._ En un lugar donde cada día se parece al anterior, y que promete lo mismo hasta el último día, las pinceladas sobre los lienzos hacen que las horas parezcan más cortas.
O eso es lo que siente Pedro, un hombre de 62 años qué pasa sus días postrado en una silla y pintando con la boca, pues perdió la movilidad de sus extremidades tiempo atrás.
“Se me va el tiempo luego y me gusta más, porque del otro modo se me va lento el día; pintando no, se me va luego”, manifestó Pedro.
Un total de seis cuadros cuelgan de una pared del Centro Gerontológico Integral San José, que avivan la sala con el retrato de la Virgen de Guadalupe, su propia versión de pinturas famosas como ‘Vendedora de flores’ de Diego Rivera y ‘Los Girasoles’ de Van Gogh.
El hombre, originario de Navolato, reside en la casa de ancianos, en Culiacán, desde hace 8 años gracias a una enfermedad que le impide valerse por sí mismo.
Todo inició hace 15 años, cuando contrajo una enfermedad, cuyo nombre no recuerda, que no pudo tratar en algún centro médico debido a la pobreza, por lo que poco a poco fue perdiendo la movilidad de sus extremidades.
“No me atendí nada, me quedé así, porque no había dinero para ir, no tenía seguro ni nada”, explicó.
Durante siete años, Pedro Plata fue cuidado por su padre, con quien compartía hogar en Navolato.
Cuando cumplió la edad de 54, le ofrecieron asilo en la casa hogar para brindarle los cuidados necesarios en atención a su padecimiento.
La idea no le encantó en un principio, pero con después de analizarlo, aceptó y se llevó a su padre consigo.
“Fueron por mí, me dijeron que si quería venir para acá, dije ‘vamos a ver’. Fueron otro día y dije que sí quería venir, me vine yo solo y después mi papá se quedó aquí porque le dije que se quedara, que no anduviera solo allá”, recordó Pedro.
Dentro de su nuevo domicilio y con una agenda de rutina, los días se pasaban lentos para Pedro, quien se limitaba a ver la tele y escuchar música con la bocina que carga en su regazo.
Esto cambió hace cinco años, cuando la maestra Priscila entró al centro para dar clases de pintura, actividad que le fascinó.
“Me gustó, le puse ganas y para adelante. Ya he hecho muchos cuadros, también tengo muchos allá en la oficina”, mencionó.
Debido a sus posibilidades, el hombre tuvo que adaptarse, manipulando el pincel con la boca para crear obras de arte precisas y llamativas.
“A mí me gusta pintar de todo, porque no tengo otra acción más qué hacer mas que pintar”.
Agregó que no todos los días tiene la oportunidad de pintar, siento estos más pesados que otros, pues espera a que pronto lo pueda hacer.
“Me pongo a pintar cuando hay chanza y cuando no ahí estoy, esperando, nomas estar mirando u oyendo música”.