Nadia encontró en las artesanías y el legado de su familia una manera de vivir
La joven de 19 años promueve una parte de su natal Querétaro para solventar los gastos de su familia y compartir su cultura en las calles de Culiacán
CULIACÁN._ Una tras otra, Nadia acomodaba las pulseras de múltiples colores y diseños, mientras las plumas de los atrapasueños que colgaban sobre su cabeza danzaban en el aire al compás del viento.
La pared de su negocio lucía rosarios hechos a mano, collares de cuentas y otros que portaban una gran variedad de cuarzos; piedras preciosas que poseen energías de protección, curación o abundancia, según afirman los creyentes.
A sus 19 años, Nadia Ivonne Álvarez Mariana llena de color la banqueta de la calle General Juan Carrasco con su puesto de artesanías inspiradas en su natal Querétaro.
En la esquina con la calle General Ángel Flores, la joven ordenaba la mercancía que elabora su familia desde que ella tiene memoria, habilidad que ha permanecido en su árbol genealógico por generaciones.
“Llevamos mucho tiempo haciendo esto, yo creo que mis papás nos enseñaron a hacer esto desde hace mucho tiempo, ellos ya sabían”, explicó mientras colocaba brazaletes con diseños florales en la mesa de su negocio.
Su mirada transmitía una sensación de melancolía al mismo tiempo que sus recuerdos viajaban siete años atrás, cuando tuvo que dejar su hogar en el centro del País para empezar una nueva vida en Culiacán.
Nadia enfrentó diversos retos al arribar a la capital sinaloense, ya que no solo fue difícil adaptarse a una ciudad diferente con mayor población a la que estaba acostumbrada, pues también tuvo que continuar sus estudios a la vez que ayudaba en el negocio familiar con solo 13 años de edad.
“Fue complicado porque en Querétaro no hay mucha población y aquí sí, sí fue difícil como adaptarme a estar aquí pero con el tiempo uno se acostumbra”, recordó.
En compañía de sus tíos y primos, Nadia elabora artesanías que contienen la esencia de su lugar de origen, como muñecas Lele, mochilas, juguetes de madera, atrapasueños, al igual que pulseras, collares y aretes de distintos estilos.
Aun con la memoria presente de su antiguo hogar, contó que su trabajo revive los recuerdos de su estancia en Querétaro, pero, al ser la fuente de ingresos de su familia, también llega a ser demandante.
“Más que nada es parte del trabajo, de aquí sacamos lo que comemos, entonces aquí hay que trabajar diario”, dijo.
Aquellos que transitan por el Centro Histórico de la ciudad pueden encontrar a Nadia en el lugar desde las 09:00 hasta las 19:00 horas, por lo menos seis días a la semana, soportando altas temperaturas y largas jornadas laborales.
“Hay que echarle ganas porque no es fácil, pero si no trabajamos ¿de dónde sacamos para comer?”, manifestó.