La mitad de los cultivos de EU son transgénicos
De acuerdo con un reporte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la adopción por parte de los agricultores de variedades de cultivos genéticamente modificados se está extendiendo más allá del conocido dominio de los principales cultivos de maíz, soya y algodón.
Cuando se cuentan los cultivos transgénicos menos conocidos, como la canola, las papas y las manzanas, alrededor del 55 por ciento de las tierras de cultivo de Estados Unidos están plantadas con variedades transgénicas, según el informe del Servicio de Investigación Económica (ERS del USDA).
Las plantaciones de maíz, soya y algodón fueron rápidamente dominadas por cultivos transgénicos, seguidos por la rápida conversión de las plantaciones de canola y remolacha azucarera a semillas transgénicas, según el informe de la ERS. “Están empezando a extenderse en la alfalfa y se han plantado a pequeña escala comercial en papa, papaya, calabaza y manzana”. Los rasgos más comunes de los transgénicos son la tolerancia a los herbicidas y la resistencia a los insectos.
Por el contrario, la ERS dijo: “El trigo, el arroz, la cebada, la avena, el sorgo, el cacahuate, el girasol, el lino, los frijoles, la caña de azúcar, las papas, las verduras, las frutas y las nueces se cultivan principalmente utilizando material de siembra convencional o no transgénico”.
Un puñado de empresas dominan las ventas de semillas transgénicas, afirmó la ERS. El desarrollo de estas variedades contó con la ayuda de legislación y sentencias judiciales que permitieron a las empresas patentar su tecnología. “Antes de 1970, la mayor parte del mejoramiento de cultivos (con la importante excepción del maíz híbrido) se realizaba en el sector público. Las empresas privadas de semillas se dedicaban principalmente a la multiplicación y distribución de semillas básicas proporcionadas por instituciones públicas”, dijo.
En 2018-20, las dos principales compañías productoras de semilla representaron el 72 por ciento de las hectáreas plantadas de maíz y el 66 por ciento de las plantadas de soya en EU. La creciente concentración reflejó una consolidación de la producción en menos empresas, pero más grandes, impulsada por innovaciones tecnológicas, cambios en la demanda del mercado y cadenas de suministro rediseñadas. Donde las fusiones entre competidores desempeñaron un papel importante en el aumento de la concentración en el sector de las semillas.
Las oportunidades para comercializar innovaciones en biotecnología agrícola y una mayor protección de los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas y las innovaciones biotecnológicas agrícolas relacionadas fueron los principales impulsores del desarrollo de las semilleras. La consolidación del sector fue acompañada por una mayor inversión privada en investigación y desarrollo (I+D) en agricultura de cultivos, rápida difusión de variedades mejoradas de cultivos entre los agricultores y mayor productividad agrícola. Los vínculos científicos y comerciales entre las semillas y los productos químicos agrícolas fueron seguidos por una serie de fusiones.
Esta consolidación también tuvo efectos no deseables, porque entre 1990 y 2020, los precios pagados por los agricultores por las semillas de cultivos aumentaron en un promedio del 270 por ciento, mientras que los precios de las semillas de cultivos cultivados predominantemente con rasgos genéticamente modificados (GM) aumentaron un 463 por ciento, sustancialmente más que los precios de producción de las materias primas. Los aumentos en los precios de las semillas se reflejaron en gran medida la mayor productividad de las variedades de cultivos mejoradas y proporcionó un retorno de las inversiones en I+D por compañías de semillas.
Según el informe Hectareaje del USDA, este año se plantaron variedades biotecnológicas en el 93 por ciento de las hectáreas de maíz, el 97 por ciento de las de soya y el 95 por ciento de las de algodón. No todos los rasgos de estos cultivos necesariamente son positivos, porque pueden incidir en un mayor uso de agroquímicos. Esto son algunos de los argumentos que se han usado por las autoridades en México para que estén prohibidos estos avances tecnológicos. Sin embargo, las variedades que son resistentes a las sequías, serían muy valiosas en un contexto de menores lluvias y escasa agua almacenada en las presas, por lo que debemos de explorar aquellas tecnologías que presentan características que podrían ser benéficas en el contexto particular de nuestra agricultura, no prohibir todos los avances biotecnológicos disponibles o porque no, avanzar en una agenda de desarrollo de biotecnologías adecuados para las necesidades de nuestro país.
Fuente: https://www.ers.usda.gov/webdocs/publications/106795/eib-256.pdf?v=3389.5