La cirugía que marcó la vida del doctor Joel Valdez

Claudia Beltrán
21 junio 2017

"A sus 28 años, el médico recibió a un paciente herido con arma blanca que le penetró el corazón. El paciente de 45 años murió 4 minutos, pero el doctor le regresó la vida... no lo dejó ir"

Desde los tres años de edad, Joel Valdez Jiménez quiso ser doctor para ayudar a su madre que sufría convulsiones.

Dejó Mocorito, su tierra natal, y se trasladó a Culiacán, donde en sus tiempos de estudiante recibió un premio por ser el mejor dibujante.

En ese entonces tenía 11 años de edad. Por ese premio en dibujo lo quisieron becar enviándolo a México a una academia con miras a ser pintor.

La respuesta fue tajante: ¡no!. En su mente no estaba ser pintor, sino médico, recordó Valdez Jiménez, quien el jueves próximo por la tarde será galardonado con el Reconocimiento a la Trayectoria Profesional 2016 que entrega la Asociación de Colegios de Profesionistas de Sinaloa.

El sufrimiento de su madre le marcó el camino a la medicina. Fue así que estudió esa carrera profesional.

En Culiacán hizo la especialidad de Cirugía General en el Hospital Civil.

Como residente, hace 30 años, vivió una cirugía que le marcó su vida.

Hace tres décadas su nombre apareció en los periódicos. Fue entrevistado por los periodistas Alejandro Sicairos y Carmen Aída Guerra.

A sus 28 años de edad, como residente buscando su especialidad en Cirugía General llegó al área de Urgencias del hospital un paciente herido con arma blanca que le penetró el corazón.

El paciente de 45 años de edad muere en Urgencias del hospital.

Valdez Jiménez se aferra a él, no lo deja ir. Sin vida lo pasa rápidamente al quirófano y le da instrucciones al anestesiólogo. El tiempo era vital.

El médico anestesiólogo le advierte: "oyes, está muerto, qué vas a hacer".

"Tú nomás ponle el tubo de la anestesia, suminístrale oxígeno, lo voy a abrir", le respondió Valdez Jiménez. El anestesiólogo obedeció. Confió en lo que su compañero haría.

El anestesiólogo le puso oxígeno. Valdez Jiménez abrió al paciente que estaba muerto. Con el cuerpo abierto, agarró el corazón en sus manos y empezó a manosear el órgano.

En el onceavo masaje el corazón apagado del paciente herido con arma blanca empezó a latir. La alegría llegó al rostro de Valdez Jiménez. Después se fue al hígado que también estaba lastimado.

Tres horas después, el paciente que entró a quirófano muerto, salió vivo.

Estuvo muerto por cuatro minutos. Después de seis minutos, hubiera registrado muerte cerebral.

La cirugía terminó como a las 23:00 horas. Para las 06:00 horas del día siguiente platicaron con él, como si nada hubiese pasado. Esa hazaña la realizó en un hospital que no tenía los recursos. El trabajo se realizó con material que no era el ideal, era material de costura.

Gracias a esa cirugía el Hospital Civil aumentó en un 300 por ciento su capacidad de atención. Se llenaban los quirófanos, las salas de consulta.

El doctor Armienta Canizales, director del hospital en ese entonces, reconoció que gracias a esa cirugía de corazón, el hospital tenía otra demanda.

Regresó la vida al paciente cuando era residente de la especialidad, no había terminado Cirugía General.

"A raíz de esa cirugía que me marcó la vida", dijo.

Cuando estaba en segundo año de la especialidad de Cirugía, el hospital lo mandó a un curso a la Ciudad de México. Hacían prácticas en animales.

Todas las cirugías que hacían en el humano, previamente la trabajaban en los perros. En ese curso, una de las prácticas era pegarle con el bisturí al corazón del animal.

El objetivo era abrirlo rápidamente, cerrarlo y salvarlo. Si el perro moría el médico reprobaba el curso de tres meses con especialistas de todo el país. El de él se salvó.

"La práctica que hice en el perro hizo que yo le salvara la vida a ese paciente", señaló.

Años después ese paciente murió de desnutrición. Provenía de una familia humilde, recordó.

Después de esa experiencia se fue a hacer otra especialidad: Cirugía de Tórax a la Ciudad de México.

"Quise hacer la cirugía de tórax por la relación de ese paciente", narró.

Para hacer la especialidad de Cirugía de Tórax, se lleva a su familia a la Ciudad de México. Esposa y tres hijos pequeños estuvieron con él, sufriendo, viviendo con una beca.

Además de la Cirugía de Tórax, se trajo una especialidad más: de Neumología. Por traerse dos especialidades en dos años, obtuvo Mención Honorífica.

Se convirtió en el primer médico en la historia del hospital del ISSSTE a nivel nacional que va por una especialidad en dos años y se trae dos especialidades, aseguró.

Después trabajó en el Hospital Civil durante más de 25 años. Donde todavía le llaman para hacer operaciones gratis cuando es familiar de un médico, enfermera o compañero administrativo. En el ISSSTE laboró durante 28 años.

Destaca que casi no se hacen cirugías de tórax.

El jueves, cuando le entreguen el reconocimiento, estará acompañado de diez pacientes que ha operado. Casos muy difíciles, con 16 horas en quirófano. En ellos están accidentados y baleados.

El sábado le comunicaron que sería reconocido por su trayectoria profesional. Las lágrimas se le vinieron. Destaca ser muy sensible cuando le tocan la parte humana.

"Pero en quirófano yo soy un Hitler, en quirófano no me conocen, mi esposa a veces me ayuda a operar, soy muy estricto, en quirófano soy otro, no me tiembla la mano, soy muy seguro en lo que hago", señala.

Le gusta hacer su trabajo lo mejor posible, cuidando los valores, fomentándolos a sus hijos, esposa, nietos.

El valor de la humildad, la responsabilidad, la ética, son parte de los valores que promueve.

Es un reconocimiento que no se esperaba.

Lamentó la situación de violencia que afecta también a su sector, donde todos están expuestos.

"Estamos viendo una sociedad enferma, todos sabemos por qué la narcopolítica está arraigada en nuestro medio", dijo.

Los pacientes al momento de ser atendidos los amenazan. Si en un procedimiento quirúrgico le pasa algo al familiar, existe el riesgo de que les hagan algo.

La profesión de medicina es de alto riesgo, siendo la última víctima Miguel Ángel Camacho Zamudio, director de la clínica del ISSSTE en Mazatlán.

"Muchos médicos que han sufrido por desgracia este tipo de problemas que realmente no se vale, nosotros estamos para ayudar a la gente, para eso estamos, no estamos para hacerles daño, nosotros quisiéramos ayudar a todo lo que se pueda, sin embargo, ellos no lo ven así, ellos creen que uno no es humano, puede tener uno un error, pero no porque uno lo quiera", menciona.

Valdez Jiménez puntualizó que en su vida como médico ha operado a miles.

"Cientos que han estado al borde de la muerte, a muchos los hemos rescatado, así como ese paciente de masaje al corazón abierto", manifestó.

Comentó que esa cirugía que realizó regresándole la vida al paciente hace 30 años es el único caso registrado en todo el noroeste del país.

"Ese paciente vendía jícamas en la calle en una carreta, y cuando le sucedió, eso fue a las 6 ó 7 de la tarde, lo llevaron rápidamente en la ambulancia al hospital y rápidamente lo atendimos", recordó.

Su función como médico es salvar la vida y hacer hasta lo imposible para lograrlo, manifestó el médico de 59 años.