Evangelización, Educación y Cultura
"La familia y el futuro de la humanidad"
"La defensa de la familia no es solo cuestión de fe, sino cuestión de justicia", con estas palabras el Papa Benedicto XVI dio su saludo a los representantes, asistentes al Foro de Asociaciones Familiares, haciendo hincapié en que el futuro de la humanidad está en la familia.
En su saludo a los congresistas, el Papa recordó la encíclica Humanae Vitae y la carta de los derechos de la familia, publicada hace 25 años por la Santa Sede, como documentos importantes en la búsqueda de concientizar a los gobiernos y a la opinión pública, sobre el papel central e insustituible de la familia en el desarrollo de nuestra sociedad.
Al hablar de las dificultades del núcleo familiar, el Papa señaló la existencia de muchas familias en condiciones de "preocupante precariedad", interpelando a los responsables de la administración pública, de las comunidades eclesiales y de los organismos educativos, a un compromiso, cada vez más urgente, de aunar fuerzas para sostener a las familias, desde el punto de vista económico, jurídico y espiritual.
El Papa Juan Pablo II, ya advertía que la bondad de nuestras obras tiene "una dimensión exterior", en una relación con normas muy objetivas como no robar, no atentar contra los demás, sin embargo este hecho de conducta, dirigido hacia el exterior, en nada modifica el otro hecho, de que la moral es un acto de conciencia, que exige interioridad en el hombre: "No daña lo que entra en el hombre, sino lo que sale de él".
Ángela Marulanda, en su libro "Creciendo con nuestros hijos", afirma que para ser padres es necesario una buena dosis de amor, paciencia, ecuanimidad, comprensión flexibilidad, entre otros atributos. Por ello, el formar seres humanos con reales virtudes y capacidades humanas exige una actitud de auténtica valentía.
Fácil es tomar el camino simplista de pasar por alto los principios que son vitales. Atender a los hijos de manera adecuada, de acuerdo a cada etapa de la vida, de ninguna manera equivale a ser condescendientes, tratando de resolverles las responsabilidades que ellos deben afrontar.
Invita el Papa considerar a la familia como una pequeña Iglesia doméstica, lugar de comunión y fundamento de la sociedad, llamada a revelar al mundo el amor de Dios, el cual debe ser el impulso para ayudar a las familias a ser un signo visible de ésta verdad.
El Santo Padre concluyó: "no son principios derivados de una confesión de fe, sino una aplicación de la justicia, que respeta todos los derechos del ser humano: Esta es la misión de las familias cristianas.