Ernesto, otro zurdo que aprendió a adaptarse desde pequeño
Ernesto Romo invita a las autoridades a ponerle atención e incluir al grupo minoritario en el ámbito estudiantil, laboral y comercial
Al igual que su madre y hermano, Ernesto aprendió a vivir en un mundo diestro, formando parte del 10 al 15 por ciento de zurdos a nivel mundial.
Por cuestión de hábitos o genética, Ernesto Alejandro Romo Hueso realiza sus actividades diarias predominantemente con la parte izquierda de su cuerpo.
Como parte de una minoría con poca visibilidad, tanto Ernesto como los otros miembros de su familia, tuvo que adaptar su manera de estudiar, trabajar y actuar para encajar en una sociedad con amplías brechas entre los dos tipos de personas.
“Mi mamá es zurda, pero le hicieron derecha, esas son de las historias de terror del pasado, la gente las hacían derechas a put***s y pues a que agarre el rollo con la derecha. Como que antes estaba mal visto que escribieran con la izquierda, entonces escribían con la derecha”, contó Ernesto.
A pesar de que no experimentó abusos ni maltratos para acoplarse a una sociedad diestra, como fue el caso de su madre, reconoció las múltiples desigualdades entre zurdos y diestros que ha vivido durante 22 años.
Al ingresar a segundo grado de la escuela primaria, Ernesto se enfrentó cara a cara con la poca o nula capacitación de los docentes para enseñar de manera igualitaria a los estudiantes con mayor habilidad para manejar sus extremidades izquierdas.
Entre los pupitres con el tablero inclinado a la derecha, útiles escolares que parecían más difíciles de usar que para el resto de compañeros, se percató que los profesores enseñaban a escribir, colorear, recortar y trabajar a su manera, principalmente con la mano derecha.
“Toda la escuela en general siempre usé lápiz, porque se usaba pluma manchaba mucho las hojas, y con lápiz también terminaba todo plateado en la mano, pero igual era menos cochino que usar pluma”, comentó respecto al entonces en que buscaba maneras para adaptarse a su situación académica.
“Ni siquiera hay una manera en que a los zurdos se les explique cómo escribir sin mancharse, porque hay zurdos que sí saben escribir sin marchar, pero es una técnica que ellos mismos desarrollan”.
Ernesto estudió en una escuela privada, donde le proporcionaron un pupitre para zocatos a fin de brindarle las condiciones necesarias para desenvolverse al igual que sus demás compañeros.
“Llega un punto donde no importa si tienes un pupitre de zurdo o derecho porque pues ya te adaptas a tener tu brazo volando”, dijo.
“Creo que, eventualmente, como uno ya sabe que el mundo de diestro como que al momento se te puede dificultar pero, cuando menos te das cuenta, ya lo llevaste a cabo a tu manera siendo zurdo”.
Hay quienes comparten la creencia de que las personas con mayor dominio de su oído, ojo, mano y pie izquierdo son más inteligentes, pues presuntamente activan más el hemisferio derecho del cerebro, el cual se encarga de la creatividad.
En busca de saciar ese lado artístico característico de los zurdos, Ernesto tomó clases de guitarra acústica, lo cual también fue un reto que aprendió a afrontar para al final, desertar.
“Lo hice como pude con las cuerdas, pues al revés para mí, porque debería tenerlas en otro orden porque soy zurdo, pero pues la guitarra era para derecho, entonces aprendí a tocarla como derecho, pero sí se me dificultó. Si tenía la motivación de hacerlo, era más complicado, tenía que echarle más ganas”, explicó.
Al llegar a la adultez, Ernesto tomó el carro de sus papás para aprender a manejar y trasladarse por su cuenta.
El proceso también fue complicado, principalmente en cuanto a cambiar velocidades con la mano derecha en vehículos de transmisión estándar.
“Me fue bien, pero es como todo, pues sí, estás un poco más torpe. Siento que si fuera mi mano predominante la derecha, pues fuera muchísimo más sencillo, o me voy a Japón y ya estoy del otro lado”, comentó Ernesto entre risas.
“Por eso se me ha dificultado más el aventarme a usar estándar”.
Ahora que se dedica al ámbito de la construcción, opinó que la falta de inclusión en herramientas y equipo para trabajos de mano de obra puede poner en riesgo la integridad de los zocatos.
“Igual las herramientas de trabajo pesado, que la mayoría están hechas para los derechos y a veces uno se tiene que adaptar, pero en este tipo de casos yo digo que hasta podría ser peligroso para una persona zurda, porque muchas de las cosas que son de protección son para derechos”, señaló Ernesto.
Pese a sus vivencias, Ernesto sostuvo que es más fácil que los zurdos, al ser un grupo minoritario, se adapten al mundo dominado por diestros antes que las autoridades educativas, gubernamentales y comerciantes brinden condiciones igualitarias.
“Estaría bien que hubiera más accesibilidad hacia ciertos productos, pero sí la veo muy cabr**, porque en general el mercado se va rigiendo a la demanda y somos muy pocos, entonces ahí sale mejor uno adaptándose que buscar productos de esa manera, porque al menos que te los pongan enfrente, sabes que existe”, valoró.
A su vez, destacó la importancia de visibilizar a quienes forman parte del poco más del 10 por ciento de la población.
“Recordar también que existe la gente zurda y que sí tiraría mucho paro, sobre todo en ámbito escolares, ciertas cosas como los pupitres que no fueron mesabancos, que fueran que fueran mesas. Tira paro para los pocos, pero que existen zurdos y hacen el día a día más llevadero y no complica tanto”.
Empezando por el sector académico, exhortó a la Secretaría de Educación Pública a poner especial atención en ese grupo estudiantil y hacer la diferencia al instruir a las escuelas a brindar condiciones equitativas para todos los alumnos.
“Son detalles, pero que realmente el día a día ya sumándolos para decir ‘ya no tengo que vivir con eso’, como te decía, yo tenía que vivir con toda la mano izquierda manchada de lápiz”, expresó Ernesto.
Así como capacitar a los profesores para enseñar a los niños zurdos a trabajar con su mano izquierda.
“No hubo quién me enseñara, sino uno se adapta a lo que va viendo, porque la posición de cómo agarras las cosas son diferentes, igual para todo, pluma, lápices, pinceles, muchas cosas, en cuanto a la técnica no es mucho de donde agarrarse, si quieres aprender le tienes que buscar”.
“Debería ser un poco más accesible esa información”, finalizó.