Eleguá y la Santa Muerte, entre los ritos que ganan terreno en Sinaloa
En un recorrido por el mercado de Las Flores en Culiacán, es notoria la oferta que existe para los practicantes de la espiritualidad y la santería, que se ha convertido en una alternativa para quienes buscan una respuesta espiritual a sus vidas
El culto a los santos y las creencias en Culiacán son actividades cotidianas que transcurren en un pequeño puesto del mercado de Las Flores en el centro de la ciudad, donde un guía espiritual lee las cartas a los allegados que desean protección, limpias y rituales para rendir su dinero.
Un incremento en envidia en los ciudadanos es lo que reporta Ángel Vásquez Sánchez, guía espiritual, que puede constatar por el número de personas que asisten y se quejan de ese mal.
“Vienen muchas personas, últimamente ha habido un incremento en lo que es envidia, salaciones, gente que la verdad no te quiere ver bien y no tanto por lo que tengas, sino por lo que eres. A veces tienes buena vibra, tienes buena aura, tienes buena actitud y eso a la gente le molesta mucho”, dice.
“Muchas veces la gente viene por trabajos de limpias, porque no les rinde el dinero, no les rinde el trabajo, muchas veces tienen un negocio y a como agarran el peso se les va. Nosotros lo que hacemos es darles cosas preparadas para que ellos las hagan en casa, así ellos saben cómo protegerse el día de mañana y ya saben cómo curarse”, dijo.
Vásquez Sánchez mantiene una religión “libre” que le permite ser intermediario con todos los que deseen hacerse trabajos espirituales, sin embargo, menciona que las personas que lo visitan creen mucho en la Santa Muerte.
“Mucha gente cree en la Santa Muerte, yo aquí vendo mucho lo que es la Santa Muerte, es mi fuerte la Santa Muerte aquí, pero también hay otra religión que se llama Santería, pero eso ya es punto y aparte”, señaló.
El culto a la Santa Muerte en Sinaloa es un icono resguardado por personas relacionadas al crimen organizado, según se ha visto en operativos y decomisos.
Además la figura suele verse en capillas con esta efigie para dejarles cualquier tipo de ofrenda o para hacerles peticiones de cualquier índole.
La Santería, por su parte, siendo una religión afrocubana, ha adquirido relevancia social entre la gente de Culiacán a raíz de la popularización de los corridos que se escuchan.
“La Santería es una religión africana, esa religión es africana, esa religión se formó hace muchos años cuando los españoles llegaron a África y los agarraron como esclavos entonces se los llevaron para España, se los volvieron a llevar a Cuba y en Cuba los africanos inculcaron esa religión. Es religión viene siendo afrocubana más o menos y en esa religión están los 7 guerreros que son Eleguá, Shago, .. y todos ellos”, explica.
El Eleguá, deidad a la que hacen referencia las letras de los corridos, ha sido predilecto para que jóvenes de Sinaloa se adentren a rendirle culto, indica Vásquez Sánchez.
Este santo o guerrero se presenta como el dueño de los caminos y quien es capaz de brindar alegrías.“Ahorita se inculcó esa moda, yo creo que por los corridos, por la gente grande que empezó a meterse en ese movimiento y a la gente que viene siendo la plebada empezó a verlo”, mencionó el guía.
Adentrarse en la Santería, explica, es costoso debido al número de ceremonias y artefactos que te entregan para que “corones santo”, como le llaman a su ángel de la guarda.
“Para que tú te metas en esa religión te cobran alrededor de 15 a 20 mil pesos porque son ceremonias lo que te hacen, la mano de orula viene siendo una pulsera, entonces son ceremonias que te hacen donde te entregan un santo, te entregan los collares y todo eso”, dijo.
A pesar de que tanto la Santa Muerte como El Eleguá sean preferidos por los creyentes, rendir culto a ambos no es posible, porque, según el guía espiritual, la Santería no acepta más adeptos y excluye a cualquier otro santo.
“Se ha vuelto muy popular El Eleguá pero eso es una religión muy, como te diré, muy cerrada. Es una religión donde no entra ni la Santa Muerte, no entra el Santo Niño de Atocha, son los siete guerreros y hasta ahí”, indica.
El pequeño puesto espiritista del mercado se rodea de otros más cuyas mesas y vitrinas están repletas de incienso, velas, efigies de diversos santos, jabones, collares, mientras que estos comercios se replican en muchas otras zonas de la ciudad.