El ‘ahí vienen’ que no ha llegado, familiares de pescadores desaparecidos esperan su regreso

José Abraham Sanz
14 abril 2021

Narran lo que han tenido que pasar desde que su seres queridos no han regresado

DAUTILLOS._ El cuadro es casi el mismo desde hace días: no hay hambre, no hay ganas de dormir. Los celulares no dejan de timbrar y la casa de María Isabel, la mamá de Miguel Ángel, es el punto de reunión del que todos esperan salir con buenas noticias. Lo mismo ocurre cada que se acerca un vehículo que no es de algún habitante del pueblo pesquero o cuando alguien ha recibido una llamada de las autoridades.

La hija de Miguel Ángel interrumpe la atención de todos, habla de su papá. Lo espera para que le ponga videos de un personaje infantil.

“Sí, ahorita que venga tu papá te va a poner Pocoyó”, le dice la abuela.

Los familiares de los cuatro pescadores recibieron la mañana de este miércoles al Presidente Municipal de Navolato, Eleazar Zazueta Camargo, y una parte de su cuerpo de regidores.

María Isabel se desmorona ante los llamados de su nieta a su hijo.

Yusmey, la esposa de José Francisco, aprieta su pecho y apenas deja escapar un chillido de dolor agudo mantenido y su suegra, doña Rosa, colapsa, comienza a patalear al mismo tiempo que llora y grita: “yo quiero a mis hijos, yo quiero mucho a mis hijos. Dios mío, ayúdame, ya no puedo. Yo quiero ver a mis niños ya”.

Esthela, la tía de Sinhué, se abraza con una sobrina y otros familiares para darse fuerza de ahogar el llanto.

Un par de minutos después, el sentimiento baja de revoluciones hasta los sollozos. Alguien ha pedido tomarse de las manos para hacer oración y eso parece aliviar el dolor por un momento.

Desde el pasado 7 de abril, Miguel Ángel Santiago, de 32 años; Sinhué Guadalupe de 23 años, y los hermanos José Francisco, también de 23, y Jesús Daniel, de 17 años, salieron a altamar para pescar tiburón, pero no regresaron.

Han tenido apoyo

A unos metros del porche en donde están sentados, todos formando una rueda, hay un cobertor guinda y una sudadera morada colgadas en una portería metálica. Eso lo hallaron envueltos en una bolsa negra, flotando, a 60 kilómetros mar adentro a la altura de Yameto, cerca de Dautillos, y según los propios familiares, pertenece a Jesús Daniel, el más pequeño de los tripulantes.

“Nadie se lo ha querido llevar, todos estamos esperando que lleguen ellos mismos por esas cosas”, dice María Isabel.

Luego de las oraciones, la tranquilidad se establece momentáneamente. Hablan de las acciones que se han realizado, por parte de los propios pescadores, las más destacadas, y por parte de las autoridades.

“El dinero para la búsqueda, ha sido muy bueno”, dice una tía de los hermanos José Francisco y Jesús Daniel.

“Los recibidores”, señala María Isabel, en referencia a los trabajadores de la cooperativa que reciben los productos del mar a los pescadores, “llegan con una, con dos, con tres (tambulacas de combustible), pero ya nos han echado la mano”.

“Por búsqueda no ha quedado, porque todos los días se ha salido... buscamos la manera de cómo solventar las gasolinas, pedir aquí, pedir allá, pedirla fiada, el día de mañana veremos cómo se paga, pero por búsqueda no ha quedado, de aquí del campo (Dautillos) los pescadores todos se han unido con mi esposo, porque pues el que más: a donde tú digas, a donde tú creas, a donde tu corazón mande...”.

María Isabel es esposa de Daniel, el Propelas, un pescador experimentado que no ha dejado de buscar a Miguel Ángel y al resto de los muchachos.

“...Y ya me di cuenta ayer, con toda la gente que estuvo aportando de una tambulaca (bidón con gasolina), de otra, aquí, a mi esposo, ‘amigo, hermano, yo te traigo una tambulaca para que tú salgas’ y así toda la gente se unió, gente de otros lados, ‘hermano, aquí está otra tambulaca’, gasolinas, aguas, ayer unos amigos me dicen ‘recolecté de todos los vecinos agua, aquí hay agua, aquí hay Powerade’”, explica.

“Una muchacha recolectó dinero aquí, hicimos sandwiches, tortas, hicimos taquitos, aguas, salimos a las pangas y repartimos a toda la gente que va, porque ellos van con el amor de encontrarlos y uno lo que quiere es irse con ellos a buscar”, manifestó.

La noticia más destacada de este miércoles es que una avioneta regresó con el reporte de avistamiento de un punto en algún lugar a 60 kilómetros mar adentro de playa Ponce, en el municipio de Eldorado, cerca de Culiacán.

“Dicen que dieron varias vueltas, dicen que ellos alcanzan a distinguir un bulto, abajo, y pues ahorita todos están enfocados hacia allá... esperemos en Dios que sean ellos y que estén bien, eso es lo que queremos, con mucha fe... ay no, que regresen con bien, que estén con bien”, expresa María Isabel.

Llega la angustia

La angustia de las familias comenzó cuando el “Propelas” escuchó que su hijo y los muchachos ya venían de regreso. Les dijeron que venían bien cargados de tiburón.

Miguel Ángel y los chicos se fueron a las dos de la tarde, y por lo regular, quien sale a mar adentro a pescar tiburón, regresa entre 10 y 11 de la noche.

Daniel fue dos a veces a ver si divisaba a Miguel esa noche; luego regresó al otro día y después de las tres y media le dijeron: “loco, ahí vienen las pangas bien cargadas de tiburón”.

Entonces él se quedó tranquilo y se fue a trabajar, pero llegó al otro día, también a las tres y media de la tarde, se da cuenta que su hijo no regresó.

“Supuestamente ya lo traía la fragata”, recuerda María Isabel.

“Los traían en Altata, que ya los habían rescatado. Entonces hablamos, hay que ir a rescatarlos a Altata, pero nos dijeron que no, que los iban a traer aquí a Dautillos; llegamos nosotros allá, y dicen ‘no, nosotros no los trajimos’, dicen de Capitanía (del puerto de Altata), que según los traían los pescadores: a nosotros nos informaron que ustedes los pescadores los habían hallado. Se canceló la búsqueda en ese rato, pero nosotros seguimos”.

“Mi hijo se fue a las dos de la tarde aquí. Entonces llegaron las ocho de la noche y estábamos en la orilla esperándolo; no, que a lo mejor viene cargado, que ahí viene... y el ‘ahí viene’ no ha llegado”, lamenta María Isabel.

“Que salió la fragata a buscarlo, luego que no salió. La de aquí de Altata salió y peinó aquí en la orilla, pero ellos lo mandan, pero ellos no andan aquí en la orilla, ellos andan al medio. Dicen que a ellos (en capitanía del puerto) no les dan combustible suficiente como para salir al medio, les dije yo que son cuatro seres humanos, que son cuatro vidas”, expresó.

Gestiones

El lunes, cuatro días después de tardanza por el regreso, no había apoyo ni de Topolobampo, ni de Mazatlán, por eso decidieron ir al puerto de Altata, a bloquear el Malecón para hacer presión para que Gobierno federal implementara un operativo.

“Protección Civil (estatal) mis respetos, Protección Civil ha traído el helicóptero de Gobierno del Estado, pero ese vuela nada más por la costa”, recalca María Isabel.

“Hemos tenido apoyo de avionetas, que nos han conseguido amigos, familiares, que nos han dicho ‘saben qué, plebes, aquí está una avioneta’, vamos, hemos gastado porque hemos tenido que echar gasavión, hemos cooperado, como familia, en gasavión, porque nos prestan el avión, pero ocupamos gasolina”, interviene Esthela, la tía de Sinhué.

“A mí me han dicho muchas veces, ¿por qué están pidiendo ayuda?, ¿y el gobierno?”, admite Isabel.

“Pues sí, pero tienes que hacer una gestión, y para que tú hagas la gestión, ¿cuántos días van a pasar?Díganme si no es cierto”, pregunta a las otras familiares, “yo les dije a ellas: ¿a ustedes les importa eso?, ¿o rascarle por nosotros?, pues a rascarle por nosotros, hemos tocado puertas por todos ladospara sacar los gastos del gasavión”.Poco sueño

Las noches para Daniel, el “Propelas”, son muy cortas. Llega a las dos de la mañana y sale a las siete para echarse de nuevo mar adentro. A veces no duerme, a veces ni dormita.- ¿Ni duermen, verdad?

No se duerme, no se puede comer, dice Martha.Recuerda María Isabel que Daniel, cuando supo que la búsqueda se detuvo un par de días de retraso en el regreso de los jóvenes, salió al mar sin esperarse a la mañana siguiente.

“Él se fue a las siete de la noche de aquí, se fue toda la noche, aparte del día y llegó a la una... llegó aquí destrozado, porque no lo encontró”, dice María Isabel.

“Luego va y habla con ellos, les dice ¿saben qué? Yo quiero pedirle un favor a todos los pescadores a todas las bodegas, todo el que haya estado yendo a trabajar, que no lo hagan, porque salió la avioneta, pero se confunden por tanta panga que anda trabajando”, expresó.

Al otro día hubo mal tiempo, mucho viento, por lo que tuvieron que esperanzarse en la búsqueda apoyados con el helicóptero y cuatro avionetas.La esperanzaMientras los familiares permanezcan a la espera, no pueden volver a su vida cotidiana. Apenas el 1 de abril, casi una semana antes de zarpar, nació un hijo de Sinhué Guadalupe. En su familia, él es el sustento.

“Nosotros no hemos trabajado por estarlos buscando. Pero 100 (pesos), 50, que 200, que 300, que 500, la gente viene y ayuda, pero y la gente, pues si no trabaja, pues no tiene”, dice María Isabel.

La mañana del martes salieron 12 pangas, pero a algunas no les alcanzó el combustible y se quedaron ancladas cerca del muelle. Este miércoles recogieron las sobras y completaron cinco bidones, además alguien donó cuatro más.

Con la noticia del avistamiento de un punto de interés en Ponce, amigos de Daniel le llamaron de Las Aguamitas para prestarle dos pangas con combustible.

“Un amigo de él le dijo: ‘tú aquí vente, aquí vas a tener dos pangas con su gasolina’”, confirma María Isabel.

De Eldorado también salió un tío de Sinhué Guadalupe.

“...La avioneta dio varias vueltas y ahí está un punto en donde miran algo, pero ellos no pueden asegurar bien, porque la avioneta no puede bajar mucho, pero iban seis tripulantes y los seis dicen los mismo”, agrega.

- ¿Es la esperanza que tiene ahorita ustedes?, ¿en ese punto?Pues, ay... es que es una esperanza muy dolorosa, porque si están volteados, y si hay cosas. Eso es lo que más nos mata, porque la verdad, uno, como madre, no quisiera, pero uno tiene que aceptar lo que Dios nos manda.

Yo lo que yo quiero es que me lo traiga, si Dios tiene el destino que ahí.. pues... que Dios me lo recogió, ni modo oiga, pero que llegue, ya lo veo entrar en caja, pues ni modo, es un destino que no podemos con Dios, pero primeramente mi hijo va a entrar caminando por esa puerta, va a entrar caminando, hablándole a su gordita, porque su gordita y su hijo son todo para él.