A base de yeso y mucha imaginación, Ignacio Magaña crea curiosas alcancías
El artesano es un padre de familia que busca reponerse de los estragos económicos que ha dejado la pandemia durante casi dos años
CULIACÁN._ Ignacio Magaña es un artesano del yeso y el pincel que desde pequeño aprendió a elaborar alcancías en forma de cochinito en un pequeño taller de su padre.
Al crecer continuó con la instrucción de su padre, actualmente tiene un taller en su domicilio, donde elabora y vende alcancías de personajes de caricaturas infantiles, imágenes religiosas y los tradicionales cochinitos en distintos colores y tamaños.
El trabajo no es sencillo, dice Ignacio, el proceso es muy largo y las piezas se pintan a mano, dando como resultado piezas únicas y artesanales.
La elaboración de alcancías puede tomar varías horas según el diseño y grado de dificultad, el artesano debe tener mucha paciencia y habilidad para recrear este arte.
“Es muy cansado la elaboración y la pintada porque todo es a pincel”, dice el artesano.
Las alcancías son a base de yeso, primero se debe preparar la mezcla, llenar los moldes, hornearlos por algunos minutos y la parte final, quizás la más complicada o de mayor esfuerzo, es pintar la figura con pinceles de diferentes medidas, en este proceso se requiere de mucho detalle y precisión.
En el pequeño taller denominado “Artesanías Magaña” trabaja Ignacio, su esposa e hijos. Aunque Ignacio es maestro en la materia y domina a la perfección los procesos, siempre busca innovar y realizar nuevos modelos al gusto de sus clientes.
Es el caso de la más reciente adquisición de un molde que emula una lata de cerveza, la cuál afirma se ha convertido en una de las piezas favoritas de los clientes por la originalidad y calidad del producto.
El joven artesano de 37 años de edad ha buscado abrirse camino en diversos espacios como La Lomita, el 12 de diciembre, y en Quilá el 2 de febrero durante las celebraciones religiosas, además de exponer su producto cada domingo en el tianguis Los Huizaches.
Ignacio afirma que los meses más fuertes de la pandemia, cuando los tianguis y durante los comercios no esenciales pararon labores y todas las celebraciones religiosas y culturales fueron suspendidas, se vio en una crisis económica muy fuerte que lo llevó a ofrecer y vender su producto en las calles del Centro de Culiacán.
“Sí me afectó mucho (la pandemia) porque esto lo piden mucho para eventos y como cancelaron todo, deje de vender”, comparte.
Ignacio Magaña es padre de familia, artesano y un ciudadano que busca reponerse de los estragos económicos que ha dejado la pandemia durante casi dos años.