Y luego del Covid-19, a rescatar empresas. Recuperar empleos o acentuar la pobreza

Alejandro Sicairos
29 abril 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

Aun en la pereza que pudiera causar en algunos cualquier intento por hablar del tema, o el confort de la socorrida evasiva de reducir la empresa a un club de ricos, los sinaloenses estamos obligados a preguntarnos qué está pasando con los sectores productivos que están en riesgo como cualquier ciudadano en la emergencia sanitaria donde unos mueren, otros resisten y los que son esenciales continúan tenaces en dar la cara y arriesgar la salud de los trabajadores para evitar que se atrofien las cadenas de suministro de productos, servicios y la estabilidad.

A quien no tiene o no ha tenido una empresa micro, pequeña, mediana o grande le resultará complicado ser empático con los diferentes segmentos de la iniciativa privada que miran impotentes languidecer sus establecimientos y se ven obligados a despedir a los trabajadores, que a su vez representan familias que de la certidumbre económica pasan a la interrogante de dónde sacarán lo indispensable para seguir adelante.

Discernir al respecto les puede provocar hueva a los que trabajan para instituciones o en el desempeño del servicio público y tienen asegurado el ingreso así llueva, truene o relampaguee. Pero debemos buscar la forma de generar comprensión, y desde ahí pretender la empatía, con aquellos que son dueños desde changarros hasta grandes consorcios y por igual se hallan en el contexto de desesperación propio de la pandemia mundial de coronavirus.

En la mira de la comentocracia que en las redes sociales se siente como pato en al agua, los patrones de todo tamaño se hallan a un paso de ser los villanos en la posnarrativa del coronavirus, ya que inicie la fase de atenuación y tengan encima la presión de restablecer sus actividades y la ocupación de mano de obra. Si siempre los ha percibido la lupa social como los descorazonados que exprimen la fuerza laboral y que chupan prebendas gubernamentales, no se diga ahora que el virus del trauma clasista atacará una vez que se vaya el virus de Wuhan.

Ayer 35 organismos patronales y del ramo productivo publicaron la propuesta de “Acuerdo por Sinaloa que permita salvaguardar la vida y los medios de vida de los sinaloenses” fundada en la realidad local donde “sufrimos una caída brutal en los ingresos que nos deja sin recursos para hacer frente a nuestros compromisos y nos pone en riesgo de quebrar y cerrar de manera permanente”.

En síntesis, el posicionamiento destaca que “la grave crisis de salud que vivimos hoy, y el necesario confinamiento que nos exige, está generando una crisis de dimensiones nunca vistas en Sinaloa que amenaza prolongarse durante varios meses y agravarse todavía más”, proponiendo seis acciones para un mejor control de daños. La principal es que el Gobierno del Estado aplique de inmediato recursos para infraestructura y protección de personal en materia de salud, o que en caso de no disponer de tal posibilidad le solicite autorización al Congreso para la contratación de deuda pública, opción esta de la que discrepó la Coparmex Culiacán poniendo en entredicho la unanimidad.

De tener dinero el gobierno de Quirino Ordaz, le piden proceda a liquidar los adeudos a proveedores y cree un fondo de apoyo a las mipymes; si la solución es solicitar el crédito, que este recurso sea manejado con estándares de máxima responsabilidad, transparencia y eficiencia. Solicitan se prorrogue el pago del Impuesto Sobre Nóminas durante el tiempo que dure la emergencia de salud y que se instale una mesa de diálogo entre gobernador e IP para generar un plan de reactivación de la economía sinaloense. Por su parte, el sector privado se compromete a hacer todo lo posible por mantener activas las empresas y los empleos, así como a reintegrar a las arcas del gobierno los créditos en cuanto se obtenga liquidez.

Valdría la pena que todos los actores políticos involucrados en la toma de decisiones le echen algo de reflexión serena a estos planteamientos y que más allá de los partidos a los que pertenecen, o fobias y filias que aniden en ellos, representen el interés general de Sinaloa. No es la empresa en sí la que está por sumarse a la agonía que deriva del Covid-19; es la oportunidad de empleo de miles de personas, la posibilidad de que llegue el sustento a las familias, la apuesta a que un pueblo entero salga lo más pronto y lo mejor posible del panorama gris que no sabe de diferenciaciones.

Lo mejor es que Sinaloa permanezca sin crecer la deuda pública y que con recursos públicos disponibles y el debido flujo de las participaciones federales permita ofrecer las bolsas de apoyo a la planta productiva. ¿Y si no? Entonces deberán explorarse todas las puertas seguras que indiquen dónde están las rutas de evacuación.

Esta vez tenemos que hacer una tregua en los prejuicios que fastidian y abrirle las rendijas necesarias a la cooperación que salve lo más que pueda de todos y de cada uno. Lejos de sentarnos a contar cuántos Sinaloa tenemos según sea el número de desacuerdos, mejor resolvamos que la tierra de los once ríos es una y única es también la oportunidad de demostrar el valor y la voluntad para recuperarla.

 

Reverso

Un venero ha de bañar,
Desde La Concha a El Carrizo,
Ese manantial que siempre hizo,
Nuestras diferencias lavar.

 

Creer o arriesgarse

La buena noticia es que crece el número de enfermos de coronavirus que se recuperan y los casos de fallecimientos se reducen, mientras son los decesos no reportados o no anotados los que abultan el recuento en letalidad. La mala es que la Secretaría de Salud estatal no sabe cómo comunicar este comportamiento estadístico y propicia que la gente, confundida y harta de versiones encontradas, ya no sepa si creer en el balance oficial o de plano salir del encierro enfrentando los riesgos.