¿Y en Sinaloa cuándo la vacuna anticovid?

Alejandro Sicairos
27 diciembre 2020

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alexsicairos@hotmail.com

Asegurar lo local ante la lentitud nacional

A la buena nueva de la vacuna se le ha agregado la mala suerte de sólo poder adquirirla a cuentagotas y no estar en posibilidades de decirle a la población de los estados del País cuándo les comenzará a llegar ésta. En Sinaloa, por ejemplo, las secretarías de Salud federal y local guardan silencio respecto a la disponibilidad del suero inmunizante y esto no es otra cosa que incertidumbre añadida a la prolongación de las irresoluciones que por sí misma ha traído la pandemia.

Los ciudadanos preguntan qué expectativas tienen frente a la segunda ola del virus SARS-CoV-2 que supera el pico que el primer brote alcanzó en julio, dominando el hermetismo oficial que inexorablemente significa que las autoridades están más confundidas que los gobernados en esa clásica jugarreta de difundir como éxito el arribo de la vacuna y enseguida ocultar el imposible acceso rápido a la misma.

Desde el mes de agosto el Gobernador Quirino Ordaz Coppel dio a conocer la creación de un fideicomiso de 50 millones de pesos para la compra de la vacuna, recurso obtenido de la venta de la residencia oficial que ocuparon los anteriores mandatarios estatales mientras desempeñaban el cargo, sin embargo, el Gobierno federal ha concentrado la adquisición, distribución y aplicación, inclusive sin permitirle al sector privado que la tenga disponible para quien quiera pagar por inyectársela.

Se desconoce si el Gobierno de Sinaloa realiza contactos directos con las empresas que producen la sustancia que estimula la formación de anticuerpos contra la Covid-19, o si de plano se sujetará a las disposiciones federales cuya respuesta va para largo. En tanto los gobernadores miembros de la Alianza Federalista vuelven a alzar la voz en exigencia de transparentar la información en este tema que inquieta a la gente, aquí la conversación generalizada sitúa el cuándo en primer término inquisitorio.

Sin necesidad de dotes clarividentes se puede anticipar que al último el reclamo de la vacuna caerá a cargo de los gobernadores. Así sucedió con la contingencia por la Covid-19 que aterrizó con todas las consecuencias y medidas de prevención en los estados, después de que la federación quiso tener el control y acabó aventando como papas calientes las culpas al ámbito local. Poco falta para que desde Palacio Nacional llegue el mensaje de que Sinaloa se haga cargo de la vacunación de los sinaloenses.

Entonces Quirino Ordaz debe ganar tiempo para no esperar a que la vacuna llegue hasta que la gente esté tan angustiada que altere el orden y ritmo en que tendrá que recibirla, metiéndole mayor anarquía a lo que ya es desconcertante. Lo de la priorización es crucial, eso no está a discusión, siempre y cuando el beneficio vaya escalando acelerado y disciplinado hacia los sinaloenses en general.

Los servidores públicos y la sociedad ninguna falta de respeto cometen al demandarle al Presidente Andrés Manuel López Obrador que precise las tareas de coordinación con las entidades federativas en lo referente a la vacunación. En la medida que lleguen nuevos suministros el problema de la repartición y aplicación irá al alza en caso de no hablarles con claridad a comunidades casi al ras de la desesperación.

Es que a los mexicanos les preocupó que la segunda remesa enviada por la farmacéutica Pfizer fuera solamente un lote de 42,900 de las cuales 34,125 dosis se quedaron en la Ciudad de México y 8,775 se entregaron en Monterrey para de ahí llevarlas a Coahuila. La interrogante que recorre el territorio nacional es cómo le hará el régimen autodenominado Cuarta Transformación para garantizar la atención universal a 125 millones de habitantes.
Más allá de los memes y la enorme capacidad popular para reírse de las impericias gubernamentales, aquí estamos ante un asunto serio. La emergencia sanitaria se manifiesta con estados que se suman al semáforo epidemiológico rojo y cada quien en el contexto personal, familiar y social siente recrudecer los impactos psicológico y patológico del virus que en lugar de extinguirse muta a cepas de mayor resistencia a los fármacos disponibles.

Nadie quiere esperar a que el orden de vacunación se altere por falta del material inoculante.

Eso de atenernos todos al programa implementado por el Gobierno federal está bien, se respeta; lo que pone a la población con el alma en un hilo es que aparte del aparato oficial propagandístico que nos dice que el remedio ya llegó, la realidad es que la centralización de la solución y el lento abasto advierten de lo grave que puede continuar la pandemia.

Lejos de ser esto un llamado a la vacunación de pánico, pretende bosquejar el exhorto a movilizar todo, activarnos todos, para que en menos tiempo del previsto la totalidad estemos a salvo del nuevo virus. A creer en el Gobierno como el único que tiene la posibilidad de ordenar y concretar la vacunación, pero esta vez sin cerrar los ojos ni cruzar los brazos porque la vigilancia y colaboración ciudadana siguen siendo lo que hace andar a los sistemas nacional y estatal de salud.

Reverso
Nos comunican la buena nueva,
De que está aquí la vacuna,
Pero a la duda la renueva,
La desconfianza inoportuna.

El motín de los dolidos
Las encuestas como antídoto contra el “dedazo” presidencial son la otra vacuna que quedó desfasada frente a la resistente cepa de exaltación que brota en el Movimiento Regeneración Nacional que quiere que a fuerzas sean postulados a los gobiernos estatales los candidatos de la simpatía de cada seguidor fanatizado. Hasta se está convocando a los no favorecidos por candidaturas a una concentración para el 11 de enero en el edificio sede de Morena en la CDMX.