Volver a los griegos

Rodolfo Díaz Fonseca
23 julio 2022

La cultura griega, unida a la romana, es cuna de nuestra civilización. Es cierto que tenemos influencias de otras culturas; indudablemente, la azteca, española y arábiga, pero muchas de nuestras mitologías, costumbres, expresiones, concepciones científicas y filosóficas provienen de la antigua Grecia.

Si nos detenemos en la agricultura sinaloense, encontraremos multitud de nombres y apellidos griegos que se han fusionado en nuestra tierra. Muchos de esos inmigrantes griegos se convirtieron en abundantes agricultores al toparse con un terreno pródigo y generoso, muy diferente al agreste y rocoso que los vio nacer.

La cultura griega parece tener un repunte, al menos así lo muestran estos textos a los que hacemos referencia: Fidelidad a Grecia. Lo bello es difícil y otras ideas que nos enseñaron los griegos, del filósofo español Emilio Lledó, así como La lengua de los dioses. Nueve razones para amar el Griego, y Etimologías para sobrevivir al caos, de la filóloga italiana, Andrea Marcolongo. Además, hemos ya hecho alusión en otra columna al texto El infinito en un junco, de Irene Vallejo, al igual que Una nueva historia del mundo clásico, de Tony Spawforth y Seis semanas con los filósofos griegos, de Ilaria Gaspari.

Alguien podrá objetar que el griego antiguo es una lengua muerta, sin embargo, no debe olvidarse que hay un griego moderno y que el antiguo sigue permaneciendo vigente, como reforzó Marcolongo: “no existen lenguas muertas o no muertas; lo que existe son lenguas fecundas, tan fértiles como el griego, que forman parte de vuestra lengua materna, tan potentes que forman parte de vosotros mismos”.

Reforzó: “Todo lo hermoso e insuperable que se ha dicho o hecho en el mundo lo hicieron o dijeron por primera vez los antiguos griegos. Y por lo tanto en griego antiguo”.

¿Reconozco la herencia griega?