Virus gigantes
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“El origen de estos virus gigantes sigue siendo un misterio. Su tamaño supera las medidas comunes y los análisis con microscopía electrónica revelan formas sorprendentes.
Los científicos han traspasado una nueva frontera en la virología con un hallazgo asombroso: virus gigantes enterrados en los suelos de los bosques de Harvard, descubiertos por expertos de la Universidad de Massachusetts y del Instituto Max Planck de Investigación Médica.
Estos microbios, 350 virus gigantes de entre 220 y 1200 nanómetros de diámetro, presentan características morfológicas nunca antes vistas en la ciencia: desde capas exteriores en forma de estrella hasta apéndices tubulares que desafían nuestra comprensión de la biología viral. Publicados en bioRXiv, estos descubrimientos representan un avance significativo en nuestro conocimiento de la diversidad viral.
Los virus gigantes, conocidos principalmente por infectar a organismos unicelulares, abren un debate en la comunidad científica sobre su posible interacción con animales o humanos.
Notablemente más grandes que los virus típicos, este tipo de virus ha fascinado a los científicos por su tamaño y genomas enormes. A diferencia del virus del COVID-19, que mide entre 100 y 160 nanómetros, estos gigantes superan las medidas comunes, llegando a ser visibles bajo microscopía electrónica, una técnica que ha revelado formas tan sorprendentes que han sido apodadas como la “estrella de Navidad”, la “Tortuga” y la “Gorgona”.
Estos hallazgos sugieren una diversidad genética y estructural inmensa, desafiando las percepciones tradicionales y abriendo un mundo por descubrir en la virología ambiental.
El origen de estos virus gigantes sigue siendo un enigma. Su presencia no solo se limita a los suelos forestales, sino que se extiende a ambientes diversos como océanos y permafrost (como el Pithovirus sibericum, que ‘resucitó’ tras permanecer 30.000 años congelado).
Con todo, conocemos este tipo de virus desde hace décadas. Tomemos como ejemplo el virus de la viruela, cuyo tamaño es comparable al de una bacteria pequeña. La evolución hacia un mayor tamaño en estos virus, probablemente, se originó de su menor dependencia de la célula huésped que parasitan. Estos virus portan su información genética en forma de ADN. Curiosamente, las células que infectan mantienen su maquinaria de ADN resguardada dentro del núcleo celular.
Mientras que otros virus han desarrollado estrategias para infiltrarse en este núcleo, los virus de mayor tamaño han optado por una táctica diferente: incorporar su propio conjunto de herramientas. En el interior de su estructura encapsulada, o cápside, albergan las proteínas esenciales para leer el ADN y transformarlo en ARN. Una vez logrado esto, el virus procede a manipular a la célula huésped para que convierta dicho ARN en proteínas. Es en este punto donde comienza su etapa como parásito celular, explotando los recursos de la célula para su propio beneficio.
La evolución hacia un mayor tamaño en los virus no es un fenómeno reciente; está vinculada a la necesidad de integrar funciones que no pueden ser usurpadas de la célula huésped. En 2000 comenzó a emerger un nuevo grupo de virus, caracterizados por ser aún más grandes y poseer genomas de dimensiones considerablemente mayores.
Entre estos, el Mimivirus fue uno de los primeros en ser identificado. Este virus cuenta con un genoma más extenso que el de algunas bacterias y un tamaño comparable al de una célula bacteriana común.
Este descubrimiento no solo enriquece nuestra comprensión de la biodiversidad viral, sino que también resalta la necesidad de investigaciones adicionales para comprender su papel en la salud humana y en los ecosistemas.
La posibilidad de que existan virus gigantes similares en suelos de otros bosques alrededor del mundo, y el reconocimiento de que hay millones de virus aún no catalogados, subrayan la importancia de esta nueva era de descubrimientos virales. La virología ambiental se enfrenta a un emocionante camino por delante, lleno de misterios por resolver y respuestas por descubrir en el vasto y desconocido mundo de los microbios gigantes”.