Violencia intrafamiliar en Sinaloa y la paradoja nórdica
La violencia doméstica e intrafamiliar es uno los delitos de mayor incidencia en el estado de Sinaloa. Si analizamos las estadísticas proporcionadas públicamente por la Fiscalía General del Estado en su portal de Internet, tenemos que este delito ha tenido una tendencia creciente durante los últimos tres sexenios.
En el año 2010 se presentaron en total 1,450 denuncias; en el año 2015 fueron 2,337; en el año 2020 un total de 3,870; y en el corte del año 2023 fueron un total de 6,150 las denuncias que presentaron mujeres sinaloenses ante esta Fiscalía. Es decir, cada cinco años, la estadística de este delito crece alrededor de un 60 por ciento. Tan solo en los últimos tres años (2020-2023) creció en un 62 por ciento.
Si comparamos el número de denuncias en el año 2023, con respecto al lejano año 2005, cuando se presentaron sólo 450 denuncias por violencia intrafamiliar, estaríamos hablando de un crecimiento de más de mil por ciento.
Ahora bien, si observamos fríamente estos datos, pareciera que la violencia hacia la mujer ha tenido una “explosión” en la actualidad, que antes no ocurría este tipo de violencia en la magnitud que ocurre ahora.
Aquí cabe aclarar que estas estadísticas representan el número de denuncias, no de eventos. ¿Será que, en el año 2005, sólo se dieron 450 eventos de violencia familiar en todo el estado? ¿O acaso será que, antes los hombres sinaloenses eran menos violentos con las mujeres que ahora? No lo creo. La respuesta podría ser, que aquí se replica la conocida “paradoja nórdica”.
Sucede que, en los países nórdicos, como Noruega, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega, que se caracterizan por ser sociedades con altos índices de igualdad de género (medido con indicadores como el ingreso económico, salud y educación), también tienen altos índices de violencia de género, más aún que otros delitos, y más que en otros países del sur de Europa con mayor desigualdad.
Las explicaciones a este fenómeno son multifactoriales, pero una de ellas, es que, en estos países, las mujeres tienen una mayor cultura de la denuncia. Ante cualquier tipo de agresión, por mínima que ésta sea, levantan la voz, y lo hacen porque están empoderadas, porque están más concienciadas, y hablan con más libertad de ello.
De acuerdo a este enfoque, no es que en el resto de países haya menos violencia contra la mujer, sino que ellas lo expresan menos. En muchas ocasiones no se atreven a denunciar por temor a represalias, por independencia económica, o simplemente por la impunidad.
La sociedad sinaloense ciertamente no es equiparable con la danesa o la sueca, aquí aún persiste una gran desigualdad social y salarial entre hombres y mujeres. Pero es probable que el creciente número de denuncias está correlacionado con un mayor empoderamiento de las mujeres.
Es probable que, con la reciente creación de la Secretaría de las Mujeres, y de la Unidad Especializada en la Violencia Familiar y de Género de la Secretaría de Seguridad Pública, las víctimas que antes no se atrevían a denunciar a sus agresores, ahora se sienten más protegidas y en condiciones de hacerlo.
Lo cierto es que, es necesario hacer estudios más profundos y multidisciplinarios sobre el tema, tomando en cuenta el contexto económico, social y cultural, para evitar una lectura equivocada al simplemente observar la variable de número de denuncias.
Es cuanto....