Verificar la información
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Con la llegada de internet y las redes sociales se abrió enorme brecha para acceder rápidamente a la información. Sucesos y datos que antes se conocían hasta el día siguiente, hoy se consiguen de manera casi instantánea.
Nadie duda de los grandes beneficios de este progreso tecnológico; sin embargo, el cerebro no alcanza a digerir ni procesar tal cantidad de información que se precipita como caudalosa cascada.
La oportunidad de brindar información en tiempo real es una gran ventaja. No obstante, la rapidez con que se quiere ofrecer la noticia para ser los primeros en llegar al lector o auditorio conlleva severos riesgos, entre los que destaca el comunicar una información inexacta, que no se ha comprobado, corroborado ni verificado. De tal forma, que la noticia degenera en vulgar chisme o genérico trascendido.
El miércoles se dio a conocer que el Obispo emérito de la Diócesis de Culiacán, Benjamín Jiménez Hernández, había sido hospitalizado en Hermosillo; su estado se reportó como delicado. Sin embargo, poco después, algunos medios y portales de Culiacán comenzaron a publicar la noticia de su supuesto fallecimiento, sin haber corroborado ni verificado la información.
Lo que debe distinguir a un medio de comunicación serio o a un periodista profesional es, precisamente, el contrastar, comprobar y verificar las fuentes de información. No se pueden difundir noticias basados solamente en el criterio de oportunidad y exigidos por la prisa de ser los primeros.
Por citar un ejemplo: el domingo 10 de febrero de 2002, en pleno carnaval de Mazatlán se suscitó un enfrentamiento con ministeriales donde falleció un supuesto agente de la PGR, Jorge Pérez López. Fue hasta el 22 de febrero cuando Noroeste Mazatlán dio la primicia mundial: “Matan a Ramón Arellano aquí”.
¿Verifico seriamente la información? ¿Difundo chismes y medias verdades?