Veremos...
Tremendo revuelo ha causado en el municipio mazatleco, el hecho de que uno de sus hijos, haya conseguido a punta de trompadas, una medalla olímpica para nuestro país, nada más y nada menos que la de plata, que lo coloca como uno de los mejores del mundo dentro del boxeo olímpico dentro de la categoría de peso medio. Me refiero a Marcos Alonso Verde Álvarez, orgullo de la Colonia Montuosa y de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en la cual, cursa la carrera de gastronomía.
La carrera deportiva del Green, como lo apodan, está llena de éxitos y de grandes sacrificios, debido a la falta de apoyo de la Comisión Nacional del Deporte, amén de la apretada situación familiar, circunstancias que han sido paliadas por el auxilio que le otorga la UAS, y por supuesto, que han sido superadas gracias a su determinación y disciplina.
Dicen, con gran acierto, que al triunfo le salen muchos padrinos y justo eso le está sucediendo a Marcos Alonso, pues los gobiernos de los tres niveles, ya se regodean colgándose la medalla obtenida por el mazatleco, como si legítimamente les correspondiera por haber sembrado los elementos necesarios y suficientes para alardear por la cosecha que se disfruta. En el caso del gobierno estatal, ni tan siquiera voltearon a verlo para el Premio Estatal del Deporte 2023, a pesar de sus triunfos dorados en los juegos Centroamericanos y Panamericanos.
A lo largo de la historia olímpica mexicana se han obtenido triunfos que son una evidencia indiscutible de que talento deportivo existe, sin embargo, un gran porcentaje del mismo se pierde, debido a la falta de un interés legítimo gubernamental para desarrollarlo, tal y como pasó con la marcha, disciplina en la cual, México era considerado como una potencia mundial y recientemente, con el taekwondo.
De entrada, la práctica de la cultura física en los planes de estudio es una materia de relleno, muchas veces, asignada a gente sin la preparación académica para inducirla como elemento vital para el desarrollo integral de la persona.
Los espacios deportivos normalmente se encuentran en el abandono y no existe un seguimiento de los jóvenes que muestran capacidades para participar en niveles de alto rendimiento y los que llegan, tienen que enfrentar la canibalesca burocracia que dirige las federaciones deportivas y a la propia Comisión Nacional del Deporte.
Las circunstancias adversas a las que se sobreponen nuestros deportistas olímpicos se convierten en argumentos que nos hacen apreciar más sus triunfos y también tienen sus recompensas, tanto de la iniciativa privada como del frente gubernamental. De este último, por ejemplo, se hace notar Hong Kong, cuyo gobierno destina una cifra cercana a los 800 mil dólares a cada uno de los ganadores de medallas de oro.
En el caso mexicano, también hay una compensación gubernamental de entre 3 y 1 millón de pesos para los medallistas olímpicos, así como una subvención mensual vitalicia, misma que está regulada por la Ley General de Cultura Física y Deporte. En la actualidad los montos asignados son de 13 mil pesos para los de medalla de oro; 11 mil quinientos pesos para medallista de plata y 10 mil para los que obtienen presea de bronce. Pagos condicionados a que los acreedores participen en el desarrollo de actividades comunitarias en sus especialidades; por cierto, dichas asignaciones no son ni tan siquiera el doble de lo que recibe un “nini”.
Veremos qué le espera a nuestro medallista mazatleco, además del aprecio de la sociedad y del lado oficial; de parte de la iniciativa privada local, tal vez brinque la liebre ya que de vez en cuando, muy de vez en vez, se suelta el pelo en este tipo de casos. ¡Buenos días!
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