Uso y abuso de los bienes públicos

David Cristóbal Álvarez Bernal
28 julio 2020

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david@bufetealvarez.com

 

La “costumbre del poder”, es decir, la manera o forma como se conducen quienes llegan al Gobierno municipal (salvo honrosas y poquitas excepciones), implica que dispongan de los bienes y el dinero público como si fuera propio.

Muy pocos resisten la tentación de hacer negocio y llevarse algo (o mucho) del dinero público a sus bolsillos o disponer de los bienes públicos a su antojo.
El uso y abuso de los bienes públicos se ve fomentado por lo mismo que alimenta la corrupción: la impunidad.
Salvo el Observatorio Ciudadano de Mazatlán (OCM), y hablando a nivel municipal, no existe alguna otra organización social o empresarial que enfrente decididamente a los actos de corrupción en el terreno en donde se necesita: en tribunales.
Las razones de esa apatía son varias, pero destacan dos. La primera es que los líderes de las organizaciones que deberían enfrentar los actos de corrupción hacen negocios con el Gobierno municipal y no quieren patear el pesebre.
Y la segunda es lisa y llanamente, el miedo. Como dicen en mi barrio: “se les abre el tomate”. Pocos se atreven a enfrenar el poder y pocos resisten las represalias que, lamentablemente y en estos tiempos de la 4T, siguen dándose, sobre todo a nivel municipal.
Las dos razones anteriores alimentan la impunidad de la que se nutre la corrupción. Los ciudadanos y las ONG´s ven los actos irregulares del gobierno municipal y simplemente no hacen nada (además de quejarse y tomar café).
Lo que ha pasado con la Unidad Deportiva Benito Juárez (BJ) es un claro ejemplo de lo que digo.
Con tal de traer a un equipo de futbol profesional a Mazatlán (aunque no me gusta el futbol me parece buena idea, pero no a costa de bienes y dinero público) el Gobierno municipal puso a disposición de una empresa un bien público, sin cobrar un centavo.
Y no conformes con eso, ahora el Alcalde va que vuela, loco de contento, a gastarse dinero público para construirles unos vestidores.
Como le digo, uso y abuso de los bienes públicos y la sociedad organizada, de adorno y cruzada de brazos. Con esa pasividad, pues como no se van a motivar los corruptos.
La BJ es propiedad del Gobierno municipal porque los terrenos le fueron donados por el Gobierno federal con el fin específico de fomentar el deporte entre los mazatlecos.
En ese tipo de donaciones hay una cláusula estándar que dice que, si el Gobierno municipal le da un destino diverso al pactado, los bienes donados regresan a ser propiedad del Gobierno federal.
Es obvio que destinar la BJ para uso de la empresa dueña de la franquicia de futbol, viola la cláusula referida y eso pone en riesgo la propiedad del inmueble, pues puede perderla el Gobierno municipal.
Por cierto, no estaría nada mal que el Gobierno federal recupere la propiedad de la BJ y se la done o de en administración a una organización ciudadana formada con el objetivo original: fomentar el deporte entre los mazatlecos.
Es más, esa organización ciudadana puede ser la que ya existía como organismo paramunicipal y que el Alcalde tuvo que desintegrar para “prestarle” la BJ a una empresa, solo que ahora funcionaria no como parte del Gobierno municipal, sino como organización totalmente ciudadana obligada a rendir buenas cuentas.
Por nuestra parte ya estamos estudiando las opciones legales que se tienen para poner un freno al uso y abuso del dinero y de los bienes públicos. Estos amigos no entienden que no se mandan solitos y que, ni es su dinero, ni son sus bienes, por lo que no tienen derecho a disponer de ellos a su antojo y menos en perjuicio de los ciudadanos.
Mientras las otras organizaciones siguen cruzadas de brazos y siendo cómplices pasivos de los políticos corruptos que llegan al poder cada nueva administración, hay otras organizaciones (como el OCM) que si están dispuestas a combatir en tribunales esos actos y a enfrentar las represalias.
Como dijo Edmund Burke: “Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada.” Si no hacemos nada, no tenemos derecho a andar quejándonos.