Unánime
Estamos a seis días de que termine el fructífero sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador. La ciudadanía lo celebra con entusiasmo, como un acontecimiento histórico. Deja el Mandatario una huella reconocida por la sociedad entera: obras, programas, reformas de gran impacto en la vida nacional. Hacía muchos años los ciudadanos no conocían un legado presidencial de tal envergadura en beneficio de toda la población. El pueblo reconoce al presente régimen por sus hechos, no por sus palabras.
Termina el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador de manera exitosa, con el reconocimiento unánime de la sociedad. Se va con la satisfacción del deber cumplido y de haber actuado en favor de su pueblo, a quien sirvió como pocos lo han hecho (no pasan de tres los mandatarios que gobernaron a favor de los sentimientos de la Nación). Por eso, no sorprende que haya concitado, hasta el último día de su mandato, un inusitado apoyo por parte del pueblo. El múltánime apoyo popular que hasta el ocaso de su mandato tiene Andrés Manuel López Obrador está a la altura de su obra en bien del pueblo.
Sin duda, pocos presidentes se pueden gloriar de despedirse con el apoyo popular de su pueblo. Hay muchas manifestaciones de afecto y reconocimiento. Es el primer Presidente, en décadas, que vio por el bien de su pueblo. Durante su trayectoria política, incluso durante incontables episodios políticos adversos, el pueblo lo apoyó incondicionalmente; esto el propio Mandatario lo ha enfatizado: siempre su pueblo lo libró de las circunstancias difíciles que afrontó. Durante los momentos en que los gobiernos conservadores intentaron desprestigiarlo, encarcelarlo, desaforarlo... el pueblo lo libró de que perdiera sus libertades políticas.
Esos momentos los vivió intensamente, los lleva en su corazón, como un recuerdo que no se borra nunca de su mente. El Presidente Andrés Manuel López Obrador va a ser un referente inmortal en la historia nacional. Van a pasar siglos y su presencia persistirá, de manera imborrable, en el corazón del pueblo de México.
Una de las características de este pueblo es saber reconocer a sus buenos gobernantes y despreciar por siempre, con candente flagelo, a los traidores y vendepatrias. Jamás perdona a los que dilapidan los intereses populares, como ahora, que no perdona a sus verdugos neoliberales, quienes, durante sus gobiernos, actuaron como exclusivos amigos de las clases más altas y como enemigos de los más débiles, los pobres no existían para los gobiernos de los potentados, los vilipendiaban y sólo protegían a la oligarquía.
Con la llegada del gobierno de la cuarta transformación se produjo un cambio para los oprimidos, se dio un vuelco de 180 grados. En la función pública se dio un cambio de mucha significación en favor de los desprotegidos, buscando, por todos los medios, elevar sus niveles de bienestar, que contaran con los satisfactores que les permitieran afrontar las necesidades de su vida cotidiana. Esa ha sido una de las metas básicas de la cuarta transformación y se está logrando con hechos tangibles.
Reiteramos, el gobierno que está por concluir sentó las bases para que la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encauce su gobierno por la senda del progreso sostenido en todos los órdenes de la vida nacional, de eso no hay duda. Vamos a ver hechos tangibles, en todos los órdenes de la vida social, que corroborarán que sobre la base de la actual transformación se edificará un país más democrático y con mayor bienestar social. Hay muchos factores que lo señalan de manera nítida, hacia allá camina el país, sin tropiezos, con paso firme, hasta alcanzar su inserción como país progresista en el concierto de las naciones más prósperas del orbe.
En el país hay continuidad en el modelo de progreso económico con bienestar para todos. No vemos nada que enturbie el futuro que se ha trazado, ni obstáculos mayores que impidan concretar dichas metas, no vemos nada que obstaculice la marcha ascendente del país hacia un porvenir de buenas nuevas. Lo vemos con mucha nitidez, la continuidad del programa de la cuarta transformación tiene un promisorio futuro, a donde nos dirigimos con total certeza.
Las luchas que los ciudadanos han librado a lo largo del tiempo los han hecho acumular importantes experiencias, esto les permite ser certeros en sus expectativas y voluntad de construir una sociedad más justa y equitativa.
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