Una epidemia de alcaldes ‘autónomos’
La Covid-19 y el ‘apartheid’ municipal
Otro síntoma inoportuno de la presente pandemia, descifrable tal vez a través de la patología política, es que los alcaldes de los tres principales municipios de Sinaloa insisten en emanciparse con la arrogante tesis de que la autonomía los faculta para mostrarse inclusive insubordinados al Poder Ejecutivo estatal. A cada rato dan muestras de esa extravagancia del poder que reniega del vínculo al que obliga la constitución a los dos niveles de Gobierno.
Gilberto Ceceña Nuño lo explicó de mejor manera en el cartón editorial publicado en Noroeste el martes 18 de enero: los alcaldes de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres; de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, y de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, han dividido a Sinaloa en el archipiélago de las soberbias donde cada municipio se declara autónomo y trata de autogobernarse sin reconocer a quien por decisión popular manda en todo Sinaloa: Rubén Rocha Moya.
El separatismo que proponen los ediles guindas, y el color no es porque sean fans de Tomateros de Culiacán sino porque les encanta esa tintura como moda nunca como marca ideológica, plantea romper el cordón umbilical con el mando estatal y establecer microsoberanías solo en aquellos que les convenga, aunque de vez en cuando acudan al Gobernador para que los rescate financiera o políticamente.
Esto sucede en momentos duros que requieren del trabajo coordinado entre municipios y estado. Lo burdo es que la emergencia sanitaria por la Covid-19 es utilizada para medir fuerzas con el Gobernador Rocha y sus secretarios del Gabinete, sopesando los alcaldes quién gana en ocurrencias para desobedecer los protocolos pandémicos sin importar que en medio de la justa política quede la población vulnerable al virus.
Ayer, por fortuna, brotó la decisión de suspender el Maratón Internacional de Culiacán que por capricho de Estrada Ferreiro se realizaría el próximo domingo como alegoría de la carrera insensata hacia la variante Ómicron cuya velocidad de contagio es mejor que la de cualquier atleta. Un día antes el comité organizador informó que el evento deportivo se realizaría y eso le metió ruido a la gente que cuestiona por qué todo está permitido menos el regreso a las escuelas en Sinaloa.
Mañana viernes, según se anunció, será tomada la decisión referente a si el Carnaval de Mazatlán se efectúa o no. El Alcalde Benítez Torres está operando a altos niveles para que la más grande fiesta de Sinaloa se realice, aunque para nada le ayuda la conducta negligente con la que promovió y concretó la celebración del Año Nuevo y allí tiene las consecuencias de una autoridad que en vez de cuidar la salud y la vida humanas las arriesgó en la gran pachanga.
La decisión de cancelar el Maratón de Culiacán provino directamente del Gobernador Rocha y se ajustó a la valoración de la contingencia sanitaria. El martes se reportaron mil 539 casos nuevos y 12 decesos en Sinaloa, en tanto México registró 49 mil 242 contagios y 320 muertes el mismo día, panorama que amerita que el mandamás estatal regule ya la propensión de los alcaldes al autoritarismo ramplón que divide a la entidad en muchos solares baldíos a cargo de lunáticos independentistas.
De resultar válida la sabiduría popular que dice que con la intensidad del trueno es posible calcular la distancia de la tormenta, entonces resulta válido deducir que el Gobernador determinará suspender también el Carnaval de Mazatlán, actividad que tiene un impacto positivo en la economía estatal, pero no debe ser a costa de las repercusiones que se calculan dejará en la salud pública. Si el SARS-CoV-2 y su variante Ómicron se desparraman más, serán desquiciantes los efectos en todas las actividades de Sinaloa, de por sí ralentizando hoy fábricas, comercios, hospitales, servicios públicos y producción del campo porque la mano de obra está enferma.
Y en esto importa que los presidentes municipales estén en sincronía con el Gobierno del Estado, más allá de filias o fobias y de la precoz campaña por suceder a Rocha Moya en el cargo, en 2027. De los tres alcaldes, el de Ahome es quien presenta menor sintomatología de la fiebre separatista, pues el hecho de que pinte las patrullas de Ahome con la tonalidad de la Cuarta Transformación, para nada tiene que ver con disponer medidas insubordinadas que llevar de la mano a la población al encuentro con el coronavirus.
Vamos a ver si la determinación concerniente a suspender el Maratón de Culiacán es complementada con la cordura de también evitar el Carnaval de Mazatlán. A Estrada Ferreiro ya le llegó una señal de autoridad de parte de Rocha Moya y a “El Químico” no tarda en provenirle del tercer piso de Palacio de Gobierno la indicación de que la coordinación entre Gobernador y alcaldes no está sujeta a antojos de caciquitos promotores del segregacionismo, sino al integracionismo ordenado por la Carta Magna.
Tres alcaldes desobedientes,
Ya encontraron al dentista,
Que les quitará de los dientes,
Ese filo separatista.
De la nada le saltó a Jesús Estrada Ferreiro el bravo movimiento de pepenadores del basurón municipal, que lo puso a temblar con el cierre de la Avenida Obregón durante dos días. Del sombrero del mago del hartazgo ciudadano se le aparecerá la demanda judicial por haber eliminado descuentos en predial y agua potable para jubilados y familias pobres. Y por conjuro de la organización ciudadana que pide lo destituyan del cargo llegará al Congreso del Estado la solicitud de juicio político en su contra. ¿Y ahora quién podrá defenderlo? ¿AMLO otra vez?