Un tumor es un tumor
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@paezvarela
SinEmbargo.MX
Un despacho de Associated Press decía ayer que, en el plantón de Frena, había rosarios, estandartes de la Virgen y también de “Cristo Rey”. Videos de redes y fotos de la prensa me lo confirmaron. En efecto: los asistentes mostraban un fervor religioso mezclado con fervor opositor. Rezos en plena calle; hincados en la oración. Y, al mismo tiempo, lanzaban mentadas para “López” [el Presidente] y para la “señora soviética”, Claudia Sheinbaum. “Rechazo al comunismo”, acusaciones terribles, impresionantes: “¡Estamos secuestrados, miles de mexicanos, por retenes bolivarianos!”. O bien: “¡Que se detenga esta privación de la libertad y el secuestro!”
Todos tenemos derecho a protestar por las causas que nos parezcan, faltaba más. Y tenemos derecho a escoger a nuestros líderes, oiga. Incluso los que se han unido a Gilberto Lozano están en su derecho. Digo “incluso”, porque yo no creería que alguien en su sano juicio le daría crédito a un personaje así. Pero hay quien lo ve como su líder y defenderé ése derecho, poniendo mis propios derechos en (aunque no creo que sea necesario) un asador al rojo vivo.
En pocos meses, Gilberto Lozano se ha consolidado como líder opositor. Lo es y tiene seguidores. Cinco, cien o mil, no importa: es un líder opositor aunque muchos no le den ese estatus. Y qué bueno que haya gente que le deposite su confianza y lo siga: sólo el tiempo les dirá si tomó el camino correcto. Él dice que vivimos en una “maldita dictadura” y yo no le creo un ápice. Pero está en su derecho y los que lo siguen, también. Adelante. Lo importante es que siempre tengan garantizado el derecho a acompañarlo en sus andanzas. Con todo, por favor, que de eso se trata una democracia.
Y de esta manera, con Gilberto Lozano recién incorporado en los liderazgos para este año -cuando estamos empezando el proceso electoral del 2021-, es posible advertir que la oposición en México tiene ya dirigentes empotrados, inspirados en las mismas causas o, para ser honestos, en una sola: oponerse a Andrés Manuel López Obrador. Enumerémoslos: Gilberto Lozano, Felipe Calderón, Jesús Zambrano (dirigente del PRD), Marko Cortés (dirigente del PAN), Gustavo de Hoyos (dirigente empresarial), Claudio X González, Alejandro Moreno (dirigente del PRI) y Enrique Alfaro. Hay otros, claro, pero dependen de los anteriores.
Enumerémoslos, otra vez: un deschavetado; un ex Presidente que ha-disfrutado-toda-su-vida-adulta-del-dinero-público y está hambriento de poder; un puñado de don-nadies. Y muchos que, de tan chamuscados, no se distinguirían si se suben en bola a un templete.
No, pues sí: qué oposición.
Y que Gilberto Lozano haya ganado el estatus de líder opositor aclara muchas cosas.
Leo que planean unirse este año y el próximo contra el partido del Presidente, contra Morena. Ensayan fórmulas con los registros disponibles: PRI, PAN, PRD. La genialidad involuntaria de Gabriel Quadri ya les puso nombre: tumor. Quadri es un hombre de mediana inteligencia, pero de los que son como él es el reino de los cielos, dicen los evangelios (bueno, no, no lo dicen los evangelios).
Es TUMOR, con altas, porque es el acrónimo-mal-hecho de Todos contra Morena; sobra la U del acrónimo y sobra la C cuando se desdobla. Pero es un tumor, en efecto. Una masa informe de pus y células descompuestas; una masa de profundo rencor y degradación. Un “agrandamiento anormal de una parte del cuerpo que aparece, por lo tanto, hinchada o distendida”, leo lo primero que me sale en Google y me quedo conforme con la definición. Quadri es un genio malentendido y un burro con cuenta de Twitter; se puede ambas cosas.
Leo que irán juntos en muchas partes del país para la elección de 2021. PAN-PRI-PRD, no importa el orden que ya son una misma cosa. PRIANRD, PRDANRI. Lo que sea.
Según yo, el único cuerpo opositor que se ha logrado consolidar es el de los 650 abajofirmantes. Tienen ese derecho y tienen esa posibilidad. La mayoría fue siempre distante. Fueron opositores unos de los otros. Ahora, como al TUMOR, los une López Obrador. Si fuera Morena, o si fuera el Presidente, no me preocuparía por Lozano-Calderón-Zambrano-Cortez–Moreno-Alfaro. Me preocuparía por los 650 porque pueden hacerle, hacerles mucho ruido. Tienen la inteligencia para hacerlo. Pero no pueden consolidarse en partido, aunque la mayoría ha apoyado la idea de formar un frente político-electoral opositor.
Tengo una curiosidad insana: claro que Calderón sería capaz de sumarse o sumar (lo que genere poder está bien) a un Gilberto Lozano. Pero Krauze o Aguilar Camín, ¿se sentarían con él? ¿Lo aceptarían como uno de ellos? Porque Lozano recién se ha incorporado en los liderazgos de este año, y es de advertir que la oposición en México tiene ya dirigentes empotrados (inspirados, todos, en las mismas causas o, para ser honestos, en una sola: oponerse a Andrés Manuel López Obrador). Mi curiosidad insana: ¿se sentarían con Gilberto Lozano si sintieran que es en él en quien la gente (imaginemos millones) tiene confianza?
El domingo había rosarios, estandartes de la Virgen y también de “Cristo Rey”. Los asistentes mostraban un fervor religioso mezclado con fervor opositor. Rezos en plena calle; hincados en la oración. ¿Serían capaces, Krauze y Aguilar Camín, de sentarse junto a esos?
Un tumor es un tumor: es la descomposición en un solo amasijo. Por eso es difícil mantenerlo en un mismo empaque por mucho tiempo.