Un candidato sietemesino
El plazo de siete meses que Dante Delgado Rannauro fijó para la integración de una “nueva oposición” en México, capaz de competir con Morena y el Presidente en 2024, parece absolutamente insuficiente. No me imagino cómo puedan en ese lapso ponerse de acuerdo quienes participarían en la construcción de tan portentosa nave opositora, para estructurar las coaliciones, elaborar, discutir y aprobar una plataforma común y, sobre todo escoger al piloto.
Parece increíble que todos esos pasos no se hayan dado ya, cuando estamos a sólo dos años de los comicios presidenciales. La explicación sin embargo es obvia: la incapacidad y la miopía de los ahora partidos de oposición, concretamente el PAN y el PRI, que se han conformado con su alianza Va por México con resultados electorales muy poco satisfactorias. No han tenido evidentemente la visión necesaria sobre la integración de un bloque amplio y plural como el que ahora propone el dirigente de Movimiento Ciudadano.
Va por México tuvo un éxito importante aunque relativo en las elecciones intermedias de 2021, hay que reconocerlo. Logró que Morena y sus aliados no alcanzaran la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, lo que era clave para los proyectos de Andrés Manuel. No es poca cosa. También se lograron triunfos altamente significativos en la capital del país, cuando la oposición conquistó nueve de las 16 alcaldías, lo que significó arrebatarle la mayoría al partido del Presidente en su más grande e importante bastión histórico.
Sin embargo, la alianza ha perdido 15 de las 18 elecciones estatales de este sexenio. Sólo gobernará ya en diez de las 32 entidades. Al PAN le quedan seis, al PRI dos y al PRD ninguna. MC tiene dos: Jalisco y Nuevo León. Están en riesgo además las últimas dos trincheras del PRI en el país: el Estado de México y Coahuila, que elegirán gobernador en 2023. En la práctica, eso significa que gobiernos morenistas podrán operar electoralmente -con todo lo que eso significa- en cuando menos dos terceras partes de las entidades de la República.
Y ante tan sombrío panorama, el dirigente nacional del PAN, convertido en la principal fuerza opositora de México, proclama ¡que “hay tiro”!
Esa actitud, para desgracia de este país, denota la estatura exacta de los líderes que buscan detener el avance de López Obrador hacia su reelección disfrazada. El panista Marko Cortés Mendoza y el priista Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, son prototipos de los políticos más nefastos: el uno hundido en su mediocridad, el otro con un pasado de corrupción que lo hace impresentable. Y “los chuchos”, ¿se acuerdan de ellos?, aferrados a lo que queda del PRD: las puras siglas. Apenas este jueves los tres partidos anunciaron que “inician” la estrategia para contender juntos en 2023 y 2024.
Frente a semejantes liderazgos, la propuesta de Dante Delgado suena sensata, aunque inalcanzable. Dice el veracruzano que es momento de construir lo que denominó una “nueva oposición” que encare el “modelo priista hegemónico” del Presidente López Obrador en los próximos comicios federales. “Nosotros creemos que la nueva oposición se tiene que construir en un máximo de siete meses y estamos seguros que será por encima de los partidos y tendrá que ser con actores verdaderamente representativos de la sociedad y en su momento habrán de tomarse las decisiones”.
El Senador se comprometió a que en ese lapso de siete meses “se va a notar en este país que sí hay oposición si nos ponemos todos las pilas y nos ponemos a trabajar en el destino de la construcción de un nuevo proyecto a México que permita ganar a Presidencia de la República en el año 2024″.
Me temo que es tarde.
La ciudadanía que está inconforme con el gobierno de Andrés Manuel, que no es poca, ha visto pasar ya casi cuatro años sin que la oposición sea capaz de presentarle una alternativa de país coherente y alcanzable, enfocada prioritariamente a una política social y económica realista que verdaderamente abata al fin la pobreza y la desigualdad, los dos problemas torales de este país.
“¡Hay tiro!”, dice Cortés Mendoza.
No deja de ser significativo que sea Delgado Rannauro, y no alguno de los otros dirigentes opositores, el que haga una propuesta concreta, inclusiva, así sea tardía y tal vez utópica. Independientemente de que el dirigente emecista tenga también su historia, en este momento me parece que asume un verdadero liderazgo nacional, que debiera ser urgentemente respaldado.
El tiempo apremia. ¿Será posible que surja de aquí a enero próximo ese candidato sietemesino capaz de enfrentar al Peje y su Morena? Sólo son algo más de 200 días. A veces, si, ocurren milagros. Válgame.
SILENCIO CRIMINAL. Durante las últimas seis semanas se registraron en México incrementos preocupantes en el número de contagios por Covid-19, pese a que el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell había anunciado el 26 de abril que nuestro país estaba cerrando ya su ciclo epidémico y transitando al estado endémico de la pandemia (sic). No obstante la evidencia estadística cada vez más alarmante, las autoridades sanitarias federales guardaron silencio, secundadas por cierto por la jefa de Gobierno de CDMX, que por el contrario alentó el relajamiento ciudadano. El pasado lunes 6, justo un día después de los comicios en seis estados, ojo, la Secretaría de Salud alertó al fin sobre el repunte, con el dato de que en la semana anterior se habían registrado más de 18 mil casos. Y prendió los focos rojos en nueve estados... incluida la capital. No es la primera vez que este gobierno maneja el tema de la pandemia con criterios políticos (electorales, concretamente), más que científicos. Y eso ha costado muchas vidas. Muchas.