Triunfador y creyente

Rodolfo Díaz Fonseca
13 julio 2024

Ayer se cumplieron 14 años del fallecimiento de José Ramón, nuestro hermano mayor, quien entregó parte de su vida al periodismo, como Director fundador de Noroeste Mazatlán, y laborando exitosamente en otras empresas de la entidad.

Era muy leída su columna diaria que publicó con el nombre de “Tema de hoy”, de la cual se hizo una recopilación en un libro titulado “Vivir cada día. Porque cada día es un buen día”, publicado por Editorial Noroeste, alcanzando una segunda edición en 1990. Posteriormente, en 2006, se hizo una reedición en dos tomos por Ediciones Andraval, con el patrocinio de Kuroda y Tuvanosa, subtitulados “Consigo mismo” y “En superación”.

Perdonarán mis estimados lectores que me detenga en un recuerdo muy personal, pero creo que brinda pauta para nosotros por el ejemplo de tesón y perseverancia de José Ramón a pesar de su postración y limitaciones, pues en la enfermedad y dolor no vio algo absurdo al considerar que tienen un misterioso sentido y razón de ser.

Como Dante, a la mitad del camino de la vida, se encontró en una selva oscura. En efecto, a los 40 años, Dios lo tomó y le hizo dar vueltas en el Sahara de su existencia, así como hizo con Moisés en el desierto. Sin embargo, José Ramón aceptó generoso la cruz del dolor y la convirtió en una ofrenda de amor, himno de alabanza, canto de alegría y continua acción de gracias.

Con metaforismo matemático compartió su fórmula para el éxito: comenzar con un sueño, dividir los problemas resolviendo cada uno, multiplicar las posibilidades, restar los pensamientos negativos y sumar entusiasmo; porque “la calle del luego y el camino del mañana conducen siempre a la plazuela del nunca”.

¿Encuentro, en las inconsistencias de mi vida, sentido, motivación y esperanza?

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