Totalmente blanco

Rodolfo Díaz Fonseca
15 noviembre 2019

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@rodolfodiazf

 

El color blanco (aunque se cuestiona si realmente se pueda llamar color debido a que es la superposición de todos los colores, ya que incluso los físicos lo consideran como un ente acromático) es signo de pureza, transparencia e inocencia y comunica sentimientos y emociones de paz y tranquilidad.

Raúl Blanco Curiel no solamente lo llevó como apellido, sino que vivió acorde con el significado antes expuesto, pues se caracterizó por su bondad, sencillez, candor, apertura, tolerancia, servicio, fraternidad y convivencia.

A escasos cinco días de cumplir 87 años, pues nació el 19 de noviembre de 1932 en Tacuba, D.F., ayer acudió solícito al llamado del Señor.

Ingresó al Seminario de Culiacán en 1948, donde estudió humanidades, filosofía y teología finalizando en 1958. Como fue el año en que se dividió la Diócesis de Sinaloa para que nacieran las de Mazatlán y Culiacán, el señor obispo Lino Aguirre y García –quien fue el último obispo de Sinaloa y el primero de Culiacán- pospuso la ordenación sacerdotal hasta el 11 de enero de 1959 para que perteneciera al clero de Culiacán.

Desempeñó su ministerio sacerdotal en Catedral, Navolato, El Carmen, Santa Rosa de Lima, Aguaruto, Divina Providencia y San Martín Caballero. Además, por iniciativa propia atendió a la comunidad de Bellavista, donde construyó una pequeña capilla que después fue ampliada.

Pero a la obra que dedicó todo su esfuerzo y vigor fue a la catequesis, pues fundó y dirigió el Secretariado de Evangelización y Catequesis durante 20 años, de 1976 a 1996, sirviendo infatigable y generosamente a todas las comunidades de la Diócesis de Culiacán.

Sin buscar elogios, privilegios ni recompensas se entregó al servicio de los demás en cuerpo y alma, dejando honda huella en todos los corazones por su amorosa entrega.

¿Brindo un generoso servicio?