Tormentas solares y sus efectos en nuestra vida diaria

Emiliano Terán
13 mayo 2024

El Sol, además de emitir luz visible, es la fuente de una amplia gama de ondas electromagnéticas que alcanzan la Tierra, desde rayos cósmicos hasta ondas de radio y televisión, así como luz ultravioleta, visible e infrarroja. Estas ondas se pueden clasificar en ionizantes y no ionizantes: las primeras tienen la capacidad de ionizar la materia, como ocurre con las auroras boreales, mientras que las segundas, como la luz visible, no lo hacen. Recientemente, una serie de eventos solares impactaron la Tierra, generando auroras boreales y preocupaciones sobre la red eléctrica y la salud. En esta ocasión exploraremos el potencial impacto de estas tormentas solares en nuestra vida cotidiana.

La radiación ionizante y no-ionizante pueden afectarnos de distintas formas o beneficiarnos indirectamente. La radiación ionizante tiene suficiente energía para ionizar átomos y moléculas, generando iones. Esto puede causar daño biológico significativo, como el ocasionado por los rayos X. En contraste, la radiación no ionizante carece de la energía necesaria para ionizar, por lo que no causa la formación de iones. Aunque menos peligrosa, la radiación no ionizante aún puede tener efectos biológicos, como calentamiento (luz infrarroja) o excitación de moléculas (luz UV). Es importante comprender y controlar la exposición a ambas formas de radiación para garantizar la seguridad en diversas aplicaciones, desde la medicina hasta las telecomunicaciones.

Recordemos que la luz está compuesta por campos eléctricos y magnéticos. Si bien ambos son igualmente importantes, al hablar de la energía de la luz nos enfocamos en el campo eléctrico, mientras que el campo magnético, otra parte fundamental, no se manifiesta regularmente, salvo en eventos de gran impacto, como las auroras boreales.

Una tormenta solar, también conocida como tormenta geomagnética, es una perturbación temporal en la capa protectora de la Tierra causada por el viento solar y las eyecciones de masa coronal del Sol. Estas perturbaciones aumentan la actividad eléctrica y magnética en la atmósfera superior, lo que puede generar auroras en latitudes inusuales y afectar sistemas de comunicación y tecnología. Los efectos de estas tormentas suelen sentirse alrededor de 52 horas después de su inicio y pueden persistir durante varios días.

Las auroras boreales son un fascinante fenómeno óptico que ocurre en las regiones polares cuando las partículas solares chocan con la atmósfera terrestre. Estas partículas, principalmente electrones y protones, son canalizadas por el campo magnético de la Tierra hacia los polos. Al colisionar con átomos y moléculas en la atmósfera, liberan energía en forma de luz, creando un espectáculo visual de colores brillantes y ondulantes en el cielo nocturno. Los tonos suelen ser verdes, rosas, rojos y púrpuras, que dependen de los gases atmosféricos y de la altitud.

Las auroras boreales han maravillado a la humanidad durante siglos debido a su misterio y belleza. Este fenómeno, aunque común en los polos, sorprendió a los habitantes de Sinaloa el pasado 10 de mayo, como un regalo de la naturaleza a nuestras madres, brindando un espectáculo inesperado pero espectacular.

Una tormenta geomagnética intensa puede causar efectos adversos en la salud humana y la tecnología. Por ejemplo, los residentes en áreas polares pueden experimentar trastornos del sueño debido a las perturbaciones magnéticas asociadas con las auroras boreales durante estas tormentas.

Asimismo, estas tormentas pueden interrumpir las comunicaciones, dañar sistemas eléctricos, degradar el GPS y afectar los satélites debido a las fluctuaciones en el campo magnético terrestre y las corrientes eléctricas inducidas. Este fenómeno se explica mediante la ley de inducción electromagnética de Faraday, la cual establece que un cambio en el flujo magnético a través de un circuito induce una corriente eléctrica en dicho circuito. Un fenómeno que estudiamos en la maestría y doctorado en Física de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

En conclusión, las tormentas geomagnéticas pueden ejercer un impacto negativo en las redes eléctricas, e incluso en la salud humana. Es importante profundizar en la comprensión de estos eventos y desarrollar estrategias para mitigar sus efectos, garantizando la seguridad y estabilidad tanto en el ámbito tecnológico como en la salud pública. La investigación continua en este campo es fundamental para enfrentar los desafíos que representan las tormentas geomagnéticas en nuestra sociedad moderna.

eteran@uas.edu.mx

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