¡Tiempo de echar chingazos!
""
‘... el ánimo del priismo sinaloense es ambivalente, por un lado está la derrota del verano de 2018 y el gobierno ‘de resultados’ de Quirino Ordaz que muestran las encuestas de percepción de los gobernadores en funciones’
“Son tiempos de echar chingazos. Son tiempos de trabajar muy fuerte, de estar en la calle. Trabajo con el único interés de ayudar y de estar cerca de la gente” - lo dijo un Quirino Ordaz emocionado, a través de la plataforma Zoom, durante la instalación del Consejo Político Estatal del PRI, instancia que regirá el proceso interno de cara a las elecciones del 2021.
Esta expresión coloquial, polisémica y convocante del Gobernador tiene varias lecturas de frente al inicio del proceso de organización de las elecciones concurrentes que tendremos el próximo año:
Primero, el Gobernador reconoce que se entra a la etapa fuerte de la campaña de posicionamiento de la marca electoral PRI, hay otra que se ha venido llevando a cabo con figuras del priismo estatal que han hecho una labor de sondeo, de tomar el pulso, y sopesar el ánimo de la gente, de cómo perciben el desempeño -no del PRI- sino de un gobierno estatal salido de sus filas.
Segundo, denota que el balance pudiera ser no el esperado quizá, no por el desempeño del Gobernador sino por el tamaño de la emergencia sanitaria, que hace ver pequeño a cualquier gobierno, en cualquier latitud del mundo, por lo que “son tiempos de trabajar muy fuerte” y el PRI necesita una agenda política anticrisis para volver a ser un partido que trabaja a ras de tierra, vinculado con los problemas de la gente.
Tercero, quizá ese sondeo arrojó la percepción de un vacío que ningún partido está llenando, aun cuando tenemos un gobernador priista y Morena gobierna al menos las dos terceras partes de la población a nivel municipal. Y el desafío es llenarlo porque en política, como diría el clásico Reyes Heroles, “no hay vacíos” y entonces el espacio será de quién sea capaz de llenarlo en las circunstancias actuales.
Cuarto, también es un llamado de que el PRI necesita llegar unido para ser competitivo y eso podría significar que la amenaza de la división y las rupturas de otros tiempos al menos está, como variable a considerar para la construcción de escenarios y desenlaces en un momento que han perdido la Presidencia de la República.
Y quinto, la apuesta es que estas elecciones concurrentes a diferencia de las del verano de 2018, ya sin la figura electoral de AMLO, podría tener una connotación eminentemente local y si viene así, la tendencia es un escenario altamente competitivo y en esa circunstancia se abren grandes posibilidades de alianzas de lo más heterodoxas.
Con dos partidos dominantes en cada estado, es lógico que esas alianzas se articulen alrededor de ambas y se genere un sistema de polos electorales locales, los habrá PRI-Morena, PAN-Morena, MC-Morena, incluso, podría darse casos de una mancuerna PRI-PAN.
Sinaloa está visto, y cantado, que la competencia va a darse en un escenario competitivo entre el tricolor y Morena, sin embargo, dependerá de que los actores realmente influyentes se pongan o no de acuerdo y cada partido postule un candidato a Gobernador con capacidad de ganar la contienda. Pero, si hay un acuerdo entre estos actores, podría terminar siendo un simulacro con una candidatura ganadora.
¿De qué depende que suceda o no suceda esta confluencia entre las élites locales? Primero, que se defina quién será el nuevo o la nueva dirigente nacional de Morena y lo que podría significar en la definición del candidato morenista a Gobernador, se ha dicho que si se ratificaba a Alfonso Ramírez Cuéllar le favorecía a Rubén Rocha mientras que, si resulta Mario Delgado, le favorece al alcalde de Mazatlán, sin embargo, si las cosas fueran así de sencillas, todo se reduciría a este nombramiento.
Si bien la elección viene local, eso no significa que no interese la elección federal, al contrario, para el Presidente López Obrador, la elección más importante es la de la integración de la Cámara de Diputados, y eso podría reforzar el papel de AMLO en las elecciones locales para garantizar sea con los aliados electorales o mediante acuerdos políticos en los estados que le permitan lograr seguir conservando la mayoría absoluta en la segunda mitad de su mandato.
Pero, volviendo al PRI, estamos en el tiempo de posicionamiento de las marcas electorales -las viejas y las nuevas que próximamente podrían lograr el registro- y es el objetivo de este Consejo Político que llama a la movilización de las bases priistas. ¿Cómo está ese ánimo de los priistas luego del tsunami obradorista? ¿Podemos hablar que se encuentra en alto luego de un “gobierno de resultados” que ha llevado a Quirino Ordaz a ser de los gobernadores mejor calificados del país? Si es así, ¿es endosable el personaje a cualquier candidato del PRI? ¿Cómo está la oposición morenista? ¿Podríamos decir que está cohesionada y el balance es positivo sea en el Legislativo como en las alcaldías grandes? Vamos, ¿la marca Morena es percibida con la misma expectativa de 2018 y seguirá ganadora independientemente de quién sea su candidato a gobernador, alcaldes o diputados?
Son preguntas que están en el aire y que buscan respuestas racionales, pues de eso dependerán las estrategias en esta fase de posicionamiento de la marca, como las campañas propiamente constitucionales.
Desde mi punto de vista el ánimo del priismo sinaloense es ambivalente, por un lado está la derrota del verano de 2018 y el gobierno “de resultados” de Quirino Ordaz que muestran las encuestas de percepción de los gobernadores en funciones. Si gana esta segunda idea es probable que el balance de su gobierno sea positivo y eso cohesione al priismo. ¿Pero hasta dónde es endosable esta posible percepción positiva? Es una gran interrogante. Salvo que el candidato sea uno que cohesione y que esté bien posicionado en las encuestas de intención de voto. Lo hay.
Morena llegará dividida a la definición de su candidato porque es una formación dividida en dos grandes bandos que grosso modo podríamos distinguirlos entre los del PRIMOR y los fundadores. Así lo indican las campañas negras que están desatadas. La apuesta a la desacreditación del adversario interno no es buen indicio de unidad. Otra cosa es la percepción que existe sobre Morena gobierno en el ámbito de las alcaldías donde es mayor la cercanía con la gente. La prensa ha mostrado profusamente la calidad de los alcaldes morenistas. Que constantemente han sido criticados por un estilo de gobernar personalista, autoritario y patrimonialista, más allá de sus cuestionados talentos en el ejercicio de gobierno.
No obstante, en política no hay nada escrito, y la fortaleza de esta formación está en la apuesta por la marca electoral, si esta llega fuerte a fin de año eso podría hacer nuevamente la diferencia, pero si no, se podría terminar imponiendo el sentido común porque cambio no ha habido.
¡Al tiempo!