Tiempo de crisis, tiempo de oportunidades

01 agosto 2020

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Rafael Morgan Ríos

cp_rafaelmorgan@hotmail.com

 

Según declaraciones del Presidente López Obrador en los primeros meses del sexenio, para combatir la pobreza, el desempleo y la falta de ingresos de algunos sectores de la población, implementó varios programas como Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, Banco de Bienestar, etc., para llevar recursos federales a personas que no tienen ingresos; ha expresado también que con esto emula al Presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, quien durante la gran recesión de los años treinta, con el New Deal, el Estado dio empleo a muchos desempleados “para hacer hoyos” y a muchos más para “tapar esos hoyos” y subsanar en parte la falta de ingresos de los norteamericanos; pero esos “empleos oficiales” no generaban derechos adicionales a los trabajadores, en cambio, López Obrador ha pretendido que algunos de esos “empleos oficiales” se consideren empleos formales, cosa que de ninguna manera fue aceptado ni por el Inegi, ni por el IMSS.

Sin embargo, con motivo de la anunciada reforma al sistema de pensiones, se está perdiendo una oportunidad para darle un buen empujón a la economía y a la confianza de la población ante la crisis que se está sufriendo; según la iniciativa de ley, la única aportación adicional es la que otorgó el sector empresarial al pasar de 5.15 por ciento del salario a 13.875 por ciento aceptando cubrir un punto cada año, a partir de 2023 durante 8 años; el trabajador, por su parte siguió con su cuota de 1.125 por ciento y el gobierno seguirá igual con una aportación de solo 0.225 por ciento, es decir, el sector empresarial no logró que también el gobierno aportara algo adicional. Probablemente la presión gubernamental sobre los empresarios ha sido muy fuerte, o bien a la iniciativa privada le urgía algún acercamiento con el Presidente, quien constantemente los ha vilipendiado.

La reforma es buena y muy oportuna, si bien hay que aclarar que el impacto económico será en el futuro y poco a poco, con el incremento del 1 por ciento anual de las empresas; pero el impacto social y de confianza es actual y muy bien recibido.

Como también se ha comentado “el tiempo de crisis es tiempo de oportunidades”, algunos de los programas sociales implementados durante este régimen y otros que pudieran aplicarse, podrían aprovecharse para regularizar buena parte de la economía informal pues a través de los apoyos a los jóvenes y pequeños negocios en la informalidad, se pudiera lograr su registro en Hacienda, en el IMSS y en el Infonavit, con cuotas preferenciales o para que paguen a plazos durante cierto tiempo; en la misma forma lograr se registren quienes se le disminuyan o difieran algunos impuestos o se les otorguen créditos baratos y a largo plazo.

Durante el sexenio de Felipe Calderón se reunía a Secretarios y Subsecretarios para que se aportaran ideas sobre los distintos problemas de gobierno, sean de seguridad, economía, salud, etc. En cierto momento se analizó el problema de la economía informal y la Secretaría de la Función Pública aportó la idea de regularizar las mini empresas a través del servicio del Seguro Social, es decir que sólo el patrón pagara su cuota sobre un salario mínimo para que el trabajador quedara asegurado, pero que la empresa se registrara en Hacienda con alguna cuota fija de impuestos. La propuesta se aceptó, pero no se alcanzó a llevar a cabo.

En estos momentos es cuando se pueden regularizar empresas y trabajadores pues todos ellos requieren apoyos, recursos, créditos, empleos, compras gubernamentales, plazos y bajos intereses, elementos que cualquier gobierno interesado en impulsar la economía y salir de esta triple recesión de salud, seguridad y economía, estuviera buscando ideas y coordinando las acciones de todos los sectores, de todas las instituciones públicas, de los tres poderes y de todas las entidades federativas y municipios, en la búsqueda de un auténtico bienestar nacional.

Las medidas de austeridad y eliminación de empleos en el gobierno eran necesarios, pero actualmente son inoportunas y negativas. Se trata de crear empleos, de no perder los que se tienen y promover otros nuevos y productivos, pues lo que se haga ahora generará ingresos públicos mañana, cuando paguen impuestos las empresas y los trabajadores que superen la crisis.

Roosevelt invirtió en empleos y empresas imprimiendo dinero, porque en aquel tiempo el gobierno podía hacerlo, pero con ello salvó a los trabajadores del desempleo y el hambre, salvó a las empresas de la ruina y la quiebra, salvó al gobierno de una debacle económica y salvó a la nación con visión de futuro y de estadista.