Tangibles
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lqteran@yahoo.com.mx
Empezamos a vivir un año nuevo con alegría, seguros de que traerá frutos y buenos resultados en las diversas actividades donde nos desarrollamos como personas, luchando porque mejore la situación en todos sus aspectos, en especial se afiancen dos principios básicos: la democracia y las libertades políticas, eso es un avance importantísimo para los ciudadanos.
Las elecciones del 6 de junio próximo son cruciales en el futuro democrático de nuestro País. Los indicadores señalan un buen desenlace para las fuerzas progresistas en la justa electoral que se aproxima, se vislumbran halagadores resultados, si tomamos en cuenta las proyecciones de las encuestas y el estado de ánimo de los ciudadanos favorable a la conducción del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha abierto nuevos horizontes políticos en el País.
Pese a los escarceos y el descarado amasiato de la Oposición en el PriAn (son lo mismo), pinta bien la aceptación de la ciudadanía al rumbo trazado por el actual régimen, que incluso ha aumentado pese a la pandemia y las rémoras desastrosas que dejaron las políticas privatizadoras. Se palpan prometedoras condiciones en la consolidación de los planes de la 4T, centralmente en el combate a la corrupción, que se lleva a cabo hasta su erradicación de la vida pública del país.
Y es que la corrupción se había convertido en un mal endémico, por lo arraigado como se manifestaba en muchos ámbitos, pero fundamentalmente en la función pública, donde más infiltrada se encontraba y era como una maldición que parecía no podía desterrarse.
Al llegar al poder el gobierno de la cuarta transformación, las cosas cambiaron como de la noche al día, sin titubeos se combate la corrupción en todas sus expresiones, sin pérdida de tiempo, por lo que ya se empiezan a ver resultados tangibles en algunos rubros importantes para el desarrollo de la Nación; lo que no deja de ser alentador para la inmensa mayoría de ciudadanos que no comulga con viejas ruedas de molino.
Cuestión de que no se afloje el paso, hasta su total desaparición y sea la democracia la que florezca en el ámbito de la política. Los ciudadanos aspiran a que el Gobierno en su conjunto sea enteramente democrático, en el amplio sentido de la palabra; esa es la meta de la ciudadanía sin cortapisas: que el País sea gobernado, de norte a sur, con limpieza, sin autoridades corruptas y con una atención prioritaria a la agenda ciudadana.
En ese propósito, el Ejecutivo y todo el Gabinete de servidores públicos despliega todos sus esfuerzos, trabajando en un solo rumbo para consolidar la libertad plena, con el único fin que este país logre su desarrollo ascendente, hasta convertirse en una potencia en el universo de las naciones. Hay plena certidumbre de alcanzar esa meta en el mediano plazo, para regocijo de sus habitantes, los cuales confían plenamente en las acciones del Gobierno, que aspira llevar al País a niveles superiores de progreso.
No son para nada utópicos los planes que se ha propuesto el nuevo gobierno, buscando afanosamente sacar al País del subdesarrollo y proyectarlo a niveles superiores de desarrollo. Pese a las circunstancias de la pandemia y sin descuidar la prioritaria salud de los mexicanos, adquiriendo millones de vacunas, que ya han comenzado a aplicarse a los médicos y enfermeras del Sector Salud y que pronto se aplicarán a adultos mayores, etc., el Gobierno al mismo tiempo impulsa megaproyectos como el Tren Maya, la refinería Tres Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles y la infraestructura carretera, para poner al País en el cauce de un desarrollo sostenido y sustentable.
Sacando a México de donde lo habían sumido los gobiernos pasados, con sus políticas privatizadoras a ultranza, que se planteaban sin considerar los millones de pobres que esa política errática producía en el ámbito nacional; hoy se marcha por un sendero distinto, donde se privilegia a los más pobres.
No se pueden negar los titánicos esfuerzos que realiza el Presidente Andrés Manuel López Obrador para proyectar al País a planos donde haya oportunidades para todos sus pobladores, desde el más humilde campesino y obrero, hasta el más encumbrado empresario, un país donde haya plenas libertades para todos sus ciudadanos mujeres y hombres, ese es el eje central de la cuarta transformación, sin ni más ni menos.