Sr. Presidente, para esto sirven...

Rafael Morgan
11 noviembre 2023

Las políticas públicas

Son la doctrina y planteamientos con objetivos y metas a alcanzar respecto a problemas o necesidades sociales, que guíen al gobernante a su solución con orden y claridad y a los gobernados conocer con anticipación hacia donde se pretende conducir al país.

Es evidente que México requiere una nueva y diferente política en seguridad, otra en educación, una más en cuestión ecológica y también una para aprovechar mejor el nearshoring a la luz del TMEC.

Una política pública en materia de salud hubiera ahorrado todos los vaivenes que se sufrieron en medicamentos y personal médico, así como en equipamiento e instalaciones hospitalarias; vaivenes que han costado vidas y retrasos en salud, que nos han alejado del sueño de la salud universal para el pueblo de México.

Sr. Presidente, con políticas públicas congruentes, conocidas por funcionarios y ciudadanos, en las que se aprovechen los adelantos tecnológicos y los recursos humanos y físicos, así sí, debe ser más fácil gobernar, con orden, evaluando resultados y asignando los recursos presupuestales que se requieren para llegar al objetivo final.

Los fideicomisos

Que, para empezar, se satanizaron denunciándolos, sin demostrarlo, como fuentes de corrupción y de falta de transparencia, sin percatarse que son un instrumento ideal para asegurar los recursos públicos para una obra o para un plan de trabajo de Gobierno; con un fideicomiso se aseguran ahorros para desastres, para cubrir faltantes futuros o presentes. Los recursos fideicometidos están muy bien protegidos, al margen de los vicisitudes presupuestales, pues intervienen, desde luego una dependencia del Gobierno, una institución bancaria pública o privada, un beneficiario y si se quiere un vigilante independiente para el buen uso de los recursos y el logro del objetivo.

Pero, es probable que el Presidente sí aprendió sobre las ventajas de los fideicomisos, pues ha creado varios nuevos, a favor del Tren Maya, del Ejército y de la Marina; con ello ha quedado en evidencia que lo que realmente quería es aprovecharse de los recursos para su conveniencia política.

Las consecuencias han sido terribles. La tragedia de Acapulco sorprendió al Gobierno sin suficientes recursos como los del Fonden o el ahorro que se obtenía con el sobreprecio del petróleo y con varios otros fideicomisos creados para esto precisamente.

Ahí están también las inundaciones en Tabasco y la sequía en el Norte del País. Tal vez los recursos con que contaba el Fonden, unos 35 mil millones de pesos, no hubieran sido suficientes, pero eran recursos de rápida aplicación, sin afectar el presupuesto del periodo, sin aumentar el déficit público, de por sí ya muy alto y junto con la póliza de seguros para catástrofes y el bono catastrófico se tendrían más de 80 mil millones de pesos. Se resolverían las consecuencias inmediatas del fenómeno y el Gobierno aparecería como previsor y buen ejecutor de sus funciones, en contraposición de lo que se tiene actualmente: un gobierno sin recursos suficientes, sin planeación y sin respuesta para un pueblo que clama por alimento, agua, reconstrucción, empleo, salud, limpieza y sobre todo, seguridad y confianza.

Para esto sirven los fideicomisos, pero el Presidente ya lo sabe, pues ahora su gobierno tiene sus propios fideicomisos, ocultos “por seguridad nacional”.

La determinación y la administración de riesgos.

Este instrumento fue muy impulsado durante la administración de Felipe Calderón, que aunque no es “santo de la devoción” del Presidente AMLO, hay que aprender lo que de bueno tenga esta estrategia. Se trata de prevenir, atender y solventar los probables riesgos que se pudieran presentar durante la gestión gubernamental. Se tienen riesgos, no solo catastróficos naturales sino también los provenientes de la corrupción, de la negligencia y de la ignorancia de los gobernantes.

Para prevenir riesgos se creó el Sistema Nacional Anticorrupción, la Contabilidad Gubernamental, la Comisión Nacional de Transparencia y Rendición de Cuentas, la Comisión Reguladora de Energía y muchas otras instituciones no dependientes del Ejecutivo y operadas por ciudadanos independientes del Gobierno y designados por el Poder Legislativo.

El conocimiento previo de los riesgos en la gestión gubernamental es una política aceptada y reconocida por los gobiernos democráticos, que requiere estudios y recursos para remediar males que tarde o temprano se van a presentar.

Pero... se está hablando de buenos gobiernos, con Estado de Derecho y sin el desorden como el que se está sufriendo en México.