¿Solución milagrosa?
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A veces no sabemos considerar seriamente alternativas de solución por apreciarlas demasiado sencillas y fáciles.
Hoy presenciamos un esfuerzo titánico. Queremos vacunar en el mundo a más de 7 billones de personas. Eso tomará no sé cuánto tiempo, tal vez más de tres años. El costo será enorme, pero ¿no es algo minúsculo comparado con lo que está costando la pandemia?
No sabemos aún si las vacunas contra el Covid-19 serán el remedio de este caos que tiene oprimido al mundo entero. Son varias las que empiezan ahora a aplicarse. Algunas serán mas efectivas que otras. Unas tendrán ciertos efectos secundarios, otras tendrán otros. Pronto lo sabremos. Creo que tenemos que dejarnos de tonterías y aplicárnosla.
Pero ahora ha surgido un tratamiento que cada vez muestra más su potencia. Parece ser un medicamento caído del cielo. Su efectividad la han comprobado docenas de estudios serios en todo el mundo. Cada día más asociaciones de médicos la avalan. Es eficaz como tratamiento profiláctico, en las fases tempranas y hasta en las fases más avanzadas de la infección del coronavirus.
Este fármaco fue desarrollado por Satoshi Omura de Japón y William Campbell (nacido en Irlanda) de los Estados Unidos. Desarrollaron un tratamiento, originalmente utilizado sólo para aplicaciones veterinarias, que después de algunos años se descubrió que podía ser un remedio efectivo contra la oncocercosis. Por este descubrimiento Omura y Cambell recibieron el premio Nobel de Medicina en el año 2015.
Pues resulta que esta medicina puede convertirse en una solución temporal de gran poder para prever y tratar el Covid-19. La han aplicado con éxito médicos e instituciones en infinidad de países en todos los continentes. Más de 30 estudios científicos se han publicado mostrando su potencia curativa. Ha funcionado como ningún otro tratamiento para enfermos de coronavirus en etapas tempranas y avanzadas. Ha mostrado su extraordinaria capacidad para prevenir contra este mal que nos tiene contra la pared. Tomando pequeñas dosis un par de días al mes impide el contagio del virus.
Este medicamento es nada menos que la Ivermectina, que podemos conseguir fácilmente en la mayoría de los países de Latinoamérica. De todos los remedios contra el Covid, este es uno de los más económico. Tratarse preventivamente con esta medicina cuesta el equivalente de menos de 5 dólares al mes. En un gran número de estudios, quienes toman de manera regular la Ivermectina, quedan protegidos contra el virus más del 99 por ciento de los individuos.
Yo no soy médico. No he realizado estudios profundos sobre esta información que les estoy compartiendo. Solo estoy sorprendido que exista la posibilidad de evitar la enfermedad y muerte de miles o millones de personas con una solución ya existente, sencilla, económica y ampliamente disponible.
Son cada vez más los médicos y asociaciones serias que sostienen que esta solución es poderosa y viable para millones o billones de personas en todas las naciones. Son muchos los que creen que mientras se logra la inmunidad por medio de las vacunas esta es una medida que salvaría muchas vidas y que permitiría recuperarnos de la crisis económica mucho más rápido.
Puede ser que no sea real lo que hoy comparto. Puede ser que en unos meses se demuestre que la Ivermectina nunca fue la salida temporal de la pandemia. Pero no cabe duda de que vale la pena explorarla con absoluta seriedad.
Los gobernantes, los legisladores, las instituciones de salud, los centros de investigación, todos los relacionados con este tema, deberían prestar más atención a este fármaco. El milagro es factible. Aquí podría estar el camino para evitar más pérdidas humanas y económicas. No sé si falte despertar conciencias. No sé si tenemos que romper paradigmas. No sé si parece demasiado fácil, demasiado ordinario, demasiado económico. Tenemos que agotar las dudas. Pongamos a prueba esta solución con plena puntualidad y profundidad.
Que no caigamos en esta grave falta de omisión. Que no vayamos a decir mañana: la alternativa para no haber perdido tanto y a tantos la teníamos en la mano. Que no sea por inercia. Que no sea por irresponsabilidad. No hay excusa ni pretexto. Agotemos la opción interina de la Ivermectina, por favor.
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Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois