Sol, energía y educación

Gustavo Rojas
31 mayo 2023

A medida que la temporada de calor extremo comienza en Sinaloa, la continuidad del servicio educativo en algunas escuelas públicas está bajo amenaza. Sin electricidad ni aire acondicionado, es imposible asegurar un entorno de aprendizaje adecuado para nuestros niños y jóvenes. Las soluciones a corto plazo, como ajustar los horarios o el calendario escolar, son meros parches que no abordan el problema estructural que subyace.

El Artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos encomienda al estado la garantía de condiciones materiales que contribuyan a los fines de la educación. En temperaturas superiores a los 40 grados, es una ilusión pensar en alcanzar la excelencia educativa.

La convivencia con el calor extremo en los contextos educativos no es simplemente un asunto de comodidad. Existe evidencia de una fuerte asociación entre el calor y la pobreza, así como entre calor y menor aprendizaje. Relación que, afortunadamente, puede ser neutralizada por el uso de aire acondicionado. (https://scholar.harvard.edu/files/joshuagoodman/files/w24639.pdf)

En un mundo que se calienta cada vez más, resulta imperativo buscar soluciones sostenibles a nuestras necesidades. Una escuela en Arkansas, Estados Unidos, ha demostrado que es posible. Hace seis años comenzó a producir energía solar para todo su distrito escolar. A la fecha, no sólo han podido ahorrar en costos de electricidad, sino que también han logrado generar ingresos adicionales que se destinaron a aumentar el salario de los docentes (https://energynews.us/2020/10/16/this-arkansas-school-turned-solar-savings-into-better-teacher-pay/)

Apostar por una energía renovable no convencional como la fotovoltaica en un lugar con el clima de Sinaloa podría permitir hacer realidad la aspiración de la Ley General de Educación de utilizar el desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica en favor del derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes. Y también, permitiría contar con las condiciones materiales que la Nueva Escuela Mexicana necesita para promover una cultura de paz, el deporte, música, actividades cívicas y socioculturales libres de deshidratación y golpes de calor.

El gobierno del estado de Sinaloa debe demostrar si su compromiso con el bienestar de la población únicamente puede ser materializado mediante fórmulas anquilosadas o si desea hacerlo con mirada de futuro. De un lado, está la opción de continuar la dependencia de la gestión de una empresa como CFE. Del otro, la oportunidad de apostar por nuevas relaciones con empresas especializadas en la generación de energía solar.

Independiente de esta última definición, lo que no puede seguir ocurriendo es que Sinaloa continúe sin un plan estratégico hacia adelante. No es correcto que las comunidades escolares en el estado se vean obligadas a protestar para poder acceder a mejores condiciones para el proceso educativo, como sucedió la semana pasada en Ahome y esta semana en Mazatlán recientemente en una secundaria en Mazatlán. Nuestros niños, niñas y jóvenes merecen algo mejor.