Sinaloa, sin vacunas contra la influenza. SARS-CoV-2, A-H1N1 y desinformación

Alejandro Sicairos
21 octubre 2020

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alexsicairos@hotmail.com

 

A un problema de salud pública, como lo es la persistente pandemia de coronavirus, se le está agregando la complicación de que la población de Sinaloa acude a aplicarse la vacuna contra la influenza estacional y no la tiene el sistema estatal de prevención, metiéndole esto mayor presión social a la de por sí grave desesperación colectiva. ¿Por qué no se actuó a tiempo para garantizar el acceso de todos al suero contra el virus A-H1N1?

La paradoja es que la Secretaría de Salud federal y estatal realizan una campaña convocando a la gente para que acuda a vacunarse, y los medios de comunicación replican tal pauta persuasiva, sin embargo, al atender el llamado ni los niños ni las personas de la tercera edad son atendidos porque no hay la solución inyectable. Esto enoja, por supuesto, a ciudadanos que actúan de manera responsable y se enfrentan al incumplimiento gubernamental.

Y otra vez el Sector Salud le queda a deber información a los sinaloenses respecto a dos padecimientos que presentan síntomas similares. El recuerdo de los estragos de la pandemia de influenza de 2009 y la presencia todavía angustiante del virus SARS-CoV-2 amenazan con descontrolar la toma de decisiones en la población debido a la ausencia de elementos para serenarse.

Mientras la Secretaría de Salud del Gobierno federal induce en el discurso la posibilidad del rebrote de Covid-19, el cual podría mostrar sus primeros rasgos en el contexto nacional a fines de esta semana, se le ha dicho a la gente, al menos en Sinaloa, que existen suficientes vacunas para todos sin especificar que el universo prioritario a atender son los de más alto riesgo: niños de hasta 5 años de edad y adultos de 65 años en adelante.

La vacunación contra la influenza estacional adquiere hoy mayor importancia que en años anteriores debido a que ayudará a reducir la carga que representa la enfermedad Covid-19 sobre los sistemas de atención médica público y privado. Esta es la razón por la cual a los sinaloenses los acompaña un sentimiento de urgencia al demandar a los centros de salud que garanticen el suministro del material inmunizante.

En Sinaloa es posible que el cruce de las dos enfermedades se dé hasta enero de 2021 debido a que en ese mes comienzan a registrarse las temperaturas más bajas. Sin embargo, ningún estudio basado en la ciencia ha definido en qué plazo estarían presentándose los rebrotes de coronavirus, lo cual anticipa el caos sintomatológico al no saber la población si realmente presenta indicios de influenza o de Covid-19.

En este punto se requiere extremo cuidado. Los datos oficiales más recientes en cuanto al comportamiento del coronavirus en Sinaloa aportan vislumbres de repunte en nuevos contagios y casos activos. En la semana del 5 al 11 de octubre se registraron 494 nuevos casos y 119 fallecimientos, ascendiendo a 493 pacientes activos y en la siguiente, del 12 al 18 de octubre, 462 nuevos casos y 87 decesos, con 567 pacientes activos.

Si a la terca emergencia por coronavirus se le agrega la acechanza del virus de la influenza, sin duda la operatividad del sistema de salud de Sinaloa se complicará. Las dos enfermedades de las vías respiratorias son contagiosas, presentan síntomas que se pueden confundir entre sí y lo mismo se comportan leves o graves según la detección y tratamiento oportunos, pudiendo causar la muerte si se complican sobre todo en los grupos de mayor riesgo. ¿Quién le está advirtiendo esto a la población que anda expuesta en parques, estadios, centros comerciales, playas, tianguis y donde sea?

El foco rojo está encendido en Sinaloa en lo concerniente a los virus SARS-CoV-2 y A-H1N1. De hecho, algunas acciones restrictivas a las aglomeraciones humanas tendrían que estarse retomando así sea mera suposición el acecho de otra crisis de salud pública. Más vale ser exagerados en la anticipación de riesgos que caer en el exceso de confianza que le apuesta a la casualidad el que Sinaloa salga lo mejor librado posible. Las dos enfermedades han demostrado con creces que nada saben de albures.

Uno: la vacuna contra la influenza debe proporcionarse a la población de alto riesgo sin que quepan en este caso medidas de austeridad o simulaciones que presentan como normal lo que en esencia viene catastrófico; dos: ya estuvo bien de querer acostumbrar a los sinaloenses a la persistencia del coronavirus y desde esa actitud presenciar en pasividad que no cesan los infectados y decesos y, tres: a la gente le urge informarse qué pasará en el eventual caso de que impacten al mismo tiempo el rebrote de Covid-19 y el virus A-H1N1.


Reverso

Nos queda a deber la ciencia,

Esa vacuna principal,

Que cure el virus letal,

De la terrible negligencia.

 

Desesperación blanca

Y de pilón los trabajadores del Sector Salud también caen en estado de desesperación. Ayer se manifestaron otra vez en Palacio de Gobierno para insistir que les paguen el bono por riesgo de Covid-19 a aquellos que han sacrificado mucho, la vida propia y la de sus familias, al mantenerse firmes en la primera línea de combate al coronavirus. La consigna es cruda: “¡Ni somos héroes, ni somos soldados, somos profesionales muy mal pagados!”. Aunque es más cruel que tengan que dejar los hospitales para salir a suplicar algo que se han ganado junto al unánime reconocimiento social a los titanes de batas blancas.