Sinaloa no resiste 60 días más de guerra
La paz más allá de la que da la sepultura

Alejandro Sicairos
01 noviembre 2024

A partir de hoy inician los 61 días y noches que vienen antes de iniciar el año 2025, etapa que prolongará la incertidumbre y angustia en que está la tierra de los once ríos sin importar si sucede la continuación o tregua del choque violento que ocurre entre los hijos de Ismael Zambada García y los de Joaquín Guzmán Loera, los dos jefes icónicos del Cártel de Sinaloa. Suceda la paz o prosiga la barbarie, de todas formas el miedo ya está tatuado en cada individuo y familia al entrar a la clausura del primer cuarto del siglo del tercer milenio.

Si de algo sirve apuntarlo, aunque sea sólo como recordatorio a las instituciones y mandos de la seguridad pública federal y estatal, y actúen conforme la coyuntura lo exige, comienza la cuenta regresiva del largo y tenso periodo de cierre de año con los dos siguientes meses de intensas romerías y celebraciones que son catarsis colectivas en lo emocional y lo esencial. Este viernes y sábado se recuerda a los que hicieron el viaje sin retorno sin tener siquiera la certeza de si nos obligará a alcanzarlos pronto la violencia que todo lo toca y destruye.

Con la jornada trágica que deja 232 muertos, 400 desapariciones y privaciones de la libertad, robo de 730 vehículos e innumerables asaltos y rapiña al comercio, bloqueos a carreteras, caminos y calles, así como la interminable presencia delincuencial visible donde sea, septiembre y octubre son como hojas cortadas al calendario de la paz. Se cumple sin sutilezas la sentencia de “la flecha del destino, cuando se espera, viaja lenta” que Dante Alighieri formula en La Divina Comedia.

En ese punto estamos y de allí partimos a la etapa de Día de Muertos-Año Nuevo marcada en el inicio con tales miedos que hasta nos ponen en la encrucijada de visitar o abandonar a nuestros fieles difuntos en los camposantos. El ritual que toda la vida nos ha reunido alrededor de las tumbas, paradójicamente ahora nos aleja por el temor a formar parte de los que gozan de la paz de los sepulcros. El dilema de ser deudos valientes que corren riesgos por rememorar a los idos, o atender el particularísimo toque de queda para no perder la vida en una tradición que a través de la muerte nos resignifica.

Más que el operativo Día de Muertos-Halloween que ayer puso en marcha la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, se trata de la cargada agenda festiva con la conmemoración de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre y la realización de Feria Ganadera, del 17 al 30 del mismos mes, mientras que diciembre traerá el homenaje a la Virgen de Guadalupe el 12, la Navidad el 25 y la despedida del año el 31. Motivos de efemérides y de fiestas con el correspondiente ruego a los sicarios del narcotráfico para que permitan la tranquilidad de estar esos días con símbolos y celebraciones entrañables que nos convocan a volver a voltear hacia atrás, a los orígenes.

Dos meses para apelar a la clemencia que nos puedan obsequiar las huestes del narcotráfico, aunque antes tendríamos que exigirla a los ejércitos y corporaciones policiacas del Gobierno. Es que las sociedades protegidas por la Ley y las instituciones de seguridad nunca deberían pedirle piedad al crimen, porque después de eso ya no habrá retorno a la civilidad. Por eso los 61 días vividos a partir de hoy invitan a salir de debajo de la cama, pisar la calle en señal de reconquista y volver a encarrilarnos en la confianza reconstruida desde lo particular a general.

Igual será útil el período restante del año para calcular el alcance de los llamados que realizan casi a diario los titulares de la SSP, Gerardo Mérida Sánchez, y de la Secretaría General de Gobierno, Feliciano Castro Meléndrez, en la carrera a contrarreloj contra rumores, noticias falsas y la maratón por acumular más sangre de la que acopia la información amarillista. El nado a contracorriente de opinión pública que desea creer de nuevo en autoridades que le indiquen la ruta para abandonar la atrocidad.

Disponemos de poco más de ocho semanas para buscarnos y encontrarnos en el almanaque de celebraciones y tradiciones. Despejar de zozobras y apocamientos el trayecto final de 2024 que desde el extremo actual, que es el culto a los muertos cuando nos hallamos rodeados de víctimas letales de la narcoguerra, nos reta a estar con el nuevo año al otro lado del camino donde libertad, legalidad y fraternidad hagan el lugar en que somos felices y al que siempre debemos volver.

Confiemos en que la apacibilidad retornará con nosotros ganando la lucha por recuperarla, a pesar del lejano cese de hostilidades que es la expectativa triste que nos anuncian aquellos que libran la mayor confrontación de que tenga memoria Sinaloa entre segmento del narcotráfico. Si de algo sirve el repaso de los daños, recordemos que no es la primera ni será la última guerra de la delincuencia organizada en la que hemos buscado y encontrado las salidas hacia el cese de las hostilidades.

Y todavía nos quedan noviembre y diciembre para poder escapar de la pesadilla que incesantemente nos atrapó en septiembre y octubre. Para que, igual que antes, cuando nos vayamos a dormir sintiendo de cerca la ráfaga de los fusiles de los facinerosos, sepamos que pronto despertaremos como si nada hubiera pasado.

Como somos un pueblo huraño,

Despedimos el tiempo restante,

Para decirle adiós al año,

De narcoguerra intimidante.

Al ser instalado el primer Ayuntamiento del naciente Municipio de Eldorado bien que vale la pena desearles a los ciudadanos y al primer Alcalde, Faustino Torres Núñez, que ese territorio simbólico del Valle del San Lorenzo encuentre la gobernabilidad que permita el despliegue de los esfuerzos por el progreso lícito. Tanta paz y tanto desarrollo hasta que el pitón del ingenio azucarero cante jubiloso la nueva era de pueblos que tienen la riqueza y el tesón para ser autosuficientes en pesca, agricultura, comercio y ganadería.

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