Sin lugar a dudas...

Guillermo Osuna Hi
08 agosto 2020

""

osunahi@hotmail.com

 

Y ya estamos en agosto, de este año para el olvido, sin que a la fecha, la pandemia dé señales de apaciguamiento y las nada agradables cifras de infectados y muertos continúan elevándose como la espuma, poniendo en entredicho las versiones oficiales y evidenciando la inconciencia de un importante segmento de la población que se la pasa desdeñando la realidad y el arrojo de los gobiernos locales que le están dando luz verde a la operación de negocios que son potenciales fuentes de contagio.

Acciones todas que son congruentes con la idiosincrasia mexicana como elementos que no le dan validez a la comparación con lo que sucede y ha sucedido en países orientales, como es el caso de Japón, del que algunos destacan el bajo número de infectados y muertos, pero soslayan la proverbial disciplina del nipón y la rigurosidad de su gobernanza, la cual, en nuestro país, sería tomada como represiva y atentatoria de las garantías individuales.

Y si los detalles de la pandemia dan para dar y regalar argumentos para la crítica y la censura de las autoridades, esto último, por los que vomitan a López Obrador, esta semana también dio la nota la presentación del nuevo ciclo escolar bajo la modalidad educación a distancia y utilizando como vehículos trasmisores de las clases, a la radio y la televisión abierta.

Dicen que no hay peor lucha que la que no se hace y las autoridades educativas optaron por esta opción, con todo y sus asegunes, que por cierto, son varios y los que a la mayoría de nosotros pueden parecer exageraciones, pero no hay tal, ya que corresponden a la triste realidad de un segmento poblacional que suma millones de personas.

Puede que nos suene a cuento decir que mucha gente no cuenta con televisor, pero de acuerdo a encuestas nacionales sobre uso y disponibilidad de tecnologías en los hogares, solo el 92 por ciento de los hogares en México cuentan con al menos un televisor y el tramo que falta para completar el 100 por ciento, representa alrededor de dos millones 300 mil hogares sin ningún tipo de aparato de televisor, y por otro lado, hay comunidades asentadas en zonas en las que la recepción de las señales televisivas son malas, circunstancias que dejarán fuera de su derecho de recibir instrucción escolar a millones de infantes. Para esos casos, las autoridades educativas tienen que plantear alguna solución que le dé vigencia al derecho inalienable del acceso universal a la educación que tienen los mexicanos.

Ligado a la educación a distancia también encontramos el papel que juegan los padres de familia, los que en términos ideales, deberán estar al pendiente de que sus retoños atiendan las sesiones educativas y ayudándolos a entender los temas que les son impartidos.

Tal supuesto, choca con una realidad en la que miles de parejas trabajan, lo que plantea, en un primer plano, dejar a los niños solos o a cargo de los abuelos o de plano, incurrir en el gasto no programado de contratar a una nana; circunstancias que aminoran la vigilancia del cumplimiento del quehacer educativo y peor efecto en la función de quien juegue el papel de asistente académico, la cual, aún con la presencia del padre o de la madre, no se cumple cuando no se cuenta con los conocimientos educativos elementales. No exagero, pero es una realidad.

Por último, no tengo conocimiento de cuál será el papel de los maestros dentro de la modalidad de educación a distancia. Supongo que intervendrán a través del internet utilizando algunas aplicaciones de comunicación, lo cual, también trae aparejado el problema de que no todo el universo de educandos cuenta con los recursos necesarios para el pago del servicio de Internet, lo que puede representar doscientos o trescientos pesos mensuales, cantidad que para algunas economías familiares es significativa.

Sin lugar a dudas, el coronavirus vino a darle un giro dramático a nuestras vidas y a poner el dedo en la llaga de las desigualdades sociales. ¡Buenos días!