Sin lugar a duda...
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La farmacéutica Pfizer, asentada en Nueva York y fundada en el año 1849 por los primos Charles Pfizer y Charles Erhart, inmigrantes alemanes, está considerada como empresa líder en el sector farmacéutico y en su haber, se anotan como precursores de varios medicamentos que han tenido una larga duración en el mercado, según se lee en Wikipedia.
El primer producto exitoso logrado por esta farmacéutica fue la Santonina, un compuesto para combatir parásitos intestinales.
También pusieron el ácido cítrico en el mercado medicinal, y en el año 1949, hicieron llegar a los anaqueles la penicilina y la terramicina; ya en tiempos más cercanos, en 1998, hizo su aparición el llamado “milagro azul”, el viagra, cuya intención primera fue la angina de pecho y terminó popularizándose como “resucitador de muertos”. Es lo que me han contado.
Los centros de investigación y laboratorios Pfizer también tienen una larga experiencia en el tema de las vacunas, lo cual, han hecho valer poniendo a disposición del público, de momento a través de los gobiernos de los países, una vacuna contra el coronavirus.
Para muchos, las vacunas en general no son moneditas de oro, y sobre la nueva, no han faltado uno mil comentarios centrados en hipotéticos daños, pero con todo y las dudas, es mejor algo que nada y la presentada por Pfizer, alienta la esperanza de protegernos de un ataque de C19, bajo cualquiera de sus grados. Los vagos dicen, yo no, que, si la farmacéutica Pfizer consiguió un medicamento que logra estimular el perdido vigor masculino, su vacuna será un tiro seguro en la contención del coronavirus que nos trae asolados . Cambio y fuera con el perjudicial bicho, con una buena del gobierno federal.
“Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos. Las leyes se aplican por igual a hombres y mujeres: la mujer paga contribuciones, la mujer, especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la comunidad, obedece las disposiciones gubernativas y, por si acaso delinque, sufre las mismas penas que el hombre culpado. Así pues, para las obligaciones, la ley la considera igual que al hombre, solamente al tratarse de prerrogativas, la desconoce y no le concede ninguna de las que goza el varón".
El texto citado, no se debe a la inteligencia y convicciones de alguna de las lideresas feministas de la actualidad, y mucho menos, de las que les da por romper lo que se les atraviese o desnudarse públicamente, según esto, para hacer patente su inconformidad social.
El planteamiento referido data de 1916 y se debe a la inspiración e ideales de Hermila Galindo, cuyo nombre, en las últimas semanas se ha escuchado una y mil veces en los promocionales del Banco de México, a través de los cuales, se nos hace saber que en los nuevos billetes aparecerá el nombre y figura de esta valerosa mujer, junto con la de Carmen Serdán y don Francisco I. Madero.
Para el grueso de la población, incluyendo a las metidas en el movimiento femenil, el nombre de la duranguense Hermila Galindo no les dice nada, pero sépase que fue una destacada luchadora social, con ideales muy adelantados a su tiempo, sobre el papel social de la mujer, la educación sexual sin cortapisas. Fue una severa crítica de la iglesia que trata de erigirse como el “poder que condena los instintos naturales del hombre...e impone la moral de su estatura” (dixit Alberto Cortéz).
A lo anterior se agrega que Hermila Galindo, junto con otras ilustres mujeres centradas y de convicciones firmes, lograron darle fundamentos y forma al pleno ejercicio de los derechos políticos de las mujeres mexicanas.
Sin lugar a duda, el Banco de México en conjunto con el Ejecutivo federal se han anotado un acierto en hacer resaltar la figura de la revolucionaria Hermila Galindo. ¡Buenos días!