Simulación
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Ponderar los aciertos y desaciertos del gobierno del cambio es imprescindible, también permanecer alertas frente a las asechanzas de todo género que hay en torno a la actividad del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Existen fuertes intereses opuestos a un cúmulo de iniciativas que tienen el propósito de reducir las desigualdades prevalecientes en el seno de la sociedad, donde un amplio conglomerado se encuentra en condiciones difíciles para su subsistencia, a esos grupos de marginados son a los que el actual gobierno busca rescatar de su penuria.
Son de elemental justicia los esfuerzos del actual régimen por rescatar de las condiciones paupérrimas en que se viene debatiendo ese amplio conjunto de ciudadanos, abandonados a su suerte por los gobiernos pasados, los cuales no los veían ni los oían; sus clamores de desesperación y su abismal pobreza, producto de las políticas económicas erráticas de los gobiernos anteriores, eran sólo “daños colaterales” de gobiernos empeñados en aplicar los recetarios privatizadores de los Chicago Boys.
Toda el área de política social, de servicios a favor de las amplias masas ciudadanas, por esa misma razón entró en crisis. Se deterioró la educación básica y la media superior impartida en las instituciones públicas. Aún las universidades sufrieron el flagelo de la corrupción y el caciquismo en su interior, que tanto ha dañado su noble misión de educar como hombres de bien a nuestra juventud. Aún la comunidad del IPN no olvida la intentona de degradar sus estudios a nivel de “técnicos”, mientras que los niveles superiores los cubrirían obviamente las universidades extranjeras. Por fortuna y, gracias a la movilización multánime, esa verdadera contrarreforma educativa no prosperó.
No solamente la educación pública, también el sistema de salud entró en una profunda crisis, con graves repercusiones para el grueso de la sociedad; estos dos sistemas de atención, fundamentales de la gobernabilidad, han sido rezagados, con serias repercusiones en el entramado social; en la actualidad, vemos el contraste en toda su dimensión, por la especial atención que por parte del actual régimen se les viene prestando, buscando a ambas instituciones modernizarlas y ponerlas al día en su estructura y funcionamiento, para bien de la población que reclama mejoras urgentes, porque en los anteriores gobiernos se practicaba una simulación insultante.
Esas instituciones, y otras que también tienen una función fundamental en el seno de la sociedad, tienen por fuerza que modernizarse y cumplir su objetivo esencial de ponerse al servicio beneficioso de la sociedad; eso no tiene vuelta de hoja, porque su funcionamiento actual deja mucho que desear entre los usuarios; los cambios que se vienen impulsando son en ese sentido. Las instituciones, creadas por el Estado, tienen forzosamente que servir a los ciudadanos en general y dar resultados, cualitativos y cuantitativos, en bien de la gente.
Ese es el fin que busca afanosamente cumplir el actual régimen, desterrando para siempre la simulación y el cochupo; esas prácticas están suspendidas de la vida pública, por más resistencia que se viene desplegando por parte de los nostálgicos del pasado en aceptar los cambios que sirvan a la mayoría de los ciudadanos y no a las élites privilegiadas, que siempre habían sido beneficiadas al final de la jornada; eso corresponde al pasado, hoy se vive un cambio sustantivo que marcha inhiesto a un porvenir seguro en consolidar el progreso, donde los dividendos sean bien distribuidos entre la población; ese es el objetivo del Presidente López Obrador, donde bajo ninguna circunstancia se tolera la simulación, un lastre del pasado.
De los nuevos programas transformadores que ha puesto en funcionamiento el actual gobierno, se ha podido constatar que cuentan con el amplio consenso de la población del país; eso es evidente en muchos actos espontáneos, suscitados a lo ancho del territorio nacional; es tangible cómo los ciudadanos se manifiestan con rotunda contundencia, demostrando su aprobación a los megaproyectos gubernamentales, tales como la recuperación de Pemex, el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la plantación de árboles maderables, la apertura de caminos y la creación de infraestructura en todo el país.