Siervos del poder

Alfonso Araujo
02 noviembre 2019

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A principios del Siglo 17, Francis Bacon, oficial de gobierno y filósofo, escribió su ensayo “De los altos rangos”. Juzgue el lector cómo aplica a nuestro mundo moderno y en particular en nuestro país en estos momentos:

“Los hombres en altos rangos son tres veces siervos: siervos del soberano o del Estado, siervos de la fama y siervos de los negocios. Así, no tienen libertad ni en sus personas ni en sus acciones ni en la disposición de su tiempo. Es éste un deseo extraño: el de perseguir el poder y perder la libertad, el querer poder sobre los otros y perderlo sobre sí mismo. Ascender a los rangos más altos es una actividad en extremo laboriosa, y soportando dolores en el camino llegan finalmente a sufrir más dolores en la cima. Sufriendo indignidades llegan a un lugar en donde deben ser indignos para permanecer en él, pues no es firme su posición y en cualquier momento puede haber una caída o un eclipse. Cicerón dijo de éstos: ‘ya que dejas de ser tú, ¿por qué querrías seguir viviendo?’ Los hombres no se retiran del poder ni cuando pueden ni cuando deben, y así en vez de procurar descanso, ofrecen su vejez al escarnio.
“Estos hombres no pueden ser felices por sí mismos, sino sólo por las opiniones que otros dan de ellos; son los primeros en quejarse y los últimos en contemplar sus propias faltas. Séneca dijo que ‘la muerte aterra a quien es conocido de todos, pero es un extraño para sí mismo’.
“En altos rangos los hombres tienen licencia para hacer el bien o el mal, y lo segundo es una maldición, porque lo mejor que pueden hacer es no desearlo, y lo segundo mejor no enterarse de que lo hacen. La capacidad de hacer el bien es el único fin válido para aspirar al poder, pero las buenas intenciones son poco más que buenos sueños; lo único que las puede hacer en efecto buenas es la capacidad de llevarlas a cabo. Los vicios del poder son cuatro: tardanza en el actuar, corrupción, dureza excesiva y ser demasiado accesible”.
Acerca del cuarto vicio, dice Thomas B. Macaulay (1800-1859) en su Historia de Inglaterra: “Un hombre no es digno de gobernar una sociedad, si duda al desafanarse de los ofrecimientos de aquellos pocos que tienen acceso a él, en beneficio de los muchos a los que nunca verá”.
Finalmente, se ha dicho que el rango muestra al hombre tal como es, para bien y para mal. Tácito (56-120) dijo esta frase que quizá resuene con usted, amable lector: “Si Galba nunca hubiese gobernado, todos hubieran creído que hubiese sido un gran emperador”.
El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China
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