Seguridad vial en Sinaloa: ¿llegó la hora? Iniciativas con 6 años en la ‘congeladora’

Alejandro Sicairos
16 noviembre 2021

A unos días de que el domingo 21 de noviembre se recuerde a las víctimas de la violencia vial, resulta pertinente el recordatorio al Congreso del Estado para que ajuste la legislación en la materia con enfoque de protección al peatón, garantía al automovilista de condiciones para transitar seguro y con respeto a la normatividad, así como obligar a las autoridades a que cumplan al menos con lo indispensable en modernización de infraestructura de tránsito de personas y vehículos. Hacerles ver a todos que esto también importa como conquista ciudadana para la civilidad y la seguridad.

Las principales arterias citadinas de Culiacán y Mazatlán son cada vez más caóticas. Mientras los automotores desplazan al transeúnte o le desquician a éste los espacios para la movilidad, se libra en las calles la guerra por ir primero así sea por los acotamientos, tratando de ser más veloz que la luz ámbar, saltando los topes, avasallando al otro, e instalando el reinado del claxon y del acelerón como métodos de dominación. ¿Alguien ha sido testigo de esto en las avenidas y bulevares de la capital o en sectores como la Zona Dorada, Centro Histórico y Malecón de la Perla del Pacífico?

Por su parte, reiteramos, el Gobernador en turno y los presidentes municipales ponen el resto: semáforos cuya vida útil ya terminó, topes por dondequiera, jardineras como barreras viales, asfalto ciego donde cada chofer divide a su manera los carriles por falta de la línea blanca, ausencia de vigilancia, y videocámaras descompuestas que se agregan al desorden. Y el peatón y el conductor civilizado en medio de todo este nudo de negligencias.

De vuelta al tema que abordamos en este espacio el 8 de noviembre, recordando que desde que lo hizo en 1983 José Antonio Malacón Díaz, ingeniero con especialidad en vía de comunicación, las ciudades de Sinaloa no han tenido una intervención de expertos para la movilidad urbana ordenada, insistimos hoy que estos otros decesos o heridos en percances de rúas citadinas le resultan indiferentes a los gobiernos estatal y municipales, aun cuando tienen causas y secuelas similares a las de los delitos de alto impacto.

Ramón Palacios Polanco, un sinaloense que lleva años impulsando la implementación de políticas públicas en el tema, advierte que poner el dedo en el renglón equivale a gritar en el desierto debido a los oídos sordos de las autoridades en turno. Él, junto a otros ciudadanos y organismos sociales presentó hace seis años las iniciativas de Ley de Seguridad Vial en el Estado de Sinaloa y de reformas a la Ley Orgánica del Congreso del Estado para que se integre la Comisión Permanente de Seguridad Vial y Movilidad.

Entre las propuestas, a grosso modo, destacan la instalación del Consejo Estatal de Seguridad Vial como autoridad responsable de aplicar los programas y vigilar el cumplimiento de la ley respectiva, impulsar la educación en seguridad vial de manera sistemática, diseñar el plan estratégico de Sinaloa en esta materia, exigirle a la población económicamente activa el requisito de certificación en dicho ámbito, que el 40 por ciento de los ingresos por venta de cerveza se destinen a campañas de concientización, implementar el semáforo de siniestrabilidad, crear el portal en Internet de la seguridad vial, establecer la tarjeta de compromiso personal por buenas prácticas obligatoria para conductores en general e incluir en los planes de desarrollo urbano capítulos específicos de seguridad vial.

Inclusive Ramón Palacios da a conocer que inició el cabildeo con la 64 Legislatura en funciones para que proceda a dictaminar ambas iniciativas e inducirlos a la dinámica donde se preocupen y ocupen de este flagelo. De no obtener respuesta acudirá al amparo porque estas pérdidas de vidas humanas también cuentan y detrás de ellas hay padres, hermanos, hijos y demás familiares, no estadísticas que ni a los políticos ni a las instituciones sensibilizan.

Han pasado cuatro legislaturas del Congreso a las que se les apagó la luz amarilla preventiva en cuestión vial y decidieron estacionarse en el rojo de peligro. Mientras tanto, iniciativas como la presentada en septiembre de 2015 por Ramón Palacios Polanco, David Moreno Lizárraga, César Fredy Montoya Sánchez, Gómer Monárrez Lara, Arturo Michel Perry e Iván Velázquez Aréchiga permanecen en el archivo de los planteamientos casi muertos. Y lo más preocupante es que miles de peatones y automovilistas están expuestos permanentemente a accidentes que les pueden quitar o atrofiar la vida.

Ojalá que las actitudes del gobierno de Rubén Rocha Moya, sobre todo de los asambleístas de la 64 Legislatura y de los presidentes municipales, cambien para efectuar la vuelta en “U” hacia políticas públicas que atiendan, pero antes entiendan la esencial transformación de Sinaloa en materia vial. El próximo domingo, dedicado a revivir en la conciencia social y oficial a las víctimas de la violencia vial, o en 2022 que se marcará como el año del peatón, vengan las acciones más allá de los discursos conmemorativos o las buenas intenciones.

Tantas vidas Sinaloa pierde,

Porque paga las consecuencias,

De diputados que la luz verde,

No activan en sus conciencias.

Ya son bastantes los culiacanenses que han pillado al Alcalde Jesús Estrada Ferreiro conduciendo en sentido contrario, sin cinturón de seguridad o estacionando su camioneta en lugares prohibidos que se instala en la percepción pública el pesimismo que considera inútil solicitarle un plan de ordenamiento vial que vaya más allá de sus atrasados topes. Antes que el Metrobús, a la capital sinaloense le urge la reingeniería en su sistema de movilidad urbana y, si acaso al olmo se le pueden pedir peras, Estrada puede empezar por solucionar el déficit de semáforos en cruceros peligrosos o al menos la reparación de los ya existentes.