Secretarios o lastres del Gobernador. Rocha trabaja y el equipo holgazanea

Alejandro Sicairos
13 septiembre 2022

alexsicairos@hotmail.com

Tres o más veces a la semana, y a veces hasta en domingos, Rubén Rocha Moya realiza visitas a colonias populares y comunidades rurales de los municipios, y en todas la gente se vuelca con demandas que, al no ser atendidas por las dependencias del Ejecutivo estatal, atiborran al Mandatario que debiera encontrar en sus giras a ciudadanos satisfechos sin más planteamiento que el reconocimiento a administradores públicos eficientes. La mayoría de los titulares de las secretarías no está siguiéndole el ritmo ni acompañando al Gobernador.

Cuando algunos funcionarios del equipo rochista le sacan a sudar la camiseta, salir de las oficinas o bajarse de las caras camionetas, le cargan la chamba de ellos a su jefe y le restan a éste en el esfuerzo que debe dedicar a cuestiones esenciales de Sinaloa. Sucede con presidentes municipales y secretarios que dejan crecer los problemas y exasperan a quienes los padecen hasta que explotan frente al Gobernador.

Al líder lo convierten en recipiendario de todos los males habidos y por haber. Lo exponen a altas temperaturas, ayunos, jornadas de trabajo extenuantes, furias de personas o grupos inconformes, respuestas a todo aunque a veces no las haya, y manejos de crisis que saltan en cualquier lugar y hora. En tanto, la burocracia acompañante duerme el sueño del servicio público como premio mayor ganado en la lotería de los ociosos.

¿Quiénes son los servidores públicos que en la era de la Cuarta Transformación de Sinaloa quedaron atorados en la arcaica época donde vivir fuera del erario es vivir en el error, y trabajar es obligación exclusiva de los achichincles? Les gusta lo placentero del poder, habitar las nubes de la pedantería y requieren de alfombras para no ensuciar las suelas de los zapatos. ¡Ah, que sus oficinas sean confortables y los ciudadanos aguanten las penurias!

Van algunas muestras: lo que sucede en la Secretaría del Bienestar y Desarrollo Sustentable donde desde la salida de Ruth Díaz Gurría se notó en la baja de intensidad en acciones y decisiones para áreas tan importantes. La llegada de María Inés Pérez Corral, buena activista política pero regular funcionaria, significó el beneplácito para empleados de la institución a los que antes se le exigían buenos resultados para la ciudadanía y ahora les demandan buenas conductas hacia los compañeros de trabajo. La Sebides es un paraíso fraternal adentro, aunque para afuera (que es donde están los sinaloenses) demeritan la pertinencia y sensibilidad.

En la Secretaría de Educación Pública y Cultura, Graciela Domínguez Nava es la que más apremios públicos ha recibido de parte de Rocha, muy recientemente por el descuido de no avisar a tiempo a los padres de familia por suspensiones de clases debido a las lluvias, y ayer porque están brotando en muchos planteles reclamos por el mal estado de la infraestructura física escolar. A casi un año de que el gobierno de Rocha entró en funciones, en la SEPyC hay más generales que soldados y así no se pueden ganar las guerras contra las inconformidades ciudadanas.

Otro caso es el del Secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, un excelente cirujano oncológico que luce inmovilizado por los tentáculos de componendas, simulaciones, intereses y complicidades que existen en el Sistema de Salud de Sinaloa. Administrador de la vacuna contra la Covid-19 y facilitador de las estadísticas de viruela del mono, no se notan los programas estructurales del área a su cargo, pues perviven en hospitales y centros de salud los vicios e inercias que se enquistan más debido a la parálisis que les viene como anillo al dedo a las desidias y perezas.

En otras secretarías, Flor Emilia Guerra Mena en Pesca y María del Rosario Torres Noriega en Turismo reflejan la necesidad de compactar el Gabinete y convertir dichas dependencias en direcciones adscritas a Desarrollo Económico. Se trata de nombramientos de relumbrón más que de atención eficaz a los sectores beneficiarios y de aparatos burocráticos que caminan al ritmo anodino que las titulares. Cada vez que el Gobernador acude a Mazatlán o campos pesqueros, le saltan a la cara los reclamos.

Rocha se les está cansando corporalmente y podría caer en agotamiento político si va solitario a enfrentar todos los desafíos que implica encarrilar a Sinaloa en los propósitos fundamentales de la 4T. A él le corresponde el tejido fino. Las grandes reformas sociales, políticas y económicas; la gestión de recursos públicos cada vez más escasos para lo local y ceñidos a obras icónicas en lo nacional; el remolque de capitales extranjeros y cuidado de los que ya están aquí; el bienestar esencial para la población en mayor situación de vulnerabilidad; gobernabilidad que apetitos ilegítimos quieren que siempre esté sujeta con alfileres.

Con más cambios de funcionarios en el primer círculo de gobierno que sus antecesores, en el primer año, Rocha Moya se vio obligado a leerles la cartilla al Gabinete legal y ampliado con el llamado a que no lo dejen solo. El ultimátum a que “por favor, trabajen” y la crítica de que “no informan, se la pasan tranquilitos”, es el primer asomo de la decepción que precede a la extenuación si el Mandatario, que debe ser arropado por su equipo de colaboradores y la sociedad entera, se convierte en el solitario de Palacio de Gobierno.

Mucha razón tiene Rocha,

Por los zánganos inauditos,

Pues él salta con garrocha,

Y el equipo da brinquitos.

Tampoco el Movimiento Regeneración Nacional se ha constituido en escudo político del Gobernador y en ocasiones ese papel lo desempeña mejor el Partido Revolucionario Institucional como aliado de la 4T en Sinaloa. Los que debieran ser acompañantes incondicionales del régimen estatal cuatroteísta se la pasan reclamando posiciones de gobierno, chambismo puro, lamiéndose las heridas, y poco hacen por marchar junto a Rocha Moya en los retos colosales que se echó a cuestas. Antes de cobijar a RRM, Merary Villegas necesita rescatarse a sí misma.