Se retrocede en competitividad, investigación y transparencia

30 mayo 2020

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Rafael Morgan Ríos

cp_rafaelmorgan@hotmail.com

 

Toda la atención social y personal está puesta en los contagios, los muertos, los recuperados, las vacunas y las medicinas, como consecuencia de la pandemia, con sus cifras mundiales, locales y hasta familiares, todo lo cual se complica con la crisis económica que está ocasionando el control de la enfermedad, que es guardarse en casa sin salir a trabajar, ni a divertirse o relacionarse con los demás.

Junto a esta crisis de salud se tiene la crisis de la economía que, a la larga, parece ser de consecuencias tan letales como la propia enfermedad; ya se comentó aquí cómo se ha afectado también la educación, que en México parece estar siempre en crisis, puesto que se tienen ya tres o cuatro “reformas”, sin que ninguna nos haya dejado satisfechos, y ahora menos, con lo que se está viviendo de escuelas vacías y ciclos escolares detenidos o de plano suspendidos.

Ya se comentó aquí también cómo estas crisis han puesto en segundo o tercer plano el problema del deterioro del medio ambiente, hoy todavía más afectado por decisiones del Gobierno para dificultar o eliminar el uso de energías limpias y consumir más combustóleo que no tiene dónde almacenarse, por lo que habrá que consumirse, aunque contamine.
Han quedado arrinconados otros temas que no deben olvidarse, pues su detención es retroceso.

No se puede dejar de lado el tema de la competitividad, de la investigación y la innovación que durante este gobierno, no sólo pasan a un tercer lugar, sino que se recortan presupuestos y se repudia la investigación pura por no tener “aplicación práctica a favor del pueblo”; México no avanza en nuevos inventos. Las universidades y algunos maestros e investigadores patrocinados por asociaciones y empresas privadas, financian las llamadas “Olimpiadas en matemáticas, en computación y en robótica”, en las que los niños de secundaria y primaria han obtenido premios por su inventiva y su ingenio. Los padres de familia tienen que pagar transporte y hospedaje a los lugares en donde se hacen las evaluaciones en cada estado y sólo reciben algún apoyo si los niños salen seleccionados para la Olimpiada nacional o para la mundial.

México está retrocediendo en competitividad pues, según IMCO, ocupa el lugar 34 entre 43 países y nos superan Chile y Perú; siempre se ha comportado el país como deficiente, apenas superando una competitividad baja.

México ha retrocedido en “Facilidades para hacer Negocios”, al pasar del lugar 49 al 54 entre 190 países.

El gasto en investigación y desarrollo es apenas 0.6 por ciento del PIB, mientras que el promedio internacional, que es muy bajo, es de 1.7 por ciento.

En capacidad de innovación, México apenas ocupa el lugar 50 entre 140 países, por nuestro bajo acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC)

El Instituto Mexicano de la Competitividad concluye que “las transferencias monetarias compensan el ingreso, pero no sustituyen servicios básicos para el bienestar de la gente”, por lo que “se debe dar prioridad a la infraestructura y servicios públicos para el bienestar de la gente”, tales como: salud pública, educación, transporte, etc.

En cuanto al Sistema de Justicia, los estudios del IMCO indican que casi el 79 por ciento de la población vive con miedo y de cada 100 delitos que se cometen, sólo se denuncian 10, y sólo se resuelven 1.3.

A pesar de la crisis de salud y de economía, la competitividad es fundamental para superar pronto y mejor nuestras deficiencias sociales, la pobreza, la educación y la propia economía.

También se han olvidado otros asuntos, en los que se había avanzado: en primer lugar, las Instituciones, en las que si antes de este gobierno estaba México en el lugar 105 entre 140 países, probablemente se habrá descendido aún más ante el debilitamiento que han sufrido varias de ellas como la de transparencia, las de energía y otras.

¿Dónde quedó el Sistema Nacional Anticorrupción? Ahora que se habla mucho de combatir la corrupción en el Gobierno, el propio INEGI informa que en 2019 el número de víctimas por actos de corrupción creció 7.5 por ciento, pues de 14 mil 635 víctimas en 2017, se llegó a 15 mil 732 por cada 100 mil habitantes en 2019, con un costo promedio por persona de 3 mil 822 pesos. Pero toda la estructura del Sistema Nacional Anticorrupción quedó en el limbo.

Lo mismo se puede decir del Sistema Nacional de Transparencia, del Sistema Nacional de Fiscalización y del Sistema Nacional de Archivos.

Son instituciones que parecieran no tener importancia, pero que son indispensables para un buen gobierno que la sociedad mexicana reconozca y acepte.