Sarcasmos

Guillermo Fárber
08 septiembre 2021

La verdad es como la sal: una probadita resalta el sabor, pero en cantidad excesiva provoca vómito.

La TV llegó a Mahatlán en noviembre de 1967, casi un año antes de las Olimpiadas, con la célebre telenovela “Gutierritos” protagonizada por Rafael Banquells (1917-1990, papá de la cantante, actriz y ahora diputada electa Rocío Banquells). Yo ya no vivía en Mazatlán: había entrado en la fifí Ibero tras un fugaz paso por la proletaria UNAM.

En otra de sus sabrosas evocaciones, el Gus cuenta: “Más o menos por el 2006, el chef de ‘La Torre de Castilla’, de Polanco, nos comentó a un grupo que fuimos a comer, sobre Joaquín Sabina, sus preferencias gastronómicas y su forma de beber. En cierto momento, dijo con gesto de tristeza: ‘Qué lástima del maestro. Creo que se morirá pronto, por su forma de chupar alcohol, es terrible’. Pero creo que todavía anda retozando por ahí, en las mismas.

Personajes mexicanos que siguieron al pie de la letra la canción todavía no creada de Sabina, fueron, como dos ejemplos sobresalientes, Germán Valdés, ‘Tin Tan’, y Agustín Lara.

Ambos geniales en lo suyo. Tin Tan vivió en una frenética carrera por la parranda, las amistades, las mujeres. No ahorró un centavo y llegó a tener dos yates. En sus últimos años, obeso, tocado, se sostenía con papelitos infames en películas pedestres y con doblajes de cintas extranjeras. Por cierto, su genio se echa de ver en su doblaje del oso en la película de Disney “El libro de la selva”. Murió a los 57 años.

Agustín fue, según se supo, relativamente ahorrativo, pero no fanático. Cuando le propusieron un programa radial en la XEW, al estilo de los infames Azcárraga, le dijeron con todo desparpajo: ‘No podemos pagarte’. Pidió una cajita de cigarros importados y una botella de coñac, artículos, para él, imprescindibles. Así fue como nació ‘La hora íntima con Agustín Lara’. El éxito fue explosivo. En aquellos años los aspectos personales de los famosos no se ventilaban en público sino sólo en corrillos de chismes. Ya difunto, su compadre del alma, Pedro Vargas, comentó en la radio cómo era que Lara componía sus canciones: ‘Mi compadre se ponía muy nervioso, febril. En una ocasión, en un viaje en tren, se encerró en el baño y al amanecer, me dijo, sudoroso: ‘Perico, esta noche compuse dos canciones’. Pamplinas; Agustín trabajaba invariablemente de madrugada, con coñac y yerba santa. Contratado por Hollywood para musicalizar unas películas, se vio en problemas. Para su fortuna, el mozo del hotel era mexicano, y Agustín le pidió que, como fuera, le consiguiera mariguana, algo muy raro a principios de los años 40 en Estados Unidos. Regresó el mozo y le dijo: ‘No conseguí mariguana, pero le traje esto’. Era cocaína. Desde entonces se enganchó con el polvito mágico.

Como muchos poetas, Lara era proclive a la depresión. En los últimos años cayó en terrible derrumbe depresivo y rehuía todo alimento. El médico llegó al extremo de ordenar que se confiscaran las botellas de coñac que le llevaban los cuates, pero las enfermeras se enternecieron con las súplicas del bardo y se volvieron cómplices de sus compadritos. Murió feliz... y hasta el gorro.

Un actor de Hollywood en su época muy célebre fue George Raft, con su personificación de mafioso. A los 80 años estaba en la ruina y sobrevivía haciendo comerciales para la televisión. En una entrevista con Jay Leno, Raft confesó que había ganado unos 100 millones de dólares en su carrera (más de mil millones de los de ahora), y el conductor de la gran quijada le preguntó en qué los gastó. Raft le respondió: ‘Pues, básicamente, en alcohol y mujeres’. ‘¿Todo?’, replicó Leno. Y Raft aclaró: ‘Bueno, no, no todo, una parte la malgasté’”.

Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas. Excelente introducción a la meditación, y cómo entrar en paz y relajación: http://www.todo-mail.com/content.aspx?emailid=2581