Rocha y Pucheta
El manejo de la pandemia en Sinaloa, y más particularmente en Mazatlán, nos permite entender algunas de las más recientes decisiones políticas del Gobernador Rubén Rocha Moya.
Ante la declaración de “El Químico” Benítez de que solo en el Municipio de Mazatlán, debido a su autonomía, se tomaría la decisión de cancelar el Carnaval, el Secretario de Salud, Héctor Melesio Cuén, respondió que, en cuestión de emergencias sanitarias, es el Consejo de Salud quien mandata si se hace o no un evento. Y agregó: “Ni multa, ni sanción, se suspende porque se suspende, así de sencillo. Nosotros estamos por encima de ellos y tenemos la autoridad para suspender ese tipo de eventos”. El Gobernador Rocha Moya matizó la postura de su Secretario el 8 de enero: “No, todavía no haría yo esa recomendación y diría: vamos resolviendo el tema del Carnaval más adelante. Tendríamos que examinarlo en su momento, hay que verlo para el fin de semana que entra y no le recomendaría eso yo al Alcalde, sino que juntos vamos tratando el tema para tomar una decisión dónde nos responsabilicemos todos”.
La réplica del munícipe mazatleco fue de que solo el Consejo Nacional de Salud, presidido por el inquilino de Palacio Nacional, podría decidir si se cancela la fiesta porteña; es decir, negó la autoridad del Secretario de Salud y del Gobernador Rubén Rocha sobre él. Más tarde agregó que si Mazatlán era clasificado en verde por el semáforo de la Secretaría de Salud federal, el Carnaval se llevaría a cabo.
Con menos belicosidad de anteriores encontronazos, pero lo cierto es que Benítez Torres, a quien muchos tildan de reyezuelo aldeano, no pierde oportunidad para contradecir y competir, por un lado, con Cuén y, por otro lado, con Rocha.
Lo anterior puede explicarse en parte por su falta de tacto político, por su soberbia, porque se siente un morenista “original” o “puro”, porque no quiere que le echen a perder sus negocios y los de sus familiares, pero también, y esto quizá sea más importante que lo anterior, porque quiere ser candidato a Senador dentro de dos años para después intentar ser candidato a Gobernador. Tal meta suena a exceso para un hombre de su edad (76 años para 2027), pero para la ambición desbocada no hay barreras. Y para eso, está convencido que es necesario confrontar sistemáticamente al doctor Rocha Moya. Si ya le disputó fieramente la candidatura a Gobernador en la anterior elección, ahora quiere ganarle la sucesión.
En esta segunda etapa de la contienda Rocha Moya-Benítez Torres, el badiraguatense está construyendo alfiles patasaladas que contrarresten políticamente al mazatleco. Los dos movimientos ajedrecísticos más visibles que ha hecho el ex Rector de la UAS es atraer a Fernando Pucheta y posteriormente nombrar a David González Torrentera como jefe de la Oficina de Recaudación de Rentas, en Mazatlán, aunque ya antes colocó a algunos morenistas locales, contrarios a “El Químico”, en cargos públicos dependientes del Gobierno estatal.
El nombramiento de González Torrentera no deja de sorprender porque carece de buena reputación como administrador y no cuenta con un capital político relevante. Había personajes mucho más valiosos que el ex favorito de “El Químico” para ser nombrados en una dependencia tan importante. ¿O fue el rencor a, y los “secretos” que tiene Torrentera de Benítez lo que motivó la designación?
El acercamiento entre Rocha y Pucheta tiene un sentido político mucho más claro. Al margen de que el doctor Rubén Rocha aun antes de ser candidato ya le había hecho ofrecimientos políticos a él, los cuales no se concretaron porque el vecino de la Colonia Obrera deseaba la candidatura con el PRI, cosa que logró pese a las originales resistencias de Quirino Ordaz y muchos empresarios mazatlecos.
Pucheta, según varias encuestas, encabezaba las preferencias para ganar nuevamente la Alcaldía de Mazatlán. Era el único político local tricolor con posibilidades de ganar porque gozaba de una ancha base electoral plebeya que le disputaba a Morena. Precisamente por eso, el operativo violento contra sus bases durante la campaña y el día de la jornada electoral en todo el municipio se centró en las colonias proletarias y poblaciones rurales, lo que sin duda desalentó la participación, algo que no se hizo en los fraccionamientos de altos y medianos ingresos. La operación política fue fructífera y ganó la fórmula PAS-Morena. Aun así, el capital electoral del Pucheta fue de 60 mil votos, en números absolutos el segundo más alto que obtuvo el tricolor en el estado.
Ante un PRI sin futuro político en el País, y sumamente débil en Sinaloa, Pucheta, para sobrevivir, acerca su capital político a Rubén Rocha, quien construye su propia fuerza dentro de Morena, tanto para fortalecerse como gobierno, como para prepararse para la contienda de 2024, donde todo parece indicar que, desde ahora, va a perfilando a Enrique Inzunza, como candidato a Senador. Y Pucheta, por su parte, para disgusto de las bases morenas, seguramente buscará una importante candidatura de la mano del hijo más afamado de Batequitas.
Otro aspecto de la jugada del doctor Rocha es que con la estructura de Pucheta no dependerá del Morena “quimiquista”, ni del PAS de Melesio Cuén, ni de las cada vez más desanimadas bases morenistas con una clara trayectoria de izquierda que han sido marginadas en Sinaloa y en casi todo el País. En todos los estados, Mario Delgado y López Obrador se están inclinando por cuadros ex priistas y ex panistas para que sean candidatos a los principales puestos de elección popular, como los de Gobernador este año en seis estados.
Para López Obrador y Rubén Rocha, lo primero es el poder. Y van por él a donde sea.