Rocha tiene presupuesto, y sin oposición
Vive el Congreso fiesta de la unanimidad

Alejandro Sicairos
17 diciembre 2021

A pesar de que predominó la percepción de que los diputados de la 63 Legislatura no le moverían ni una coma a la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos que Rubén Rocha Moya envió al Congreso, el gasto público que el Gobernador de Sinaloa ejercerá en 2022 fue objeto de reasignaciones por 340 millones de pesos haciéndole honor a la logística parlamentaria de “el Ejecutivo propone y el Legislativo dispone”. Los ajustes, además, no crearon conflictos entre el Gobierno y la representación popular.

La aprobación del presupuesto dejó de ser un acto ríspido, de enemistad y de unos contentos y otros dolidos. Se podría decir que el proceso legislativo lo disfrutaron los diputados al margen de diferencias ideológicas como una jornada lúdica y hasta pareció que se les adelantó la Navidad al descubrir bajo las curules que fueron tomadas en cuenta las propuestas de redistribución que formuló cada fracción legislativa. Quien lo diría: progobiernistas y oposicionistas bailaron y se dieron la mano como en la Fiesta de Serrat.

Resalta el hecho de que por primera vez en la relación entre los dos poderes es el Mandatario estatal el que acudió al recinto parlamentario a cabildear la reestructuración presupuestal, sin acudir a terceros negociadores. Aparte de ir a defender sus programas sociales, concretamente el de becas para personas con capacidades diferentes, pudo palpar en comisiones las inquietudes de las diferentes bancadas de quitarle o ponerle a distintas áreas productivas, sectores sinaloenses o tareas fundamentales. Ni mandado hacer les hubiera quedado mejor el traje de las avenencias.

Es que para sorpresa de muchos no hubo gritos ni sombrerazos. En principio Rocha Moya les reconoció la sana función del parlamentarismo para que con plena autonomía revisaran su proyecto de ingresos y egresos correspondiente al próximo año con la única petición de que sus programas sociales no sufrieran decremento en las partidas asignadas y si se las iban a alterar que fuera al alza. Y sí, terminaron con abrazos, bromas y buenos deseos con ese plus de la independencia que está plantada en el respeto a las divergencias. Hubo demasiada miel sobre los escaños que a veces el procedimiento pecó de empalagoso.

Entonces adiós a las tan esperadas notas de rupturas, de votación aprobatoria apretada o de impugnaciones a lo dictaminado por la Cámara. El Gobernador y los asambleístas le apostaron al ganar-ganar y escondieron el juego del tomatodo. Cada grupo parlamentario obtuvo reasignaciones a grupos o sectores que creyeron desprotegidos por el erario, y Rocha Moya logró crecer los apoyos a la población en condición de discapacidad y 100 plazas más, llegando a 500 en total, para los trabajadores de la salud que demandan basificaciones laborales.

Todos salieron con gestiones sociales atendidas, sin el ingrediente de la discordia. Las 37 reasignaciones con impacto positivo para 58 organizaciones e instituciones hablan del nuevo estilo que ha encontrado eco en el presidente de la Junta de Coordinación Política, Feliciano Castro, y el presidente de la Mesa Directiva, Gene René Bojórquez. El resultado confirma que sí existe la vía del acuerdo siempre y cuando nadie se aferre a sus intransigencias. Por más atípico que parezca, el encuentro entre visiones distintas es posible.

Las reasignaciones sociales más importantes se hicieron en apoyo a la agricultura de temporal, con 6 millones de pesos; programa de inspección y vigilancia en pesca, de 11 millones de pesos; refugios para mujeres en riesgo de violencia de las zonas norte y centro, 8 millones de pesos; atención y protección de personas desplazadas, 5 millones de pesos; apoyo a los cuerpos de bomberos, 7.8 millones de pesos; proyectos agropecuarios para mujeres, 10 millones de pesos, y Fondo Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación, 4 millones de pesos.

Por la cuantía de los montos reasignado destacan las plazas de base a 100 trabajadores de la salud más, aparte de los 400 ya contemplados, por 21.6 millones de pesos; recursos para el Instituto Sinaloense de la Cultura, 25 millones de pesos; Congreso del Estado, 24 millones de pesos; apoyo extraordinario a la Universidad Autónoma de Sinaloa, 10 millones de pesos y campaña de esterilización caninos y Felinos, 21.6 millones de pesos.

De que es un presupuesto con sentido social ni duda cabe, aunque también pasará a la historia como el gasto público anual cuyo análisis y aprobación transitó por alfombra roja, de la misma forma que fue la transición tersa el cambio de estafeta de un Gobernador del PRI, Quirino Ordaz Coppel, a otro del Movimiento Regeneración Nacional, Rubén Rocha Moya. Faltó, o será porque no se vio, la champaña para celebrar, porque la verdad ni en la vecindad del Chavo del Ocho alguna vez hubo tanta felicidad.

Pero señores ¿qué es esto?,

¡Que unanimidades tan feas!

¿Aprobaron el presupuesto,

Sin el “maiceo” y sin peleas?

Si Jesús Estrada Ferreiro con sus frecuentes chispazos de testarudez es la piedra en el zapato para el Gobernador Rubén Rocha Moya, entonces Luis Guillermo Benítez es el alud de rocas de irracionalidad dejado caer encima de los mazatlecos porque ni siquiera la salud de sus gobernados le interesa en la comparsa de fin de año con música, brindis y pirotecnia, así estén unos días después los hospitales saturados de contagios por la Covid-19, el personal médico otra vez arriesgando su vida a cambio de salvar la ajena, y el destino turístico boletinado por la situación endémica. ¿En serio no hay quien detenga a su graciosa majestad el “Químico” en su fiesta mal llamada “Bienvenido 2022”?, porque debiera nombrarse “Feliz retorno coronavirus con la variante Ómicron”.