Rocha fija sus metas; todos a vigilarlo
Un PED con bases de civilidad política

Alejandro Sicairos
28 abril 2022

Fue más el discurso conciliador del Gobernador Rubén Rocha Moya el que llamó la atención que el impacto en sí del ambicioso Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027 que era el centro del evento realizado ayer en el Museo de Arte de Sinaloa. Ahí estaban todos los poderes, partidos, integrantes de la cúpula empresarial, sectores sociales, aliados morenistas del Mandatario estatal y los alcaldes, excepto el de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, quien una vez notificado del juicio político instaurado en su contra quiso dar la nota a través de la ausencia.

Pero también atrajo la observación de los asistentes el carácter austero, mesurado y hasta calculador de un acto más político que técnico que en anteriores gobiernos motivó derroches ofensivos, promesas imposibles de cumplir y frivolidades que matizaron las mentiras. En cuestión de 45 minutos todo quedó dicho a pesar de que Rocha quiso mencionar a los principales invitados uno a uno, juntos en torno suyo.

Los que iban a un ritual rescatado de los viejos tiempos, debieron decepcionarse. También aquellos que esperaban que el Gobernador aprovechara el sobrio pódium para convertirlo en ring de pelea habrían salido con un dejo de desencanto. No hubo tal porque Rocha extendió la mano cordial sin distingos e inclusive les agradeció por parejo a los secretarios del Gabinete la entrega que han mostrado para sacar adelante este casi primer semestre de la llamada Cuarta Transformación en Sinaloa.

Se cuidó con esmero que nadie oyera lo que ya no se quiere oír ni se viera lo que ninguno quiere ver. El tiempo preciso, las palabras políticamente correctas, la concurrencia necesaria y la coreografía mínima indispensable. Adiós al meloso culto al poder, hasta luego a la parafernalia del ego, ningún round de confrontación, para nada la diferenciación de preferidos y soportables. Acá Sylvia Paz Díaz, Rectora de la UAdeO y junto a ella Jesús Madueña, Rector de la UAS.

Reinó la civilidad política. Al margen de los proyectos, números y visiones del Plan Estatal de Desarrollo dominaron conceptos de gobierno eficiente, transparente y de avanzada como obra colectiva, sustentado en el respeto a la ley y el diálogo, que apoye inversión privada y atienda a inversionistas comprometidos con Sinaloa. Y Rocha se comprometió a gobernar plenamente consciente de que al llevarlo al cargo los electores no le entregaron un cheque en blanco.

La breve exposición del contenido del PED y el mensaje de Rocha Moya deben procesarse por separado. El primero, ya lo dijimos, se funda en acciones realizables en los ejes de bienestar social sostenible, desarrollo económico, y gobierno democrático promotor de la transparencia, seguridad, ética y eficiencia. Y en lo otro, lo de estilo y sello, habla del ejercicio de poder “con sentido humanista, de gran vocación social y pleno compromiso democrático”.

Su plan rector el Gobernador lo sintetiza en incluyente, democrático y austero aunque eficaz en sus propósitos, donde “nadie se quede atrás, ni nadie se quede afuera”. Lo del modo con que llevará las riendas de Sinaloa lo resume en el llamado a sus colaboradores “a no caer en las tentaciones de la distracción y atiendan la sustancia y los valores de la transformación que encabeza en México el Presidente Andrés Manuel López Obrador”.

En síntesis, ayer se les proporcionó a los sinaloenses el rasero con el que deberán medir los próximos cinco años y seis meses de la gestión de Rocha Moya, plasmado en un documento que para efectos de rendición de cuentas traza líneas estratégicas de evaluación. E igual el Gobernador se dirigió a los medios de comunicación para solicitarles que lo vigilen a él, a su familia e integrantes de la administración pública estatal, petición que ningún otro jefe del Poder Ejecutivo hizo anteriormente con tan rotunda claridad.

Hay que tomarle la palabra porque no se trata de tasar un régimen cualquiera. Es el primer gobierno de izquierda que ha generado la mayor expectativa de cambios de fondo en el desempeño y la voluntad de quien lo lidera. Sinaloa está a cargo de quien llegó al máximo puesto de conducción luego de cursar trechos difíciles en la lucha social, la acción política y el planteamiento de las ideas por encima de la intolerancia. En estricto sentido democrático la alternancia se concreta al fin porque cuando Mario López Valdez obtuvo la Gubernatura en 2010 usó las siglas del Partido Acción Nacional para encubrir la celada priista teñida de añil.

Ningún motivo existe, pues, para que algún ciudadano se quede cruzado de brazos en la edificación del Sinaloa que siempre hemos querido tener. La inclusión a la que invita Rubén Rocha Moya hay que llevarla a la práctica porque todo indica que no es de los políticos que luego se rajan y acuden al “yo no dije eso”.

Con brújula y capitán en proa,

Sólo inquieta una cuestión:

¿Navegará sereno Sinaloa,

Sin cambios en la tripulación?

Ayer el colectivo Pueblo Unido de Culiacán mostró preocupación porque Andrés Manuel López Obrador podría usar el peso de la investidura presidencial para rescatar al Alcalde Jesús Estrada Ferreiro, del juicio que le inició el Congreso del Estado para destituirlo del cargo. Por su parte, los regidores del Morena acudieron al evento donde Rocha Moya presentó el PED, a defender al edil a quien los diputados, también morenistas, sientan en el banquillo de los acusados. Y los 17 Presidentes Municipales restantes que ayer acompañaron al Gobernador ni siquiera se mostraron inmutados porque su homólogo culichi va al paredón Legislativo-Judicial. Luis Guillermo Benítez Torres, de Mazatlán y Gerardo Vargas Landeros, de Ahome, hasta contentos se veían.