Retos para la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales
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El mes anterior se publicó la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales (ENMEN), derivada de la reforma educativa aprobada en mayo del presente año. Ésta tiene como objetivo desarrollar una política nacional que fortalezca a estas instituciones a través de cinco ejes estratégicos: 1) la formación de docentes para transformar el país; 2) planeación futura de las escuelas normales; 3) el desarrollo profesional de los formadores de docentes; 4) autogestión de las escuelas normales y; 5) planteamiento de la Ruta Curricular.
Si bien esta estrategia es ambiciosa y con altas expectativas, aún hay algunos aspectos a mejorar que podrían añadirse y también existe cierta incertidumbre debido a que los recursos destinados a escuelas normales, contemplado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020, son insuficientes. Por ello, quisiera exponer algunos puntos y propuestas que considero podrían reforzar esta estrategia.
En primera instancia, implementar lo anteriormente mencionado será muy complicado si no se cuenta con la voluntad presupuestal necesaria para lograrlo, ya que el actual PEF, contempla una reducción de 7% a la formación inicial docente con respecto a 2018, destinándole únicamente 440 millones de pesos, lo cual resulta incongruente con su intención de fortalecer estas instituciones.
Segundo. Partiendo de que la estrategia reconoce a las y los maestros como agentes de transformación social, es necesario también que las escuelas normales no sólo contemplen la actualización y profesionalización de los formadores de docentes, sino que también se establezcan criterios específicos y/o concursos transparentes para seleccionar a los maestros que se encargarán de formar a las siguientes generaciones de docentes.
Tercero. Las normales deben asegurar que las y los futuros maestros cuenten con las habilidades, conocimientos, prácticas y actitudes necesarias para impulsar el derecho a la educación incluyente, y para ello debería de establecerse un tronco común para todas las licenciaturas, de tal manera que, independientemente de las especialidades, se impartan asignaturas que promuevan la inclusión educativa.
Por último, históricamente el sistema ha enfrentado diversos problemas para asegurar que cada comunidad educativa cuente con maestros suficientes de acuerdo con la demanda estudiantil, principalmente en las zonas rurales, debido a que no todos están dispuestos a abandonar los centros urbanos. Por ello, quisiera retomar una propuesta planteada por docentes que laboran en la serranía de nuestro estado, que consiste en atraer e incentivar a los alumnos de bachilleratos de las comunidades para ingresar a las escuelas normales y, una vez egresados, brindarles facilidades para regresar e impartir clases en sus lugares de origen.
Donde está el gasto, están las prioridades de un gobierno. Por esta razón, se hace un llamado a los legisladores a reorientar el presupuesto responsablemente y asignar mayores recursos a las normales para garantizar una efectiva formación inicial con énfasis en la educación incluyente, pero también es un llamado a las autoridades educativas para asegurar que las escuelas normales cuenten con los mejores formadores de docentes y, asimismo, se garantice que en cada escuela del país todas las niñas, niños y jóvenes cuenten con maestras y maestros que impulsen su derecho a aprender.