Reseña de 'El contrato de compraventa'
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fernando@garciasais.mx
El Fíat de notario constituye, para quien lo porta, un instrumento de servicio público con varias implicaciones, todas importantes. Vigilar la legalidad de las operaciones y ser un auxiliar del Estado, tanto fiscal como administrativamente (acrecentándose cada día por controles oficiales). El instrumento público como producto que se lleva el cliente, se relaciona con una infinidad incalculable de personas, empresas e instituciones. Su veracidad y legalidad producen paz social.
La contribución de los notarios, no sólo se da en la notaría. Hay algunos que la extienden a las aulas, a la academia y a otros respetables ámbitos. Incluso los hay quienes comprenden que la carrera notarial y el relevo generacional es una cuestión de orden público y abren sus puertas para que abogados ingresen y puedan aspirar seriamente a convertirse en notarios. La inversión en educación y en la adquisición de herramientas, es compensada con un trabajo apasionante, con alto valor social y en el que el notario se mantiene estudiando.
El notario público de la Ciudad de México, Gonzalo Ortiz Blanco, abogado egresado de la Universidad Panamericana, puso a disposición de la comunidad en general y de la jurídica en particular un extraordinario libro que aborda de manera inteligente y bien estructurada al contrato de compraventa.
Con el sello de la prestigiada casa editorial Tirant Lo Blanch, en 2018, el abogado Ortiz, tras muchos años de práctica combinada con la experiencia docente y tras el estudio de “ilustres autores, sobre cuyos hombres nos hemos encaramado”, escribe sin titubear sobre los grandes avances de la ciencia jurídica pero también de los retrocesos y de su decadencia y vulgarización, que en un espíritu reduccionista en algunas aulas se enseña “el Código Civil” en lugar del “Derecho Civil. Ante un prefacio tan claro y agudo, resultó una necesidad agotar sus páginas, de las cuales daré breve cuenta.
Respecto del método elegido por el autor, además del Derecho Comparado, lo cual es de suma utilidad por su peculiar manera de enfrentarse a las fuentes, el libro retoma el estudio del Derecho, a partir de fuentes históricas, pero no como un antecedente banal, como acostumbra hacerse en algunas aulas y obras, en las que los autores básicamente expelen instituciones del Derecho Romano, pero sin cavilar respecto de su impacto y utilidad actuales. Las fuentes históricas consultadas por el autor también involucran otros Derechos, como el contenido en la pre codificación, la legislación francesa, alemana, suiza, portuguesa, española y los códigos civiles que históricamente han sido vigentes en México hasta llegar al actual.
Quienes no somos romanistas, me parece, debemos hacer un giro en el camino y estudiarlo con seriedad, no para repetirlo como canción de moda sino para, como hace Gonzalo, tratar de encontrar soluciones a problemas. Para pensar. La génesis y evolución del Derecho desde luego es de utilidad para el intérprete y para los operadores jurídicos, de la misma manera que el estudio de las teorías del Derecho y del Análisis Económico resultan cruciales para que el Derecho se convierta en un factor de producción de bienestar.
En relación con la estructura del libro, además de estar sincronizado y mantener una coherencia interna, se presentan reflexiones que, quienes trabajamos cotidianamente en operaciones traslativas de dominio, nos hemos hecho, aunque sin encontrar siempre soluciones satisfactorias, al menos desde el punto de vista epistemológico, a pesar de la legalidad impresa en los documentos. El libro del colega notario, y con quien comparto además el gusto de la academia y de ser colegas de la misma casa editorial, arroja muchas luces sobre problemas cotidianos. ¿Cuándo ocurre el efecto traslativo de dominio? ¿Qué peso tiene la inscripción registral, entre las partes, hacia terceros? ¿Quién sufre la pérdida de la cosa una vez acordados el precio y la cosa, aunque falte el pago y la entrega? ¿Qué soluciones jurídicas hay frente a la venta de cosa ajena, nulidad o inexistencia?
Esos prolegómenos no son todos, constituyen solamente una pequeñísima muestra de lo mucho que el libro viene a aportar a la Ciencia Jurídica, a la dogmática y, no de manera menor, a la práctica notarial. Sin duda, es un libro que debe estar al alcance de los auxiliares de las notarías y ser consultado de manera continua para encontrar soluciones a problemas reales.
¿Pueden los esposos celebrar contratos de compraventa, o en general traslativos de dominio, entre ellos con independencia del régimen patrimonial del matrimonio? ¿Qué sucede con los bienes de los menores, o de los incapaces sujetos a tutela, o de los menores emancipados? ¿Es la compraventa con reserva de dominio un ejemplo de una condición suspensiva? ¿Qué soluciones hay para el caso de que un extranjero adquiera un inmueble, en la zona restringida, sin la autorización del gobierno federal y sin fideicomiso?
Como puede apreciar, estimado lector, contrario a lo que algún sector opina, la profesión de notario requiere una considerable dosis de vocación jurídica, aunque parezca perogrullada, y una gran conciencia de solidaridad social. La reputación del notario es un valor integral que se va puliendo de manera personal y con el equipo de auxiliares. Si no hay una transacción igual a otra y los notarios no se dedican a llenar formatos, machotes o a copiar y pegar, tener a disposición obras jurídicas de calidad como la del notario Gonzalo Ortiz es en sí mismo un valor aportado por el autor. Sirva esta brevísima recensión para agradecerle, esperando que la obra sea leída por un amplio sector de la comunidad jurídica.