Rescatar a la UAS, reto de Rocha y la 4T. Mañana la liberan o le agregan grilletes

Alejandro Sicairos
20 mayo 2021

Aunque lo más prudente sería la creación de una Comisión Especial que un plazo no mayor al año convierta en confiables y legítimos los mecanismos de designación del nuevo Rector, para que este proceso interno restablezca el interés de la comunidad académica por encima del provecho político personal o grupal, el Consejo Universitario recibirá mañana la terna de la cual deberá escoger al hombre o mujer que encabezará el gobierno de la institución de educación superior.

Desde que Héctor Melesio Cuén Ojeda fue Rector en el período de 2005 a 2009 la actual significa la elección universitaria más importante, por la expectativa que emana de la palabra que en 2018 empeño Rubén Rocha Moya, consistente en salvar a la Universidad de quienes la mantienen cautiva. La alianza rochista con el cuenismo está por develar si aquella proclama de liberar a la casa de estudios anidó en las convicciones de quien también dirigió a la institución, o fueron palabras que volaron despavoridas junto a la temerosa águila rosalina que dejó de apuntar sus alas hacia la cúspide.

La Universidad, quizá sosteniendo la poca esperanza con oxidados alambres de ingenuidad, puede reencarrilarse en la democracia crecida con la libre participación de sus estudiantes y trabajadores. Observemos este 21 de mayo el protocolo de relevo de mandos, no importa que la mayoría escéptica dé por sentado que seguirá bajo el control absoluto de Héctor Melesio Cuén Ojeda y el Partido Sinaloense.

En más de 200 consejeros estudiantes y profesores estará la decisión de remarcar ese predominio político que sacrifica lo académico en aras de fortalecer al PAS, que también es de un solo hombre. La Universidad botín, partido y rehén debiera vivir sus últimos días y cederle los espacios a la razón, inteligencia, pluralidad y libertades. Y no es la quimera de los ingenuos; es otra vez como en los sesentas y setentas la bandera de un pueblo que ve cómo se le escapa de la mano el principal baluarte de los sinaloenses.

Lo que dirime mañana el órgano de cogobierno tiene que ver con la dignidad de los que sí pueden cortar por la vía pacífica y los medios legales un cacicazgo de 15 años, o bien seguir del lado de los predadores del patrimonio universitario hasta que la recuperación del mismo se realice por métodos forzosos. Nada es eterno y si no es ahora tampoco tardará mucho la interrupción de la anómala dirección del alma máter.

Es el campus el que está en juego. El mayor proveedor de conocimientos y destrezas que pueden darle un vuelco al futuro si los talentos y las artes resplandecen para dispersar la oscuridad de la barbarie, los valores perdidos y las tenacidades vencidas. Eso, consejeros, determinará si ustedes en verdad son honorables u optan mejor por la ignominia. No cambien la entrañable misión de la UAS por un puñado de prebendas.

Si el Partido Sinaloense quiso entrarle a la Cuarta Transformación entonces la Universidad tiene que ser ejemplo de tal evolución con la reapertura de sus espacios a todas las corrientes del pensamiento, creciendo desde la crítica y honrándose a partir del respeto a los demás. La engañifa de transformarla para que todo siga igual ya no vale, ya no cabe, señores ex rectores Héctor Melesio Cuén Ojeda y Rubén Rocha Moya.

La transformación de Sinaloa, que es el lema de campaña de Rocha, es inadmisible sin la transformación de la UAS. Al meter a la institución de educación superior en el paquete de trueques políticos, vale por lo menos el ejercicio de fe para que en unas horas haya señales de que más de 150 mil estudiantes verán renacer la tarea académica y extinguirse la malévola prevalencia de ese modo de hacer política que pudre todo aquello que toca.

Nótese que en todo lo aquí expuesto domina el enorme nubarrón de candidez que nubla la expectativa de que surja mañana una misión plural para la verdadera transición universitaria. Tal idea está plantada, como semilla en el cráter de un volcán activo, para que la riegue el anhelo social y la UAS se reforme hasta lograr las condiciones que le puedan quitar al cuenismo el dominio sobre ella. ¿Qué tanto intervendrá Rubén Rocha Moya en favor de la palabra empeñada de quitársela a los captores y regresársela a los sinaloenses, a quienes les pertenece?

Este viernes, a 17 días de que el voto defina al nuevo Gobernador, la UAS hace historia o se hunde en su escoria. Nadie le augure el peor de los porvenires porque aún los ruines tienen el derecho a enmendar por más que reine el escepticismo. Sin que se inventara ayer y no exenta de movimientos sociales que la han sacado a flote en peores naufragios, el Consejo Universitario tiene ante sí la oportunidad de serle fiel a la tradición digna y libre de la Universidad.

Diferir unos meses la designación de Rector, para aplicarle a la Universidad el oxígeno de la dignificación y clarificarle la agenda futura, parece ser lo más sensato antes de que la elección constitucional en curso le comprometa credibilidad, confianza y destino. Por eso este es el turno de Rubén Rocha: antes de querer ser Gobernador debe demostrar que tiene palabra en el tema UAS.

A la UAS vende la alianza,

Como oferta de fritanga,

Revolviéndola en la ganga,

De buche, hígado y panza.

El secreto que inquieta a todo Sinaloa y que cada quien interpreta a su manera es qué amarró o que soltó el Gobernador Quirino Ordaz Coppel con el Presidente Andrés Manuel López Obrador en la más reciente visita de trabajo que el Mandatario federal realizó por el sur del estado y en la cual se le vio alegre, jovial, retozón, como se comportan los niños traviesos después de que les salen bien las diabluras. Quirino fue el único que pudo convivir durante horas con AMLO.