Reivindicar las instituciones, un criterio para elegir
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Durante los últimos años, en lo que va del presente siglo, la desconfianza de la población hacia las instituciones públicas creció de manera notable, debido a un continuo descrédito que gradualmente se extendió sobre la gran mayoría de las instituciones en los diferentes órdenes de gobierno, emergiendo una creciente percepción negativa de las organizaciones del Estado, que generó una imagen de ineficiencia y atraso administrativo frente a los avances de una modernidad propia de la dinámica social. Una idea de obsolescencia y disfuncionalidad de las instituciones públicas, fueron entre otros aspectos las razones principales que se fueron depositando en la mente de las nuevas generaciones.
Bajo este manto de sospecha y a la vez de reclamo social se fueron reduciendo los recursos y proyectos de crecimiento de instituciones públicas como las del sector salud, educación y cultura, en el entendido de que los nuevos tiempos, convocados por las ideas neoliberales, orientaban a privatizar la mayoría de los servicios prestados por el Estado, argumentando que el sector privado daría solución a las demandas y problemas planteados por la era del crecimiento económico.
Sin embargo, a raíz de la pandemia expandida durante 2020, en México como en el mundo, la importancia de las instituciones del Estado han recobrado un importante valor social debido a la evidente emergencia nacional y mundial en la que nos vimos inmersos todos sin distinción alguna, y ante el cúmulo diverso de complicaciones sociales que esta terrible y contagiosa enfermedad ha propiciado.
La experiencia de enfrentar súbitamente la amenaza de dos grandes crisis en los ámbitos de la economía y la salud, trajeron consigo la inminencia de tres grandes calamidades: la enfermedad, el desempleo y el hambre, surgidas a partir de los contagios, el confinamiento, el cierre de empresas y pequeños negocios, con ello, la falta de ingreso en las familias más pobres para adquirir alimentos y sobre todo la urgente necesidad de atención médica para la población contagiada.
El reto ante esta difícil e inédita situación de la pandemia del Covid-19 ha sido enorme, lo es todavía. Ante semejante circunstancia, el rol de las instituciones públicas ha sido fundamental y estratégico, lo que pone de manifiesto lo valioso e indispensable de las instituciones de los gobiernos.
Las lecciones por aprender han sido muy claras, como sociedad debemos fortalecer nuestras instituciones públicas, en ellas se sostiene la seguridad social en todos sentidos y en todos los ámbitos de nuestra sociedad, en ella descansan las garantías del presente y futuro de nuestro país y de Sinaloa, en sus fortalezas se puede medir nuestra capacidad de crecimiento, desarrollo y progreso, no sólo de la economía, sino del bienestar y porvenir de nuestra civilización.
La terrible experiencia de la pandemia nos ha abierto los ojos y hoy podemos ampliar nuestra mirada para observar con mayor claridad lo que es urgente y también importante para nuestra sociedad. El aprendizaje continúa y hoy sabemos lo imprescindible que es contar con instituciones fuertes, bien representadas y mejor guiadas.
El día de ayer comparecieron ante el Congreso del Estado de Sinaloa el secretario de Salud, Efrén Encinas Torres, quien por razones por demás lógicas y conocidas fue felicitado por el importante y valiente desempeño del sector salud ante la pandemia.
De igual forma compareció Ricardo Madrid Pérez, Secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, reconocido también por su desempeño al frente de los programas de apoyo alimentario a más de 45 mil familias, en los polígonos de pobreza que señala el Coneval en Sinaloa, además de apoyos directos a las comunidades indígenas, entre otros programas, aplicados durante los meses que lleva la contingencia sanitaria.
Se menciona al Secretario Madrid como posible candidato a diputado local, un prospecto que a diferencia de otros, garantiza una formación ya probada en el conocimiento para aplicar una política social y entender la complejidad del desarrollo social desde una institución pública, un perfil idóneo para el Poder Legislativo en tanto asegura la combinación de experiencia a la hora de legislar sobre temas de política social y capacidad para dimensionar la responsabilidad en la aprobación o modificación de presupuestos en programas sociales en el estado.
Sin duda entre los criterios acertados para decidir la conformación del Congreso del Estado, entendida como una institución de vital importancia, deberán considerar, por encima del discurso ideológico y contestatario de las campañas, la capacidad y convicción de los aspirantes para legislar a favor del bien común de las y los sinaloenses.
Sumar lo aprendido durante la pandemia, a la hora de elegir en esta próxima elección, es distinguir que se elige, no para que gane o pierda un partido o un candidato, sino que se elige fundamentalmente para que nuestras instituciones públicas funcionen bien y a la altura de nuestras necesidades de progreso y bienestar social.
En otros asuntos, envío mi más sentido pésame a familiares y gremio periodístico, por el sensible fallecimiento del señor Martín Mendoza Flores, una gran pérdida para el ámbito de la discusión pública en el periodismo político sinaloense, Descanse en Paz.
Hasta aquí mis comentarios y reflexiones, los espero en este espacio el próximo viernes.