¿REDES ANTI-SOCIALES?

Carlos A. Dumois
19 diciembre 2019

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¿Hemos mejorado nuestra capacidad de integrarnos con otras personas a través de las redes sociales?

La convivencia fue algo inusual. Asistí el mes pasado al Drucker Global Forum en Viena. Concurrimos ahí cientos de personas interesadas en compartir las últimas ideas sobre Economía y Negocios con los pensadores de management más reconocidos del mundo.
Este evento es una especie de Foro Económico de Davos, pero centrado en el pensamiento del management. Lo organiza la Peter Drucker Society cada año.
Nunca había visto tantos gurús de la administración juntos. Ahí me encontré con varios profesores de programas que he tomado en distintas escuelas de negocio del mundo.
El tema de este año fue “El Poder de los Ecosistemas”. Grandes empresarios y ejecutivos se unieron con consultores, escritores y académicos a compartir sus puntos de vista en muchos paneles sobre diversos aspectos del tema central.
En un panel se abordó el tema de las redes sociales y pronto surgieron los comentarios sobre su efecto anti-social.
El concepto de las redes sociales nació con el propósito de ser un puente para superar la brecha de comunicación entre las personas y los grupos humanos. El resultado parece haber sido el contrario. Hoy las redes sociales se han convertido en la principal causa de la brecha de comunicación entre generaciones, y aún entre miembros de la misma generación.
En cualquier lugar podemos observar familiares y amigos sentados en la misma mesa todos mirando su teléfono. Ahora muchas personas se comunican más a través de una pantalla que en persona. La comunicación con lo lejano nos distancia de lo cercano.
Para empezar, hemos confundido términos. Antisocial es alguien rebelde que aunque esté integrado a la sociedad, tiende a oponerse contra el orden social establecido.
Por otro lado, asocial es aquel que le cuesta integrarse y relacionarse con la sociedad. No es que se brinque las reglas, como el antisocial, es que no participa ni le interesa vincularse con la sociedad.
Sabemos que la inteligencia social es la capacidad de una persona para relacionarse con otras.
Veamos algunas cifras. Mientras que hoy la persona promedio dedica a las redes sociales más de dos horas diarias, uno de cada tres niños de primaria no logra adecuarse a su ambiente y a su grupo.
Muchos de esos niños inadaptados más tarde se convierten en jóvenes que fácilmente se involucran en bandas, pleitos, drogas o incluso crímenes.
En otras palabras, niños que si interactúan en las redes sociales, o que lo hacen en exceso, pueden convertirse en asociales. Pero luego esos niños asociales fácilmente se convierten en jóvenes antisociales.
En el contexto de las empresas, el uso de redes sociales tiene muchas ventajas y desventajas, que hoy no pretendo analizar.
Lo que ahora nos ocupa es ayudar a visualizar si estas redes nos ayudan a integrarnos mejor o no, socialmente hablando.
Algunos pensadores pregonan que las redes sociales pueden convertirse en una palanca del cambio social. Esto se ha hecho evidente. Pero otros, tal vez más pedagogos que mercadólogos, hablan de las discapacidades que los malos hábitos en el uso del internet provocan en los jóvenes.
Estos pensadores que hablan del abuso o mal uso de las redes sociales, nos advierten que eso puede crear una falsa sensación de pertenencia y autonomía. Nos hacen caer en cuenta que las relaciones en línea generalmente construyen solo relaciones superficiales.
Interactuar con una pantalla y un teclado enfrente no deja de despersonificar la comunicación. Las relaciones en línea por lo general comprometen menos a las personas.
Hasta hoy nada puede suplir el cara a cara. Las relaciones interpersonales presenciales ponen mas a todo nuestro ser ante el otro, y demandan una atención de todos nuestros sentidos y capacidades.
Nuestra habilidad para comprender y darnos a entender en persona utiliza no solo palabras, también tonos, gestos, volumen, movimientos, impresiones múltiples que nuestro cerebro y nuestro corazón procesan.
Mucho hay que aprender del uso del internet en nuestras vidas y en nuestras organizaciones, no hay duda. Pero debemos tener claro lo que es antisocial y asocial, y cuidemos no perder la riqueza de las relaciones humanas por abusar del uso de la tecnología. Este es un reto para la humanidad entera.

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.